Boletín UNAM-DGCS-913
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DEBE CONTINUAR EL
PROYECTO DEL GENOMA HUMANO, PERO CON LIMITACIONES: JORGE ISLAS
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El catedrático de la Facultad de Derecho dijo que se deben respetar los
derechos individuales
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El conocimiento del genoma puede predeterminar o anticipar ciertas
anomalías genéticas que ponen en riesgo el futuro de una persona.
El proyecto de investigación
científica del genoma humano es positivo y debe continuar siempre y cuando
opere con las debidas limitaciones basadas en cinco derechos preestablecidos: respeto
a la vida e integridad física y moral de los individuos; a la dignidad humana;
a la intimidad; a la igualdad y la no discriminación, así como a la libertad,
afirmó Jorge Islas, director del Seminario de Sociología de la Facultad de
Derecho (FD).
El catedrático de Derecho Constitucional, dijo
que esos derechos fueron plasmados por la UNESCO en una Declaración Solemne
sobre el proyecto del genoma y derechos humanos, el 11 de noviembre de 1997.
En el marco del ciclo de conferencias sobre
aspectos multidisciplinarios en torno al genoma humano, en el auditorio Eduardo
García Máynez de la FD, mencionó los impactos positivos de esa investigación
científica.
El conocimiento del genoma puede predeterminar
o anticipar ciertas anomalías genéticas que ponen en riesgo el futuro de una
persona. Al existir enfermedades hereditarias, se podrían prevenir o limitar. Los
casos más tradicionales, según datos estadísticos, son el cáncer y la diabetes,
e incluso, el SIDA, que aunque se transmite por contacto sexual o transfusión
sanguínea, en las personas existe una carga de información genética que puede
determinar quiénes son seropositivos y pueden transmitir el mal, pero sin
desarrollar la enfermedad.
Mencionó que es positivo tener la capacidad
científica y tecnológica, así como la visión para mejorar el estado de salud de
las sociedades. Hay una preocupación legítima por muchas enfermedades
incurables, como las mencionadas, pero se espera que con toda la información
generada a través del genoma éstas se puedan inhibir o inclusive limitar.
“La salud es un factor de desarrollo de las
sociedades, es uno de sus pilares, por lo que el conocimiento del genoma trae
beneficios concretos. Las investigaciones científicas deben tener un impacto
social benéfico y no prestarse a la comercialización”, añadió.
Otro de los beneficios es el estudio de genes
para mayor longevidad. “Está demostrado que maniobrando o administrando la
información genética se puede conseguir que una persona viva 130 o 150 años”;
aquí cabe preguntarse, una vez más, qué beneficios traería tal hecho para la
sociedad.
Pero no sólo eso: mediante los estudios del
genoma es claro que puede encontrarse el origen diverso de las razas y cómo se
dio el proceso de desarrollo del hombre. En otro de los beneficios de ese
estudio señaló la identificación de delincuentes mediante su huella genética, o
la determinación de quiénes son más proclives al alcoholismo, la drogadicción
o, incluso, a delinquir.
Estos aspectos, agregó Islas, dan una enorme
posibilidad de que la persona tenga la oportunidad, en su proceso de formación,
de recibir atención y apoyos específicos, para no caer en ese tipo de
problemas.
Empero, el proyecto del genoma humano también
podría tener efectos negativos, como la aparición de actitudes discriminatorias
contra personas que en el futuro van a desarrollar alguna enfermedad, por
ejemplo. Lo mismo sucedería en el caso de las aseguradoras. O bien, que los
padres, siguiendo modas, intenten la selección genética de sus hijos, que éstos
sean “bajo pedido”, lo cual crearía una “super raza” con implicaciones
sociales, ya que mucha de la riqueza de las sociedades se encuentra en su
diversidad y la posibilidad de convivencia con distintas culturas.
Jorge Islas mencionó que entre las
implicaciones negativas de esa investigación científica estaría la realización
de actividades eugenésicas (o interrupción del embarazo debida a la
preocupación de los padres por tener hijos perfectos), con consecuencias,
incluso a nivel de la procreación y permanencia del ser humano.
Esto también puede tener repercusiones en la
religión, pues la mayor parte de los individuos se mueven, no por ideas
científicas, sino por dogmas y creencias, lo cual podría causar un choque entre
0riente y 0ccidente, finalizó.
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La investigación del genoma humano debe estar limitada por los derechos a la vida, a la dignidad humana, a la intimidad, a la igualdad y a la no discriminación, así como a la libertad, señaló Jorge Islas, de la Facultad de Derecho.
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