20:00 hrs. Agosto 31 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-845

 

NO HAY REGISTRO DEL NÚMERO DE CIENTÍFICOS QUE EMIGRAN AL EXTRANJERO: JAVIER VALLES

 

·        El profesor de la FFyL de la UNAM consideró necesario hacer estudios sobre la fuga de cerebros

·        Alma Herrera, profesora de la FES Zaragoza, señaló que debe descentralizarse la vida científica y tecnológica

 

 

En México no existe un registro del número de científicos que emigran al extranjero en busca de condiciones laborales satisfactorias y un entorno de pares afirmó Javier Valles, de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM.

 

Al participar en el Seminario Economía-Ciencia-Tecnología, Valles indicó que la inversión en la formación de científicos en el exterior no necesariamente implica el desarrollo de la ciencia e indicó que el análisis de las pérdidas económicas para el país de origen de los investigadores y de ganancias para las naciones receptoras no se ha abordado.

 

Puntualizó que son necesarios estudios sobre la fuga de cerebros, materializados en políticas científicas y evaluación de la investigación. Son urgentes, “las mediciones que a través de análisis bibliométricos estudien el éxodo de los científicos mexicanos, o bien  hagan aportaciones para predecirlo”.

 

Javier Valles señaló que en la década de los años 90 se pusieron en marcha los intentos por remediar la magnitud de la fuga de cerebros mediante el Fondo para Retener y Repatriar a Investigadores Mexicanos por parte del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

 

De esta manera, durante el periodo 1990-1994 se repatriaron 799 investigadores, mientras que de 1995 a 1999 fueron mil sesenta investigadores.

 

Apuntó que el éxodo de mexicanos puede calificarse –en forma optimista– “como la posibilidad que tienen los connacionales de no aislarse del entorno científico internacional, permanecer como reserva para echar mano de ellos en caso de necesidad, así como para distinguirse en el extranjero y pasar a ser una gloria nacional”.

 

Destacó la necesidad de evaluar la inversión en la formación de estudiantes que emigran y se incorporan a instituciones del exterior, así como las políticas de asignación de becas, las que si bien constituyen un prestigio individual para el estudiante, no son un beneficio para el país.

 

Alma Herrera Marquez, profesora de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, comentó por su parte que aun cuando las condiciones políticas y económicas del país son diferentes, no puede dejarse de lado la responsabilidad del Estado en la formación de recursos humanos altamente calificados.

 

Indicó que es necesario apoyar la petición hecha por rectores de universidades públicas, de destinar mayor porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) a la educación superior y a la investigación, cifra que no ha variado en dos décadas.

 

La profesora universitaria apuntó que el Estado debe asumir esta misión de manera más firme, porque en el mundo hay una tendencia de universalizar la educación superior, sobre la base de que el conocimiento genera riqueza, “si esto es benéfico para la sociedad, el Estado debe asumir de manera directa el financiamiento”, añadió.

 

Herrera Marquez manifestó que debe descentralizarse la vida científica y tecnológica, así como lograrse una mayor participación del sector productivo en el financiamiento de la educación superior sin que ello represente una determinación del sector productivo sobre la educación.

 

Comentó que Estados Unidos es el país que más becarios absorbe a escala mundial y sólo dos de cada tres de ellos retorna a su país de origen.

 

México, como consumidor de ciencia, señaló, sólo genera el 1% de ésta y financia recursos humanos altamente calificados, los cuales “finalmente no van a beneficiar al país con desarrollos de frontera”.

 

Este fenómeno, explicó, está relacionado con la globalización, es decir, las políticas de internacionalización sólo benefician a las naciones desarrolladas.

 

A partir de la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC), cerca de 150 mil profesionistas de Canadá y Estados Unidos arribaron a México para formarse en empresas transnacionales “con la suerte de que son profesionistas itinerantes y se desarrollan en nuestro país con beneficios económicos superiores a los que perciben becarios nacionales”.

 

Indicó que los becarios en el extranjero cuentan con una plataforma de desarrollo, un empleo bien remunerado y el reconocimiento a su trabajo; sin embargo, una vez de retorno al país, es difícil su inserción al mercado laboral.

 

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