Boletín UNAM-DGCS-945
·
Indicó Héctor Bourges, director de la División de Nutrición del
Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán
·
Participó en la videopresentación del libro La alimentación de los
mexicanos en la alborada del tercer milenio
·
Coordinan el texto Felipe Torres Torres y Yolanda Trápaga Delfín,
ambos del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM
La mitad de los niños de uno a dos años de
edad padecen anemia, pues tienen menos hemoglobina de la necesaria para
oxigenar los tejidos. Y esto es grave porque tiene consecuencias funcionales en
el aprendizaje, así como en las capacidades física y de juego la cual es
fundamental para el desarrollo de los infantes, señaló Héctor Bourges, director
de la División de Nutrición del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y
Nutrición Salvador Zubirán.
Durante la videopresentación del libro La alimentación de los mexicanos en la
alborada del tercer milenio, coordinado por Felipe Torres Torres y Yolanda
Trápaga Delfín, ambos miembros del Instituto de Investigaciones Económicas
(IIEc), el experto agregó que en nuestro país “ha surgido en forma
impresionante la anemia, –que es “atribuible a deficiencia de hierro” porque,
aunque así se reconoce en general, seguramente hay muchos otros elementos que
la causan– problema que si se quiere resolver es indispensable realizar mucha
más investigación.
En la Sala de Videoconferencias de la
Dirección General de Servicios de Cómputo Académico de la UNAM, agregó que otro
problema relacionado con la alimentación que comienza a identificarse, y el
cual crece muy rápidamente, es la obesidad. “En la actualidad –dijo– se sabe
que el porcentaje de mujeres adultas que pesa más de lo que debería es de 52%”,
cifra tan grave como la de Estados Unidos, “el país con obesidad por
excelencia”. La diferencia, subrayó, es que allá se presenta, sobre todo, en
las formas extremas y en México las moderadas.
Este mal, precisó, se ha constituido ya en
una epidemia la cual causa otras que van en aumento y tendrán que ser
enfrentadas, como los infartos, la diabetes mellitus, la hipertensión arterial
y los tumores cancerosos, “enfermedades costosas y que corresponden a un cambio
de hábitos alimentarios”. México, consideró, abandonó una cultura
extraordinaria en términos culinarios y de recursos alimentarios para cambiarla
por una “muy primitiva” que se nos ha impuesto con la urbanización.
De este modo, indicó en este evento al cual se
enlazaron la Universidad Hidalgo, el Palacio de Minería y la Escuela Nacional
de Estudios Profesionales Aragón, el panorama alimentario que enfrenta México
es muy complicado.
La desnutrición que existe en nuestro país,
según las últimas encuestas a nivel nacional se ha reducido en forma
importante. Ya no parece ser un problema prioritario, pero en estos promedios
se ignora la heterogeneidad del país. En el medio rural sigue habiendo
numerosos grupos donde las cifras son muy altas, como en la zona montañosa de
Guerrero, donde son verdaderamente escandalosas.
Por su parte, José Alberto Baeza, profesor de
la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, afirmó que de las conclusiones
más importantes del libro cabe destacar que los cambios en la alimentación en
México son resultado de la globalización, que lleva hacia una homogeneización
de las formas de consumir más allá de los limites territoriales, culturales y
productivos.
Otra, dijo, señala que en los umbrales del
siglo XX el patrón alimentario de México presenta en su composición la mayor
diversidad mundial. No obstante, también resulta monótono y nutricionalmente
desequilibrado por la inequidad, y la
desigualdad en la distribución del ingreso.
Una más sostiene que existe un patrón de
consumo alimentario regionalmente homogéneo, sólo diferenciado por la capacidad
adquisitiva.
José Alberto Baeza comentó, además, que lo anterior le llevó a hacerse las siguientes dos preguntas: ¿hasta dónde la dependencia alimenticia somete la soberanía de la nación? y ¿los tratados comerciales han influido en las crisis del medio rural? Para responderlas, concluyó, debe tenerse presente que el problema de la alimentación no es sólo de México y que la defensa y la planificación de las políticas alimenticias son indispensables para que las nuevas generaciones tengan un futuro racional.
Felipe Torres indicó que el libro La alimentación de los mexicanos en la
alborada del tercer milenio –el cual pertenece a la Colección Jesús Silva Herzog, del IIEc– informa
que en los cambios sufridos en forma de
comer de los habitantes de México han influido factores como la transición
demográfica, sobre todo la espacial. “tendemos –recalcó– a constituir una
población vieja”, y esta población demanda una dieta blanda.
Entre el 70 y el 80% de la gente vive en
ciudades de más de 50 mil habitantes, quienes optan cada vez más por tener una
alimentación más pragmática, la cual incluye el consumo de los alimentos que
venden congelados.
-oOo-