Boletín UNAM-DGCS-928
AL NO EXISTIR INSTITUCIONES TRANSPARENTES, NI
DEMOCRACIA NI DESARROLLO SON SOSTENIBLES
·
El diputado Juan Díaz González dijo que la extrema pobreza y los
derechos humanos son asignaturas por resolver este siglo
·
Para Luz Rosales Esteva de la Secretaría de Desarrollo Social del DF, la
pobreza es una violación a los derechos humanos".
·
Ambos participaron en la mesa redonda Desarrollo humano: extrema pobreza
y derechos humanos
Ni la democracia ni el
desarrollo son sostenibles cuando no existen instituciones transparentes y con
obligación de rendir cuentas, o funcionarios encargados de formular políticas
que sean profesionales y competentes, así como leyes y marcos reglamentarios de
la vida económica y política que sean abiertos y equitativos, aseguró el
diputado Juan Díaz González, de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
Al participar en la
mesa redonda Desarrollo humano: extrema
pobreza y derechos humanos, organizada por la Facultad de Derecho (FD) y la
Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), reconoció que en México se
requiere una mejor administración de las instituciones y hacer uso del poder
con justicia, para fomentar y fortalecer la democracia; además de reformas
judiciales y acceso a la justicia para fortalecer los sistemas de asistencia a
grupos de bajos recursos.
Informó que en la
actualidad uno de cada cinco habitantes del mundo, es decir mil 200 millones de
personas, vive con menos de un dólar al día. De la población del mundo en
desarrollo, el 65% carece del saneamiento básico, y el ingreso per cápita de más de 50 países es
inferior al que tenían hace un decenio.
Dijo que cuando la
pobreza es extrema e interminable se menoscaban los derechos humanos, se
deteriora la salud medioambiental y la dignidad humana sede el paso a la
desesperación. Romper este círculo de la pobreza es parte integrante del
desarrollo del país, y cuando una familia, una región o un país lo logra inicia
una reacción en cadena de adelantos para la gente en todo el mundo.
El legislador apuntó
que una cuarta parte de la población mundial vive en situación de crisis o
posteriores a crisis y México no está exento de esta situación.
"Si creemos que
se respiran aires de democracia en México, debemos tener cuidado, ¿hasta dónde
la utilizamos para calmar o esconder las carencias? La democracia no da de
comer ni tampoco existe sólo en el plano de la política. Los mexicanos debemos
poner atención en los pasos que habrán de llevarnos a un nuevo plano del
desarrollo o nos perderán en la angustia de no poder romper ese círculo.
Por ello, reconoció
que "la extrema pobreza y los derechos humanos son dos grandes asignaturas
por resolver en este nuevo siglo que comenzamos".
En ese sentido, Luz
Rosales Esteva, de la Secretaría de Desarrollo Social del Distrito Federal,
apuntó que "la pobreza es una violación a los derechos humanos".
Si el desarrollo es un
proceso global, económico, social, cultural y político, que tiende al mejoramiento
del bienestar de la población sobre la base de su participación en la
distribución justa de los beneficios que de él se deriva, es obvio que
"quienes viven al margen de ese proceso no participan de él y por lo tanto
no disfrutan de sus beneficios, no son considerados seres humanos plenos pues
sus derechos elementales son transgredidos".
Informó que de acuerdo
con el Informe sobre Desarrollo Mundial 2000-2001 del Banco Mundial, de seis
mil millones de habitantes en la Tierra, dos mil 800 millones sobreviven con
dos dólares al día, y mil 800 millones con menos de un dólar; es decir, el 76%
es pobre.
Mientras tanto, en
nuestro país hay 65 millones de personas que subsisten con menos de dos dólares
al día, de los cuales 15 millones sobreviven con un dólar diario.
Dijo que el ser humano
es una totalidad, con derechos universales inherentes a su naturaleza, los
cuales no pueden fragmentarse ni subordinarse unos a otros. Los derechos
humanos son garantías con igualdad de importancia y jerarquía, con un carácter
independiente e indivisible. Por ello, "no puede hablarse de democracia y
libertad en un país que margina y excluye de los frutos del desarrollo a
sectores amplios de la población".
Sostuvo que la pobreza
y la exclusión social constituyen una violación a la dignidad humana y son un
obstáculo para los derechos humanos.
En su oportunidad,
Felipe Reyes Miranda, de la asociación civil Caritas, comentó que vivimos en
una sociedad y un mundo dividido entre quienes apelan a la humanidad y aquellas
prácticas que la niegan. Somos partícipes de la mundialización de la guerra y
el continuo apelamiento al tribunal de la violencia como lugar para dirimir las
diferencias y los desacuerdos.
"La gran cantidad
de personas que viven en pobreza extrema ponen en entredicho nuestra capacidad
para construir una sociedad fraterna y una democracia funcional",
concluyó.
– o0o –