6:00 hrs. Septiembre 22 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-927

 

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DEBEN VIGILARSE CON PRECISIÓN LOS RESULTADOS DE PROGRAMAS SOCIALES: EGT

 

·        El académico de la Facultad de Economía de la UNAM aseguró que hasta hoy la evaluación de las políticas sociales son sólo cálculos de ejecución presupuestaria o de cobertura

·        La evaluación debe ser un instrumento de vigilancia del gobierno, un mecanismo para asegurar el valor del dinero público

 

En México existe un “fuerte déficit” en la evaluación de la gestión pública. El gobierno federal no ha sido lo suficientemente cuidadoso para vigilar los resultados de programas sociales, aun cuando esta práctica democrática que hoy vive el país exige mayor precisión.

 

Así lo señaló Enrique González Tiburcio, catedrático de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM, al afirmar que hasta hoy la evaluación de las políticas sociales son sólo cálculos de ejecución presupuestaria o de cobertura.

 

“La idea sería que la evaluación se convirtiera en un instrumento de vigilancia del gobierno, en un mecanismo para asegurar el valor del dinero público, en indagar la esencia sobre la efectividad de los programas y su contribución a las acciones de carácter público”, indicó el economista universitario.

El mejor combate a la pobreza es con la generación de empleo y eso deriva de manera muy importante de la aplicación de políticas económicas que lo genere, precisó González Tiburcio y aseguró que en México no se ha llegado todavía a una nueva creación de iniciativas de cambio en la gestión del aparato de gobierno y público.

 

En la sala Ricardo Torres Gaitán de la FE señaló que existe un descrédito generalizado de las reformas y políticas económicas instrumentadas por el Estado, sobre todo, de muchas modernizaciones administrativas que después de dos décadas de orquestadas no han resultado lo exitoso que se quisiera.

 

 “Todas estos cambios que nos prometieron en términos de reformas económicas, sociales y administrativas en los años 80, para el ciudadano y los servidores públicos no han significado más que situaciones de ajustes y de recortes constantes”, subrayó González Tiburcio.

 

Consideró que las reformas administrativas del Estado en programas sociales son de segunda generación: adopción del principio ciudadano-cliente de atención, una contratación de servicios y concesión de derechos de administración a privados, alineación de procesos con miras a simplificar o reducir costos y una descentralización desde el vértice hacia abajo.

 

En ese sentido, el catedrático universitario destacó la necesidad de evaluar la acción pública y los programas sociales, toda vez que éstos se han convertido en una demanda que enfrentan los gobiernos por parte de los organismos internacionales, las academias y de la opinión pública en general.

 

El aumento del gasto social, dijo, no se traduce automáticamente en un decremento de la pobreza o de la mejoría del bienestar; es decir, el aumento del gasto social como gasto per cápita no dice mucho en términos de los impactos que quisiéramos en combate a la pobreza. El nivel del gasto ya no es un indicador suficiente del desarrollo social porque no permite determinar si efectivamente se está alcanzando el impacto esperado en las poblaciones destinatarias, concluyó.

 

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Deben vigilarse con precisión los resultados de programas sociales, afirmó Enrique González Tiburcio, catedrático de la Facultad de Economía de la UNAM

 

 

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Enrique González Tiburcio, de la Facultad de Economía de la UNAM, (al centro de la gráfica) aseguró que la evaluación de las políticas sociales son sólo cálculos de ejecución presupuestaria o de cobertura

 

 

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En México hay un fuerte déficit en la evaluación de la gestión pública, indicó Enrique González Tiburcio, de la Facultad de Economía de la UNAM. Lo acompaña a su izquierda el profesor Elieazer Morales