Boletín UNAM-DGCS-0059
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LA DESTRUCCIÓN DE MERCADOS COMO EL MERCOSUR, OBJETIVO DEL GRAN CAPITAL
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Las imposiciones del BM y del FMI tienen ese fin: Guillermo Almeyra,
catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
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Argentina debe aguantar y fomentar el trueque internacional
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Hay una política deliberada de destrucción de los mercados internos
El objetivo del gran
capital no es destruir Argentina, sino el Mercosur para establecer el Acuerdo
de Libre Comercio para las Américas (ALCA). Si este país se hunde, lo
acompañarán Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia y Chile.
La política general
que el gran capital aplica a los países
latinoamericanos, a través del Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario
Internacional (FMI), fue la que provocó la crisis de los argentinos, señaló
Guillermo Almeyra, catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
de la UNAM.
El especialista
explicó que hay una política deliberada de destrucción de los mercados internos
de países como el nuestro, donde la capacidad de absorción de la mano de obra
excedente es insuficiente, de ahí el desempleo en diversos sectores como el
campo y la industria.
Y con la exclusión de
millones de personas -30 a 40% de la población- dijo, se provoca un estallido
social, porque se destruye una de las bases fundamentales del capitalismo: la
dominación basada en el consenso, el cual en el caso argentino ya no existe, de
ahí la inestabilidad política.
Durante la mesa
redonda La crisis argentina y las repercusiones
y alternativas para América Latina, llevada a cabo en el Auditorio del
Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades,
Guillermo Almeyra señaló que en dicha nación latinoamericana hay una ruptura de
la inmensa mayoría de la población con el sistema, no hay confianza en él, pero
tampoco hay una alternativa, “no ven cómo sustituirlo, no piensan todavía en
soluciones”.
Lo que Argentina debe
hacer para salir de la situación son dos cosas: “aguantar el bloqueo”
-Cuba, un país más pequeño lo puede
hacer-, y encontrar una estructura diferente, “salir con una visión geopolítica
diferente, y apoyarse en iniciativas de desarrollo del trueque a nivel
internacional”.
Actualmente, en Brasil
no hay pan porque no hay trigo argentino, “por tanto, Argentina bien podría
proponerle darle ese cereal a cambio de acero a un precio fijado de común
acuerdo, fuera del precio del mercado mundial”; así como a otras naciones.
Sin embargo, aclaró
Almeyra, hasta el momento en Argentina no han pensado alternativas porque están
presos “del pensamiento único”, suponen que esto no lo pueden hacer porque el
FMI no lo permite, “cuando lo que debe hacer es precisamente buscarlas”. Pero
aquí interviene un problema más: quién puede dirigir esto. Ni el actual gobierno
ni la izquierda han sido capaces; por tanto, hay que apostarle a la
organización de la gente.
Argentina “llegó al
noveno mes de embarazo y el monstruo nació; otros países están en el tercero,
cuarto o quinto, pero el curso es el mismo”. En ese sentido, comentó, sería
bueno aprender “en cabeza ajena” para evitar ese tipo de desenlaces.
A su vez, Horacio
Radetich, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, indicó que
la crisis argentina es el resultado de haber pasado, “sin anestesia”, de una
estructura económica con una cierta vocación productiva a una sociedad
financiera. Aseveró que es quizá uno de los primeros llamados de atención
demostrando que la aplicación rigurosa de los lineamientos del FMI y el BM,
como la dolarización, la hipervalorización de las relaciones financieras y la
destrucción de los aparatos productivos locales, generan necesariamente este
tipo de conflictos, mostrando el fracaso rotundo del proyecto neoliberal como
proyecto único.
“Se pueden aplicar las
medidas del FMI y del BM durante un buen tiempo y, de hecho, Argentina era el
país predilecto de estas organizaciones, por cumplidora”, pero evidentemente la
crisis va en contra de las capacidades de perpetuación del modelo neoliberal”,
En su momento, John
Saxe-Fernández, del Instituto de Investigaciones Económicas, dijo que las
causas del problema argentino tienen que verse en dos dimensiones: la económica
y los instrumentos de corte policiaco-militar desplegados por el capital
concentrado en una presidencia imperial ubicada en Washington para manejar el
capital a través del FMI y el BM.
El problema central de Argentina y de América Latina, finalizó, es su
condición crónicamente tributaria, a través del servicio de la deuda y la deuda
en sí. La deuda Argentina en 1976 era de cerca de ocho mil millones de dólares
y actualmente es de alrededor de 150 mil millones de dólares. Esto quiere decir
que la deuda original se ha pagado aproximadamente 20 veces, porque en los
últimos 25 años ha transferido a los países capitalistas centrales un monto
aproximado de servicio de la deuda de 200 mil millones de dólares.
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El
neoliberalismo, al tener una política deliberada de destrucción de los mercados
internos de países como Argentina, provoca mano de obra excedente en todos los
sectores, afirmó Guillermo Almeyra, catedrático de la UNAM