Boletín UNAM-DGCS-845
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El profesor de la FFyL
de la UNAM consideró necesario hacer estudios sobre la fuga de cerebros
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Alma Herrera, profesora de la FES Zaragoza, señaló que debe
descentralizarse la vida científica y tecnológica
En México no existe un
registro del número de científicos que emigran al extranjero en busca de
condiciones laborales satisfactorias y un entorno de pares afirmó Javier
Valles, de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM.
Al
participar en el Seminario Economía-Ciencia-Tecnología, Valles indicó que la
inversión en la formación de científicos en el exterior no necesariamente
implica el desarrollo de la ciencia e indicó que el análisis de las pérdidas
económicas para el país de origen de los investigadores y de ganancias para las
naciones receptoras no se ha abordado.
Puntualizó
que son necesarios estudios sobre la fuga de cerebros, materializados en políticas
científicas y evaluación de la investigación. Son urgentes, “las mediciones que
a través de análisis bibliométricos estudien el éxodo de los científicos
mexicanos, o bien hagan aportaciones
para predecirlo”.
Javier
Valles señaló que en la década de los años 90 se pusieron en marcha los
intentos por remediar la magnitud de la fuga de cerebros mediante el Fondo para
Retener y Repatriar a Investigadores Mexicanos por parte del Consejo Nacional
de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
De
esta manera, durante el periodo 1990-1994 se repatriaron 799 investigadores,
mientras que de 1995 a 1999 fueron mil sesenta investigadores.
Apuntó
que el éxodo de mexicanos puede calificarse –en forma optimista– “como la
posibilidad que tienen los connacionales de no aislarse del entorno científico
internacional, permanecer como reserva para echar mano de ellos en caso de
necesidad, así como para distinguirse en el extranjero y pasar a ser una gloria
nacional”.
Destacó
la necesidad de evaluar la inversión en la formación de estudiantes que emigran
y se incorporan a instituciones del exterior, así como las políticas de
asignación de becas, las que si bien constituyen un prestigio individual para
el estudiante, no son un beneficio para el país.
Alma Herrera Marquez,
profesora de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, comentó por su
parte que aun cuando las condiciones políticas y económicas del país son
diferentes, no puede dejarse de lado la responsabilidad del Estado en la
formación de recursos humanos altamente calificados.
Indicó que es
necesario apoyar la petición hecha por rectores de universidades públicas, de
destinar mayor porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) a la educación
superior y a la investigación, cifra que no ha variado en dos décadas.
La profesora
universitaria apuntó que el Estado debe asumir esta misión de manera más firme,
porque en el mundo hay una tendencia de universalizar la educación superior,
sobre la base de que el conocimiento genera riqueza, “si esto es benéfico para
la sociedad, el Estado debe asumir de manera directa el financiamiento”,
añadió.
Herrera
Marquez manifestó que debe descentralizarse la vida científica y tecnológica,
así como lograrse una mayor participación del sector productivo en el
financiamiento de la educación superior sin que ello represente una
determinación del sector productivo sobre la educación.
Comentó
que Estados Unidos es el país que más becarios absorbe a escala mundial y sólo
dos de cada tres de ellos retorna a su país de origen.
México,
como consumidor de ciencia, señaló, sólo genera el 1% de ésta y financia
recursos humanos altamente calificados, los cuales “finalmente no van a
beneficiar al país con desarrollos de frontera”.
Este
fenómeno, explicó, está relacionado con la globalización, es decir, las
políticas de internacionalización sólo benefician a las naciones desarrolladas.
A partir de la firma
del Tratado de Libre Comercio (TLC), cerca de 150 mil profesionistas de Canadá
y Estados Unidos arribaron a México para formarse en empresas transnacionales
“con la suerte de que son profesionistas itinerantes y se desarrollan en
nuestro país con beneficios económicos superiores a los que perciben becarios
nacionales”.
Indicó
que los becarios en el extranjero cuentan con una plataforma de desarrollo, un
empleo bien remunerado y el reconocimiento a su trabajo; sin embargo, una vez
de retorno al país, es difícil su inserción al mercado laboral.
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