12:00 hrs. Agosto 27 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-827

 

 

 
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EL MANEJO DE LA BASURA HOSPITALARIA INCREMENTA EL COSTO DE LA ATENCIÓN MÉDICA

 

·        Patricia Volkow, jefa del Departamento de Infectología del Instituto Nacional de Cancerología, dijo que no controla las enfermedades infecto contagiosas

·        Señaló que el precio de la basura de hospital va de tres a 13 pesos el kilo y el de la municipal es de 50 centavos

 

La evidencia científica demuestra que el manejo de la basura hospitalaria no tiene ningún beneficio en el control de las enfermedades infecto contagiosas y sí provoca el incremento en los costos de la atención médica y la merma de los presupuestos de los hospitales, aseguró Patricia Volkow.

 

La jefa del Departamento de Infectología del Instituto Nacional de Cancerología (INC) participó en el ciclo Temas selectos de Derecho y Salud, organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas, con la conferencia Desechos hospitalarios. Su impacto en el medio ambiente.

 

Acompañada por Lilia Rivero Rodríguez, secretaria técnica de la Dirección General de Salud Ambiental de la Secretaría de Salud, afirmó que la basura hospitalaria es muy similar a la doméstica, empero, a partir de la normatividad vigente (NOM-087-ECOL-1995) su manejo se hizo “extraordinariamente costoso”.

 

Recordó que el concepto de residuos peligrosos se relaciona con otros como corrosivo, explosivo, inflamable y reactivo. Sin embargo, en México se acuñó el término ‘biológico infeccioso’.

 

Explicó que es posible definir, desde el punto de vista químico y físico, qué es corrosivo, por ejemplo, pero no sucede lo mismo con el biológico infeccioso, porque todo lo es.

 

Hay que tomar en cuenta, recordó, que el ser humano es el  mismo donde esté: en el hospital, en la casa, en el hotel, en la escuela, es decir, sus desechos son los mismos. Por ello cabe preguntarse cómo surgió la idea de que la basura hospitalaria es peligrosa.

 

La doctora Volkow manifestó que en México la normatividad se da a través de la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección Ambiental, de la cual se hacen reglamentos y normas oficiales como la mencionada y otras como la 052, que clasifica los residuos peligrosos. En ese contexto la comida que deja un paciente se cataloga como “peligrosa”.

 

Recordó que los hospitales existen desde la Edad Media, pero hasta la fecha no existe evidencia epidemiológica de que los desechos ahí generados representen un daño a la comunidad.

 

La normatividad en este ámbito surgió a finales de los años 80 como consecuencia de que unos niños en una playa del noreste de Nueva York se encontraron unas jeringas flotando y jugaron con ellas. Sin embargo, se demostró que no provenían de los hospitales, sino de los drogadictos intravenosos del Bronx, y de pacientes diabéticos que las tiraban al desagüe.

 

De esa forma nació una normatividad para proteger a la población de supuestos riesgos, con base en la percepción únicamente. La legislación “para prevenir nada” en Estados Unidos dio inicio en siete estados, lo cual costó siete veces más que todo el programa de vacunación infantil extendida en ese país. “Desgraciadamente la legislación fue exportada mediante el Tratado de Libre Comercio a México”.

 

La funcionaria mencionó que el precio de manejo de la basura hospitalaria puede ir de un rango de tres a 13 pesos el kilo, dependiendo si se trata de residuos patológicos o de otro tipo. El de la basura municipal es de 50 centavos.

 

En el INC, hospital con 140 camas, se gastan ocho mil 500 pesos diarios en tirar basura; en contraste, el sueldo de una enfermera es de siete mil pesos al mes y el de un médico de nueve mil 500. Del presupuesto destinado en el nosocomio para mejoras, mantenimiento y compra de equipo, tirar los desechos representa el 40 por ciento. Con lo que se gasta en dos días para tal fin se podría dar tratamiento completo a una mujer con cáncer de mama, por ejemplo.

 

Patricia Volkow dijo que para que se dé un proceso de infección y enfermedad se necesitan cuatro factores: la dosis (suficiente cantidad del agente que produce la enfermedad), un huésped susceptible, la presencia y capacidad del germen de producir la enfermedad, y una vía de entrada.

 

En relación con el VIH y otras enfermedades transmitidas por sangre, expresó que el mayor riesgo de infección lo corre el personal médico al momento de tomar muestras de los pacientes, ya que los virus requieren sangre fresca, con células vivas, y una vía de entrada, como las producidas por los objetos punzo cortantes, en este caso las agujas.

 

Pero en la medida en que se seca, como el caso de las gasas que se tiran, las células se destruyen y pierden viabilidad. Por ello, el riesgo existente es principalmente laboral, intramuros.

 

Los desechos municipales, reiteró, tienen en general una mayor cantidad de microorganismos patógenos; por ejemplo, en la basura doméstica se tiran heces de animales, pañuelos desechables, etcétera, y en cambio, mucha de la basura del hospital es estéril. Además, la sangre eliminada en los hospitales se diluye en el drenaje.

 

Señaló que el riesgo de adquirir VIH en un hospital se ha cuantificado. Si una persona sufre una picadura con una aguja es del 0.3 por ciento. En el caso de la Hepatitis B es variable, pero para ella existe vacuna, y para la Hepatitis C es de 3 puntos porcentuales. Así, de los 40 mil casos de SIDA reportados en el país, sólo ocho son laborales.

 

Además, en el INC se ha encontrado que el 73 por ciento de las jeringas se utilizan sólo para diluir medicamentos y/o se aplican  en sistemas plásticos, es decir, nunca tocan un tejido humano, por lo cual no son peligrosas; del total, únicamente el 17 por ciento contuvieron sangre.

Se utilizan ocho jeringas por paciente/día/hospitalización, y así se generan 3,700 kilogramos de desechos tirados como basura biológica infecciosa; sin embargo, de ellos 2,700 kilos nunca tocaron tejido. Al año, esa institución genera, tira y paga cuatro toneladas de jeringas.

 

A escala nacional se estima que al año se hospitalizan cuatro millones de mexicanos y se generan 2 mil toneladas de jeringas,  mil 470 de las cuales tampoco tuvieron contacto con sangre o tejidos. “En total fueron tiradas y pagadas como residuos peligrosos a 10 pesos el kilo”.

 

Aseguró que en nuestro país existen empresas que han bloqueado la publicación de la nueva norma que fue aprobada por el Instituto Nacional de Ecología para corregir estos errores y que debió publicarse desde el sexenio anterior. Ahora, las autoridades han mostrado su disposición para publicar la nueva norma.

 

En Estados Unidos se gasta en salud un poco más de tres mil dólares por individuo. En México se gastan 300 dólares y a pesar de esta disparidad se importó la legislación. Empero, “nosotros no podemos darnos el lujo de tirar el dinero y no podemos permitir la vigencia de una normatividad que representa un problema tan importante para el sector salud”.

 

Volkow reconoció que los hospitales sí producen desechos peligrosos para el medio ya que muchos de ellos no son biodegradables y otros son tóxicos con la incineración y liberan metales pesados y sustancias dañinas al ambiente, como el cloro, “pero la norma actual no trata ninguno de estos puntos”, puntualizó.

 

En el manejo de la basura hospitalaria hay tres universos de qué preocuparse: el individuo, en este caso el trabajador de la salud; la comunidad, donde debe existir una norma sanitaria intrahospitalaria y laboral; y el planeta, por lo que hay que poner énfasis en la reducción de la basura, el reciclaje y la reutilización, como ya sucede en el INC, concluyó.

 

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Patricia Volkow, del Instituto Nacional de Cancerología, (centro) ofreció en la UNAM conferencia sobre desechos hospitalarios

 

 

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El manejo de la basura hospitalaria incrementa el costo  de la atención médica: Patricia Volkow, del Instituto Nacional de Cancerología.