Boletín UNAM-DGCS-0052
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La contaminación de productos agrícolas y pecuarios por agentes
micóticos, puede tener efectos cancerígenos en personas y animales
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De 100 mil hongos, 400 se considerarían potencialmente tóxicos
El 25% de los cereales del mundo están
contaminados con micotoxinas y no existe región alguna que escape al contagio
de estos microorganismos y a su impacto negativo en la producción animal y en
la salud humana, aseguró Juan Carlos del Río García, profesor de patología de
la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán.
Explicó que la contaminación de productos
agrícolas y pecuarios por agentes micóticos constituye un serio problema
sanitario a escala mundial. En la actualidad, se han aislado e identificado
cerca de 100 mil hongos, de los cuales 400 pueden ser considerados
potencialmente tóxicos y sólo 5% de éstos son conocidos por causar problemas en
una o más regiones del mundo.
Del Río comentó que estos microorganismos
pueden invadir los alimentos en el almacén y disminuir su calidad nutritiva.
Cuando ello ocurre presentan mal olor y sabor; decoloración, deterioro y
disminución de peso.
Si esos alimentos son consumidos por animales,
pueden provocarles deficiencias nutritivas y energéticas, así como la
implantación de micosis con el subsecuente desarrollo de enfermedades, como
la aspergilosis pulmonar, en el caso de
las aves.
Puntualizó que los granos partidos, por ejemplo
cacahuete, arroz, sorgo, maíz y trigo, entre otros, son más susceptibles a la
invasión y desarrollo fúngico.
“Los hongos se nutren de los micro y
macroelementos que en su mayor parte son aerobios, y la carencia de oxígeno
condiciona su crecimiento, mientras que el anhidro carbónico puede inhibir la
formación de algunas micotoxinas o productos tóxicos resultante del metabolismo
de los hongos en condiciones de humedad y altas temperaturas”.
Dentro de las micotoxinas que impactan a la
economía se hallan las aflatoxinas u hongos microscópicos, en granos como el
maíz, el sorgo y la soya, almacenados en condiciones de humedad y alta
temperatura, y pueden provocar efectos cancerígenos en personas y animales.
Las tortillas que se elaboran con maíz
contaminado mantienen su efecto dañino, ya que el hongo no se degrada con el
calor utilizado en su elaboración. Para eliminar las aflatoxinas se requieren
temperaturas de 300 a 500 grados centígrados.
Empero, para que las aflatoxinas puedan causar
daño es necesario que sean absorbidas, distribuidas, biotransformadas y
acumuladas residualmente dentro de un organismo (animal o humano). El principal
sitio de absorción es el aparato digestivo, seguido del pulmón y de la piel.
Ello se debe, aclaró, a que son compuestos
liposolubles, por lo que se absorben con facilidad. De ahí pasan al torrente
circulatorio y empiezan a distribuirse hacia los tejidos blandos y depósitos de
grasa; sin embargo, la mayor acumulación ocurre en los órganos involucrados en
la transformación y eliminación de los alimentos.
En los humanos, los síntomas provocados por las
aflatoxinas pueden pasar desapercibidos: presentan hipotermia en sangre,
disminución en la cantidad de proteínas, problemas de edemas, inmunodepresión y
signos inespecíficos que se confunden con otras enfermedades, finalizó el
especialista.
La aflatoxina B está clasificada como la más
tóxica para muchas especies animales y ataca a patos, conejos y gatos.
En los animales, las aflatoxinas provocan
hemorragias severas, anorexia, depresión, baja de peso, afecciones al hígado y
la muerte.