Boletín UNAM-DGCS-009
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AFECTADOS POR LA CRISIS 3.5 MILLONES DE CAMPESINOS
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Blanca Rubio Vega, académica del Instituto de Investigaciones Sociales
de la UNAM, añadió que ahora es confusa la situación del sector agrario, por la
posición contestataria de la CNC y CCI
Alrededor de 3.5
millones de campesinos –de cuatro millones en total– resultaron afectados por
la crisis que vive el agro mexicano, a pesar de la lucha que por décadas han
sostenido las organizaciones sociales rurales, aseveró la académica del
Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, Blanca Rubio Vega.
Añadió que de no
haber existido dichos organismos a la cabeza de las movilizaciones la situación
del sector campesino estaría en peores
condiciones.
Ahora, dijo la
especialista, hay confusión, pues las organizaciones que antes eran
oficialistas, como la Confederación Nacional Campesina (CNC) y la Central
Campesina Independiente (CCI), hoy se suman a la movilización de las opositoras
al régimen y asumen un papel contestatario.
Subrayó que el
descontento de las agrupaciones campesinas ante la situación adversa del agro,
han sido una fuerte presión para obtener la satisfacción de algunas de las
demandas.
A ello se suma,
advirtió, su preocupación porque la guerra entre Estados Unidos y el gobierno
Talibán podría disminuir las reservas alimentarias del mundo, con lo que países
dependientes, como México, tendrían serios problemas.
Consideró
fundamental que el gobierno mexicano reconozca como estratégicas las reservas
alimenticias nacionales y la calidad de los productos agrícolas para consumo
del mercado interno, a fin de que cesen las importaciones de mala calidad, como
las del maíz transgénico amarillo, al cual se le revuelve una sustancia química
-nociva para el ser humano-, para blanquearlo.
La especialista en
problemas rurales explicó que el movimiento campesino del país está dividido en
dos vertientes: sectorial, donde intervienen todas las organizaciones del ramo,
y nacional, encabezado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
En el primero de
los casos, detalló, los hombres del campo están contra el neoliberalismo y el
deterioro del sector. Los precios de los productos son ilegales, pues son más
baratos que lo permitido; además, se busca la condonación de las deudas y
mejorar la situación actual.
Por ello, el 3 de
agosto pasado se creó el Frente Nacional por la Defensa del Campo (FNDC), el
cual tiene entre sus objetivos evitar la importación de productos agropecuarios
que impiden la comercialización de sus cosechas.
En este sector,
puntualizó, hay gran cantidad de organizaciones que defienden sus derechos
mediante la conformación de movimientos como los consejos indígenas, y grupos
productores locales y regionales dedicados a la comercialización y el abasto.
Rubio Vega
puntualizó que en diferentes épocas se han distinguido centrales campesinas
relevantes: la Coordinación Nacional Plan de Ayala (CNPA), en 1979; la Unión
Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas (Unorca), en 1985; El Barzón,
en 1994, y el FNDC en el 2001. La mayoría son del norte del país.
Aunque es difícil
lograr la unidad y objetivos comunes, recalcó, la presencia de estas
agrupaciones impide que se cometan mayores abusos en contra de los hombres del
campo, y que se atiendan algunas demandas. Ejemplificó con el caso de los
cañeros: tras diversas manifestaciones de protesta, varios ingenios fueron
expropiados.
Acciones como las
modificaciones al artículo 127 constitucional en el sexenio de Carlos Salinas
de Gortari propiciaron la división interna de varias agrupaciones campesinas,
de acuerdo con la afectación de los
intereses de los sectores involucrados.
Hoy, advirtió la
investigadora del IIS, los une el reclamo por una política de estímulos a la
producción agropecuaria, así como por atraer a los consumidores.
Durante 2001,
planteó, se llevó a cabo un importante y novedoso movimiento campesino que
buscaba mejorar las condiciones internas para competir en el exterior. Se trató
de los maiceros de Sinaloa y Chihuahua, los productores de piña de Veracruz y
Tabasco, y los de frijol de Durango y Zacatecas.
Para acallarlos,
expresó, el Ejecutivo federal intentó negociar con el Consejo Agrario
Permanente (CAP) –organismo creado por Salinas de Gortari durante su gestión–,
pretendiendo fortalecer el corporativismo rural.
En el sur del
territorio nacional, en tanto, una de las principales centrales es la
Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC), cuya labor
principal es crear los mecanismos necesarios para lograr la participación de
México en los acuerdos mundiales que le permitan mantener los precios del
grano, indicó.
Blanca Rubio
informó que el segundo movimiento, considerado nacional, está presidido por el
EZLN. Su lucha es de corte revolucionario, con una base indígena campesina y de
reivindicación de ambos grupos, así como de todos los excluidos del país.
Dijo que el EZLN
forma parte de un nuevo ciclo de movimientos campesinos de América Latina,
sumado al de Los sin tierra de Brasil, Los cocaleros, de Bolivia, y la
Confederación Nacional de Indígenas, de Ecuador.
Las características
del zapatismo no quedan estrictamente en lo rural, sino que tratan de convertir
su lucha y la defensa de los excluidos en una vanguardia nacional.
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A pesar de la
lucha agraria, 3.5 millones de campesinos resultaron afectados por la crisis
del agro mexicano, afirmó Blanca Rubio Vega, académica del Instituto de
Investigaciones Sociales de la UNAM
Blanca Rubio
Vega, académica del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, dijo que
sin el movimiento campesino la situación del sector estaría en peores
condiciones que las actuales