Boletín UNAM-DGCS-0039
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RIESGO DE QUE EL AZÚCAR AUMENTE SU PRECIO Y SE REQUIERA IMPORTARLA POR LA ALTA DEMANDA
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Se reactivaría la industria azucarera si se deja de usar fructuosa en la
industria refresquera: Felipe Torres
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El consumo de refrescos no disminuiría ni con el alza de precios, porque
es parte de la dieta del mexicano
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Bajarán inversiones extranjeras en actividades relacionadas con la
fructuosa
Con la aplicación del
impuesto del 20% a productos que contienen alta fructuosa se reactivaría la
industria azucarera y no se inhibiría la compra de refrescos, pero se
deprimiría el mercado del edulcorante. Sin embargo, el consumidor será el
principal afectado porque estos cambios repercutirán en el precio de esas
bebidas, advirtió Felipe Torres Torres, académico del Instituto de
Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM,.
Además, precisó, hay
inconformidad por parte de las empresas transnacionales –que paticipaban en el
mercado nacional de la alta fructuosa en más de un 80%–, de manera que se
acogerán al Tratado de Libre Comercio (TLC) el cual establece sanciones por
incumplimiento de los acuerdos.
El especialista en
economía de la agricultura y la alimentación puntualizó que resultará
fundamental ver el desarrollo de una posible controversia legal, porque el
gobierno también tiene el derecho constitucional de determinar las acciones que
se deben tomar para incidir en el rumbo de la economía nacional y en la
captación de ingresos.
Aun cuando haya una
regulación, recalcó, continuarán las presiones de las transnacionales y el
propio gobierno de Estados Unidos para no gravar con el 20% de ese endulzante.
El investigador
planteó que Estados Unidos buscará otro tipo de presión, incluso chantajes o
amenazas, basándose en otros acuerdos.
La industria
refresquera, por su parte, resultará lesionada, al menos un tiempo, en sus
intereses, porque al cambiar la alta fructuosa por el azúcar tendrá que hacer
las adaptaciones necesarias a la tecnología, así como de almacenamiento,
expuso.
Empero, acotó, esta
rama empresarial mantendrá al alza el volumen de consumo porque en diversos
estudios se ha comprobado que la población no puede prescindir del refresco.
Además, añadió, si los
productores de bebidas embotelladas dejan de utilizar la alta fructuosa, la
medida fiscal quedará sin efecto. A esto, se sumaría el problema de la
insuficiente producción nacional de caña de azúcar, que propiciaría la
importación de ésta.
El especialista
explicó que México es el segundo consumidor mundial de refrescos embotellados
de frutas y de cola. Esta última llega a ocupar el 100% de preferencia, según
el mercado regional que se trate.
El promedio de consumo
mensual de refresco en México es de 19 litros por familia, aunque los estratos
más bajos llegan a tomar hasta 25 litros en el mismo periodo.
En México, agregó, el
60% de las familias consume algún tipo de refrescos embotellados de manera
habitual; el resto, 40%, en forma ocasional. Sin ser alimento, pero debido a
que sirve para saciar el hambre, se convirtió en uno de los diez principales
productos de la dieta del mexicano.
Las familias de bajos
recursos pagan un promedio de cinco pesos por litro de refresco, con un consumo
mensual de 19 litros, lo que significa un gasto aproximado de 95 pesos. Esta situación
es más común en las que tienen ingresos de hasta mil 500 pesos en ese mismo
lapso.
El hábito de ingerir
la bebida gaseosa, dijo, vuelve indiferente a la gente ante el alza en su
precio, de ahí que aunque a pesar de los aumentos el consumo se mantendrá.
Felipe Torres comentó
que la costumbre por el refresco inició por la creencia de que permite tener
estatus –surgida en la década de los años 50–, la higiene y el pragmatismo, es
decir, la facilidad de consumo en contraste con la elaboración de agua con
frutas.
Este pragmatismo se
extendió fuera del hogar por la facilidad para trasladar el refresco, el cual
se puede consumir en cualquier lugar.
Ante ello, indicó el
economista, las transnacionales coparon y absorbieron a las empresas nacionales
y regionales, mediante campañas publicitarias y un eficiente sistema de
distribución en todo el país.
Mientras, el gobierno
se mantuvo al margen en cuanto a orientación nutricional para contrarrestar los
efectos de la demanda de refrescos. En materia de salud, tampoco informa sobre
los daños que pudiera ocasionar el consumo de estas bebidas.
Las industrias optaron
por la alta fructuosa –o aspartame– porque endulza hasta 200 veces más que el
azúcar, así como por la facilidad de su procesamiento en combinación con los
demás elementos con los que se elabora el refresco.
Esto, especificó,
propició la caída del mercado azucarero, pues el 60% dependía de la industria
refresquera. Incluso, dijo, fue necesaria la intervención del gobierno para
rescatarlo.
Ahora, al no utilizar
la alta fructuosa, el sector azucarero podría recuperarse, pero la industria
del edulcorante tendrá repercusiones negativas.
Por su capacidad para
endulzar, la alta fructuosa también es utilizada en la industria pastelera,
panadera y de helados. Pero, el investigador del IIEc señaló que el impuesto
incluido en la reforma fiscal se refiere en forma específica a los refrescos y
algunos productos light.
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PIE DE FOTO
Felipe Torres Torres, académico del
Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, dijo que con el impuesto a
los productos con alta fructuosa continuará a la alza o, por lo menos, se
mantendrá estable el consumo de refrescos