15:00 hrs. Octubre 8 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-988

 

NECESARIA, BUENA VOLUNTAD Y SENTIDO CRÍTICO DE LA COMUNIDAD ANTE LA REFORMA UNIVERSITARIA

 

·        Señaló Hugo Casanova Cardiel, investigador del CESU en la UNAM.

·        Ninguna universidad es similar a otra, por lo que no se pueden copiar ni calcar procesos de reforma: Enrique Doger Guerrero, rector de la  BUAP.

 

La propuesta para emprender la Reforma Universitaria debe ser recibida con buena voluntad por parte de la comunidad universitaria pero con sentido crítico, al tiempo que debe considerar en mayor medida a la comunidad académica para contrarrestar sus problemáticas, opinó Hugo Casanova Cardiel, investigador del Centro de Estudios sobre la Universidad (CESU).

 

En el marco del ciclo de mesas redondas Los caminos de la reforma universitaria, que se llevó a cabo en la Coordinación de Humanidades, Hugo Casanova destacó que en la reforma deben tomarse en cuenta los problemas manifestados por grupos universitarios que no han sido atendidos de manera oportuna y, de esa manera, analizar las vías que permitan renovar tanto las estructuras como las  modalidades de las decisiones.

 

Dijo además que la reforma no puede limitarse  a una simple dimensión normativa, toda vez que, ante las dificultades  de gobierno, representatividad y responsabilidad de los diferentes actores universitarios, deben  buscarse alternativas para propiciar alcances estructurales. Al tiempo que debe ser incluyente para poder contrarrestar problemas académicos.


De esta forma, apuntó el investigador del CESU, en el planteamiento de reestructuración debe prevalecer lo académico, y en tal sentido, “quienes ejercen la academia deben ser los orientadores de la institución, es decir, los profesores, investigadores e incluso  técnicos y estudiantes”, agregó.

 

Apuntó que  lejos de ignorar las demandas sociales o las políticas gubernamentales, deben tomarse en cuenta y adecuarlas a las condiciones propias del saber.

 

Hugo Casanova resaltó que la Reforma Universitaria debe enraizarse de manera verdadera en la realidad universitaria y no limitarse a planteamientos discursivos coherentes.

 

Por su parte, el rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Enrique Doger Guerrero consideró que la universidad pública tiene la capacidad de reformarse, pero hay que buscar los consensos con toda la comunidad y la sociedad.

 

El funcionario explicó que hay una tradición legal fuerte que plantea transformar la ley en primera instancia. “Sin embargo, son quizás más importantes los ajustes en la práctica cotidiana, en el aspecto académico”, precisó.

 

Ninguna universidad es similar a otra, por lo que no se pueden copiar ni calcar procesos de reforma, ni implantar modelos ajenos. “Debe ser la propia comunidad, tomando experiencias de otras instituciones del país y del extranjero, la encargada de impulsar las transformaciones que la dejen satisfecha a ella y, después, a la sociedad”.

 

Florentino Cruz Ramírez, rector de la Universidad Autónoma de Guerrero, dijo por su parte que en estos tiempos, en que la UNAM entra a la discusión para su reforma, es deseable que las experiencias vividas en otras instituciones puedan servirle.

 

Pero, aclaró,  la respuesta a la posibilidad del cambio y reforma interna está en su propia comunidad y no en otras personas o instituciones ajenas.


 

En su oportunidad, Carlos Briseño Torres, secretario general de la Universidad de Guadalajara, en representación del rector, explicó que en el caso de esa institución, el proceso de reforma contempló un cambio estructural profundo y sustancial en todos los niveles. Consistió en la implantación de un modelo de red universitaria en Jalisco, con lo cual se descentralizaron y regionalizaron los servicios hacia zonas más importantes.

 

En su estructura básica, abundó, la reforma impulsó el cambio de un modelo de escuelas y facultades a una organización estructural y administrativa orientada por el modelo departamental y organizada en una red de centros universitarios y un sistema de educación media superior.

 

Por su parte, Javier Castellón, rector de la Universidad Autónoma de Nayarit señaló que para poder explicar el cambio de modelo universitario y, sobre todo de la legislación universitaria que permita avalar las transformaciones académicas y administrativas de la institución, hay que tener en cuenta el entendimiento cabal de las tendencias históricas que ubican su situación actual.

 

Agregó que las condiciones externas, como los procesos políticos, en este caso estatales, y la lucha de grupos locales, permitirán emprender una reforma interna con mayor seguridad y tranquilidad, así como las condiciones internas que puedan llevar a cabo las transformaciones institucionales, sobre todo en lo académico, administrativo y normativo.

 

A su vez, Rosaura Ruiz Gutiérrez, directora general del Posgrado de la UNAM, comentó algunos de los retos que enfrentan las universidades públicas. Estas, dijo, tienen que seguir siendo instrumentos y motores del desarrollo socioeconómico y cultural, sobre todo en los países más atrasados, además de ser fuentes de equidad, fortaleza cultural e integración social.

 

Estas instituciones, agregó, tienen que cumplir con esas expectativas. En tal sentido la reforma en las universidades públicas debe estar orientada también a la búsqueda de nuevas fuentes de recursos y a un uso cada vez más eficiente y limitado de los mismos.

 

Sin duda, abundó Rosaura Ruiz, el proceso de reforma del posgrado esta muy lejos de terminar. Requerimos de una Universidad renovada con acuerdos básicos, con una comunidad de diálogo permanente y con estructuras más ágiles y sensibles a los nuevos proyectos que hay en el país.

 

Necesitamos, dijo, un posgrado integral eficaz en la formación de recursos de alto nivel y, al mismo tiempo, consciente de la necesidad de incorporar sectores sociales menos favorecidos al proceso de producción y distribución de la información.

 

Por su parte, Rito Terán Olguín, director del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) plantel Sur, señaló que el modelo de educación media superior del país requiere formar bachilleres con un fuerte compromiso social. Se necesita formar ciudadanos aptos para construir su identidad como seres sociales, capaces de reflexionar y construir soluciones.

 

La educación de los futuros ciudadanos en el ámbito de los valores debe ser una prioridad del Estado. El actual gobierno presentó en días pasados el Programa Nacional de Educación 2001-2006 lamentablemente no incluyó un apartado especial sobre la importancia de la formación ciudadana y política del bachiller.

 

Resaltó, finalmente, lo oportuno de la celebración del próximo Congreso Universitario, en donde se procesarán análisis y discusiones que permitirán hacer las aportaciones pertinentes en virtud de la conceptualización y experiencia acumulada, así como en el proceso de reflexión en el que estamos inmersos.

 

 

-o0o-