Boletín
UNAM-DGCS-0025
LA CIRCULACIÓN DEL EURO, OPORTUNIDAD PARA FORTALECER EL COMERCIO DE MÉXICO CON LA UE
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Alejandro Chanona, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, dijo
que la región del euro busca ofrecer una zona económica de competencia frente a
la del dólar
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A pesar de que se pierde cierta soberanía, proporciona grandes ventajas como bloque económico
Podrían fortalecerse las transacciones entre México y la Unión Europea
gracias a la certidumbre cambiaria que genera la circulación del euro en 12
países del viejo continente, desde el primer día de este año.
Además, ya no habrá una lucha entre el comportamiento del marco alemán
con otras divisas en la región, al tener una sola moneda, aseguró Alejandro
Chanona Burguete, coordinador del Centro de Estudios Europeos de la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales (FCPS).
A la fecha, el Tratado de Libre Comercio entre
nuestro país y la Unión Europea (TLCUE) ha sido muy celebrado pero aún está por
resolverse, ya que históricamente ha habido decremento del intercambio
comercial entre ambos.
Sin embargo, dijo que no se debe perder de
vista la paridad del euro con el dólar. Si bien “en los últimos años la moneda
europea ha perdido terreno frente al dólar, los acontecimientos del 11 de
septiembre le permitieron recuperarse, ya que además de ser un instrumento de
estabilidad cambiaria se convierte en una divisa de reserva atractiva”.
Chanona aseguró que la región donde circula el
euro le quiere ofrecer al mundo una zona económica de competencia a la del
dólar, y lo ha demostrado frente al yen.
Explicó que el euro se inscribe en una
estrategia global de lo que se conoce como el eurosistema monetario, el cual
permite transacciones económicas y financieras sin variación de costos, la
estabilidad cambiaria y de precios para unos 304 millones de europeos, así como
ventajas de competitividad frente a sus socios económicos.
Por el momento la moneda no fue adoptada por
Dinamarca, Suecia y Gran Bretaña, aunque posiblemente se integrarán cuando vean
las ventajas de su circulación, indicó.
Destacó que los europeos han visto en las turbulencias monetarias
internacionales un reto y el único instrumento para saltar ese obstáculo fue
respetar las etapas de unificación económica y monetaria.
En materia de política económica, esta moneda
también es un refuerzo a los programas de convergencia económica y fiscal
existentes entre los miembros de la zona.
El investigador y académico universitario
reconoció que esa moneda también tiene un significado difícil de entender en
América Latina: “una transferencia o cesión de soberanía”. Es decir, al acuñar
esta moneda los 12 países europeos ceden a las instituciones centrales el
manejo y control de la política monetaria, misma que, junto con la política
exterior, de seguridad y de defensa, son pilares de la soberanía del Estado
moderno”.
Este “acto de entrega de soberanía demuestra
que los europeos entienden que con ello resolverán mejor sus problemas frente a
las turbulencias de la globalización, que si mantuviesen políticas económicas
exteriores individuales”.
Acotó que el euro también se apoya en la
estabilidad de las finanzas públicas. La moneda es la punta del iceberg de un
sistema económico y financiero complejo, inscrito en los tratados que en los
últimos años han ido refrendando los europeos.
La emisión de esta moneda demuestra
un gran pragmatismo de los europeos, ya que de 1985 a la fecha han reformado
una y otra vez los tratados que generan más políticas supranacionales y
comunitarias, con el fin de resolver sus problemas, y en donde la concertación
se ha dado entre gobiernos, parlamentos y sociedades.
En ese sentido, advirtió, “mucho tenemos que
aprender en México no para imitarlos en un sentido extrapolado, sino para
entender que el pragmatismo tiene un valor estratégico para poner en práctica
el afán de los gobiernos y los parlamentos de tratar de dotar a los ciudadanos
de un progreso y un desarrollo humano que tanto repetimos y reiteramos, pero
que la mayoría de los gobiernos no cumplen”.
Ante la posibilidad de que en América se emita
una moneda común, Alejandro Chanona señaló que primero debe haber una zona de
estabilidad cambiaria en Norteamérica entre los dólares canadiense y
estadounidense y el peso, para fortalecer la zona del TLC, lo cual también
favorecerá las transacciones de América frente a los demás continentes.
“Una moneda común en la zona tendría que
resolver, primero, muchos problemas de asimetría, sobre todo entre México y sus
dos socios de la región”, concluyó.
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La puesta en circulación del euro en doce países
europeos generará certidumbre cambiaria y representa una oportunidad para que
México fortalezca su comercio con la UE, aseveró Alejandro Chanona, de la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.