Boletín UNAM-DGCS-852
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Afirma el ex canciller que no se deben alterar los principios que
históricamente han regido la diplomacia en nuestro país
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La globalización no es causa de la pobreza, es necesario revisar las
estructuras internas de distribución de la riqueza: Juan Rebolledo Gout
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Participaron los ex funcionarios de la SRE en el ciclo de conferencias
por el 50 aniversario de la Facultad de Derecho
De
frente a los cambios internos en el país, así como a las transformaciones del
entorno internacional, México debe
definir los objetivos e intereses que persigue a través de sus relaciones
exteriores, aseguró el ex canciller Bernardo Sepúlveda Amor, quien sostuvo que
la política exterior no debe alterar los principios que han regido la
diplomacia mexicana a lo largo de su vida independiente.
Al participar junto
con el ex subsecretario de Relaciones Exteriores, Juan Rebolledo Gout, y el
director general de Asuntos Internacionales de la Comisión Nacional de Derechos
Humanos (CNDH), Ulises Canchola Gutiérrez, en el ciclo de conferencias
conmemorativas del 50 aniversario de la Facultad de Derecho (FD), Sepúlveda
Amor aseguró que la diplomacia mexicana debe hacer uso de nuevos instrumentos.
México necesita
resolver sus problemas domésticos para proyectar una mejor imagen hacia el
exterior y, en consecuencia, lograr mayor capacidad de negociación, explicó.
Acompañado también por
el director de la FD, Fernando Serrano Migallón, y el catedrático de la misma,
Alfonso Muñoz de Cote, el ex titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores
(SRE) indicó que definir los usos políticos de la diplomacia requiere, en
primer lugar, eliminar ciertos dilemas: la falsa dicotomía entre política
exterior e interior. Ambas, precisó, pertenecen a una actividad unívoca, por lo
que una diplomacia que desconozca la problemática interna carecerá de
viabilidad.
Otro falso dilema,
agregó, es la opción entre el reduccionismo que limita las relaciones
exteriores al ámbito de los Estados Unidos, contra la visión que concibe esta
actividad con mayor alcance. Despreciar la importancia del intercambio
diplomático con el vecino país del norte sería desconocer una realidad
geopolítica, no obstante, tampoco se puede tener una visión exclusivista y
soslayar las relaciones con otras naciones, puntualizó.
El ex canciller
manifestó además que la política exterior debe poner el énfasis tanto en los
principios como en los intereses. Descuidar los principios implicaría caer en
el cinismo, mientras que restar importancia a los intereses nos conduciría a la
ingenuidad.
En su intervención, el
ex subsecretario para América del Norte de la SRE, Juan Rebolledo Gout, afirmó
que el acelerado proceso de integración de los mercados implica, junto con los
cambios al interior del país, replantear las tareas de la política exterior
mexicana.
En el debate en torno
a la globalización México se enfrenta a la paradoja de ser uno de los países
emergentes que más se ha beneficiado con ese proceso, a la par que en todos los
discursos y debates políticos se lo rechaza con argumentos que tocan fibras muy
sensibles a los mexicanos como el nacionalismo y la pobreza.
Rebolledo Gout señaló
que la globalización no debe verse como la causa de la pobreza, ya que ésta
existía con anterioridad. En los hechos, continuó, esta realidad ha beneficiado
más a unos que a otros, lo que obliga a revisar las estructuras sociales
internas que impiden la mejor distribución de los beneficios de la integración
con el exterior.
El ex funcionario de
la diplomacia mexicana dijo que por primera vez en 25 años el Presidente de la
República puede iniciar su mandato sin verse obligado a conducir su política
exterior por los cauces forzosos de la renegociación de la deuda externa, como
otros mandatarios al inicio de sus administraciones.
No obstante, acotó, el
Ejecutivo Federal no ha logrado sacar provecho de esta situación por carecer de
mecanismos de eficacia que le permitan llevar adelante esa labor.
Finalmente, Ulises
Canchola Gutiérrez expuso que dos de los ámbitos más importantes, en los cuales
se desarrollará el derecho internacional en los próximos años, son el medio
ambiente y la protección a los derechos humanos.
A este respecto,
aseveró que en la actualidad la noción de desarrollo sostenible, que tiene en
cuenta el impacto ambiental de la actividad económica, representa un grave
problema para la adopción de acuerdos jurídicos internacionales.
El sentido tan laxo
del concepto de desarrollo sostenible provoca que los gobiernos sean reticentes
a la adopción de compromisos jurídicamente vinculantes, lo que puede traducirse
en una patología del ordenamiento jurídico internacional.
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