6:00 hrs. Enero 21 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0059

 

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LA DESTRUCCIÓN DE MERCADOS COMO EL  MERCOSUR, OBJETIVO DEL GRAN CAPITAL

 

·        Las imposiciones del BM y del FMI tienen ese fin: Guillermo Almeyra, catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

·        Argentina debe aguantar y fomentar el trueque internacional

·        Hay una política deliberada de destrucción de los mercados internos

 

 

El objetivo del gran capital no es destruir Argentina, sino el Mercosur para establecer el Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA). Si este país se hunde, lo acompañarán Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia y Chile.

 

La política general que el gran capital aplica a los países  latinoamericanos, a través del Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), fue la que provocó la crisis de los argentinos, señaló Guillermo Almeyra, catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

 

El especialista explicó que hay una política deliberada de destrucción de los mercados internos de países como el nuestro, donde la capacidad de absorción de la mano de obra excedente es insuficiente, de ahí el desempleo en diversos sectores como el campo y la industria.

 

Y con la exclusión de millones de personas -30 a 40% de la población- dijo, se provoca un estallido social, porque se destruye una de las bases fundamentales del capitalismo: la dominación basada en el consenso, el cual en el caso argentino ya no existe, de ahí la inestabilidad política.

 

Durante la mesa redonda La crisis argentina y las repercusiones y alternativas para América Latina, llevada a cabo en el Auditorio del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, Guillermo Almeyra señaló que en dicha nación latinoamericana hay una ruptura de la inmensa mayoría de la población con el sistema, no hay confianza en él, pero tampoco hay una alternativa, “no ven cómo sustituirlo, no piensan todavía en soluciones”.

 

Lo que Argentina debe hacer para salir de la situación son dos cosas: “aguantar el bloqueo” -Cuba,  un país más pequeño lo puede hacer-, y encontrar una estructura diferente, “salir con una visión geopolítica diferente, y apoyarse en iniciativas de desarrollo del trueque a nivel internacional”.

 

Actualmente, en Brasil no hay pan porque no hay trigo argentino, “por tanto, Argentina bien podría proponerle darle ese cereal a cambio de acero a un precio fijado de común acuerdo, fuera del precio del mercado mundial”; así como a otras naciones.

 

Sin embargo, aclaró Almeyra, hasta el momento en Argentina no han pensado alternativas porque están presos “del pensamiento único”, suponen que esto no lo pueden hacer porque el FMI no lo permite, “cuando lo que debe hacer es precisamente buscarlas”. Pero aquí interviene un problema más: quién puede dirigir esto. Ni el actual gobierno ni la izquierda han sido capaces; por tanto, hay que apostarle a la organización de la gente.

 

Argentina “llegó al noveno mes de embarazo y el monstruo nació; otros países están en el tercero, cuarto o quinto, pero el curso es el mismo”. En ese sentido, comentó, sería bueno aprender “en cabeza ajena” para evitar ese tipo de desenlaces.

 

A su vez, Horacio Radetich, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, indicó que la crisis argentina es el resultado de haber pasado, “sin anestesia”, de una estructura económica con una cierta vocación productiva a una sociedad financiera. Aseveró que es quizá uno de los primeros llamados de atención demostrando que la aplicación rigurosa de los lineamientos del FMI y el BM, como la dolarización, la hipervalorización de las relaciones financieras y la destrucción de los aparatos productivos locales, generan necesariamente este tipo de conflictos, mostrando el fracaso rotundo del proyecto neoliberal como proyecto único.

 

“Se pueden aplicar las medidas del FMI y del BM durante un buen tiempo y, de hecho, Argentina era el país predilecto de estas organizaciones, por cumplidora”, pero evidentemente la crisis va en contra de las capacidades de perpetuación del modelo neoliberal”,

 

En su momento, John Saxe-Fernández, del Instituto de Investigaciones Económicas, dijo que las causas del problema argentino tienen que verse en dos dimensiones: la económica y los instrumentos de corte policiaco-militar desplegados por el capital concentrado en una presidencia imperial ubicada en Washington para manejar el capital a través del FMI y el BM.

 

El problema central de Argentina y de América Latina, finalizó, es su condición crónicamente tributaria, a través del servicio de la deuda y la deuda en sí. La deuda Argentina en 1976 era de cerca de ocho mil millones de dólares y actualmente es de alrededor de 150 mil millones de dólares. Esto quiere decir que la deuda original se ha pagado aproximadamente 20 veces, porque en los últimos 25 años ha transferido a los países capitalistas centrales un monto aproximado de servicio de la deuda de 200 mil millones de dólares.

 

 

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El neoliberalismo, al tener una política deliberada de destrucción de los mercados internos de países como Argentina, provoca mano de obra excedente en todos los sectores, afirmó Guillermo Almeyra, catedrático de la UNAM