Boletín UNAM-DGCS-912
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SATISFACER LA
DEMANDA INTERNA DE ALIMENTOS, TAREA DEL ESTADO MEXICANO
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Académicos del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM
consideraron también fundamental flexibilizar el gasto público vía el sector
agrícola
·
Alicia Girón, titular del IIEc, dijo que de esta forma se mantendrían
tasas de inflación menores de dos dígitos y no se caería en un periodo de
hiperinflación
Dada la situación actual de Estados Unidos, el
Estado mexicano debe satisfacer la demanda interna de alimentos y flexibilizar
el gasto público vía el sector agrícola para generar un mínimo de empleo,
porque el país no está preparado para enfrentar una crisis de cierre de
fronteras ni tendría posibilidades de ser autosuficiente en forma rápida en
esta materia, coincidieron académicos del Instituto de Investigaciones
Económicas (IIEc) de la UNAM.
Con la satisfacción de la demanda interna,
subrayó la directora de la entidad universitaria, Alicia Girón González, se
podrían mantener tasas de inflación menores de dos dígitos y no se caería en un
periodo de hiperinflación. En cambio, si el Estado no promueve la
flexibilización del gasto y no se ejerce una política agrícola adecuada, con la
recesión en Estados Unidos la situación se profundizará. Por ello, es
indispensable romper el círculo de contracción.
En conferencia de prensa, en la que se anunció
que del 3 al 5 de octubre se realizará el XXI Seminario de Economía Agrícola
del Tercer Mundo, con el tema "Transformaciones agroalimentarias en los
albores del tercer milenio", el investigador del IIEc, Ismael Núñez
Ramírez, explicó que en términos alimentarios México no tiene capacidad de
producir arroz, frijol, trigo, sorbo y soya, productos en los que tiene
porcentajes alarmantes de dependencia del exterior. En caso de emergencia, el
país tendría que importar de otros países, lo que implicaría mayores gastos.
Tanto Ismael Núñez como la también
investigadora del IIEc, María del Carmen del Valle Rivera, puntualizaron que la
solución debe darse a través del mercado interno, pues si no se dirige una
política hacia la suficiencia alimentaria en el futuro habrá con dificultad un
escenario más optimista.
En México, indicó Núñez Ramírez,
hay 100 millones de personas con una demanda interna superior a la de
países como Suiza, Italia, Francia, Inglaterra y España. Por ello, se requiere
aplicar una política dirigida a la suficiencia y seguridad alimentaria para
elevar la rentabilidad, y una estrategia tecnológica para actualizar técnicas y
crear un ambiente de redes de innovación en el campo porque las tendencias son
cuidar el ambiente y la salud.
Agregó que se calcula que en la actualidad
entre el 70 y el 80% de los alimentos que se consumen en México provienen del
exterior como consecuencia de una pobre producción agropecuaria y su escasa
capacidad exportadora.
A su vez, la académica María del Carmen del
Valle Rivera abundó que los recientes acontecimientos de terrorismo ocurridos
en Estados Unidos clarifican la dependencia alimentaria de México, porque a
corto plazo se tendrá un proceso en el que no habrá oportunidad de exportar y
esa nación dará preferencia a sus actividades productivas.
Al mismo tiempo, recalcó, con los recursos
humanos y naturales que tiene México puede buscar una mayor seguridad
alimentaria pero con mayor autosuficiencia. Es una oportunidad casi obligada
por la situación en que se mueve el mundo.
Al dar un panorama sobre la situación actual
del sector agrícola, dijo que está abandonado e inmerso en una crisis estructural
profunda. La población rural es de 24.5 millones de habitantes y contribuye con
el 5.3% del Producto Interno Bruto (PIB). El 75% de ella no alcanza a cubrir
los mínimos nutricionales.
La Población Económicamente Activa (PEA)
representa 10.7 millones de habitantes, de los cuales sólo 3.1 millones son
productores con tierra y 900 mil sin ella; además, hay 6.6 millones de
trabajadores que carecen de tierra.
La migración es elevada: 45% de las familias
ejidales tienen un familiar en Estados Unidos y más del 80% viven fuera de la
comunidad. La relación del campo con el resto de la economía es frágil, al
haber dejado de cubrir el abasto alimentario y de materias primas para la
industria.
Por si fuera poco, indicó la especialista,
existe un importante deterioro de los recursos naturales: entre 130 y 170
millones de hectáreas están sujetas a diversos grados de erosión; 470 mil
tienen problemas de ensalitramiento; 40 millones de bosques perdidas en los
últimos 50 años, y hay daños en la biodiversidad y la riqueza genética.
En su intervención, el investigador del IIEc,
Felipe Torres Torres, habló sobre la seguridad alimentaria. Dijo que hay un
claro empeoramiento de las condiciones de seguridad alimentaria junto con una
compactación en el nivel territorial, debido a la expansión de la población de
los municipios rurales más pobres hacia los urbanos que antes tenían mejores
condiciones. En 10 años se multiplicó por dos.
Comentó que en el 2000 se registró un aumento
en la seguridad alimentaria del 34%, cuando en 1990 y 1995 era del 25%. Pero,
el porcentaje de la población en esta situación disminuyó del 65.9% en 1990 a
54.37% para el año pasado.
Además, informó, cada vez es menor la
proporción de personas que se encuentran en la categoría de máxima seguridad alimentaria.
La población dentro de ese rango pasó de 25 millones 189 mil 829 personas en
1990 a 15 millones 702 mil 841 en el 2000. Por estados, en inseguridad en la
materia se ubican: Baja California, Coahuila, Distrito Federal, México,
Morelos, Nuevo León Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí y Tabasco, entre
otros.
Al referirse a las importaciones para el
proceso agrícola, apuntó que durante los últimos 20 años se multiplicó por
tres. Es decir, de tres mil 500
millones pasaron a 10 mil millones de dólares. Esto confirma la tendencia de
importar para crecer e implica un proceso económico interdependiente con los
Estados Unidos.
Felipe Torres dijo que en la última década del
siglo pasado se detectó una tasa de crecimiento promedio anual del 10% de las
importaciones agroalimentarias del país. De continuar esta tendencia, se
importarían más de 25 mil millones de dólares en estos primeros 10 años del
2001, o sea, casi se duplicarían los ingresos petroleros y se triplicarían las
remesas que envían los migrantes de Estados Unidos al país que es de entre los
siete mil millones y los 10 mil millones de dólares.
Esta condición de país importador de alimentos,
añadió, llevaría a una pérdida permanente de la soberanía, hecho delicado sobre
todo por la recesión de la economía estadounidense y la crisis de la mexicana,
así como todos los conflictos recientes que afectan la estabilidad de
Norteamérica.
Sin embargo, remató, México tiene el suficiente
potencial para revertir esa tendencia en un año, pero implicará un esfuerzo
financiero adicional y un cambio de orientación de flujos de crédito, de la
inversión, de interés y de diagnóstico, porque de ninguna manera la política
planteada en este momento en el sector agropecuario, corresponde a una
realidad.
FOTO 1
La académica del
Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, María del Carmen del Valle,
y la directora de la entidad universitaria, Alicia Girón, al hablar sobre la
política agroalimentaria en México
FOTO 2
Felipe Torres
Torres, María del Carmen del Valle e Ismael Núñez Ramírez, académicos del
Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, al referirse a la política
agroalimentaria, el continuismo y las transformaciones en la alternancia
FOTO 3
Felipe Torres y
María del Carmen del Valle, académicos del Instituto de Investigaciones
Económicas de la UNAM, y Alicia Girón, titular del IIEc, en conferencia de
prensa sobre la política agroalimentaria