Boletín UNAM-DGCS-794
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Para un país en desarrollo como el nuestro, no tener líderes lo vuelve
endeble
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Las grandes personalidades están siendo reemplazadas por lo que se podría
denominar como “las administraciones”
En México carecemos de
grandes personalidades, magnéticas, que sirvan como catalizadores para las
muchedumbres y masas en la vida política y social situación que afecta en gran
parte al resto de naciones aseguró Alejandro Tomasini Bassols, del Instituto de
Investigaciones Filosóficas (IIF) de la UNAM.
Dijo que para un país
como el nuestro, en vías de desarrollo, es grave no tener líderes porque lo
vuelve endeble, una máquina de transacciones y operaciones de todo tipo:
comerciales, culturales etcétera, que se rige por tratados, convenciones, pero
carente de una cabeza orientadora.
En ese sentido,
"sí son importantes los grandes personajes, siempre y cuando nazcan con la
idea de una misión histórica, imbuidos del espíritu nacional y con deseos de
satisfacer los requerimientos de las grandes mayorías. Si carecemos de líderes
los pequeños grupos o grupúsculos imponen sus intereses".
Advirtió
que un líder puede ser una perdición si es un seudo líder o también ser una
garantía si es genuino. La palabra líder proviene de la lengua inglesa:
significa dirigente o conductor de algo. En todos los pueblos y en todas las
edades siempre ha habido conductores, de lo más variado, desde los israelitas,
en la época de la Biblia, cuando Moisés era un conductor, hasta Napoleón y
Julio César.
Tomasini
Bassols afirmó que nuestro país tiene capacidad para formar dirigentes, pues
cuenta con una multitud de gente brillante e
inteligente, con los rasgos y el carácter necesarios para tomar las
iniciativas y las riendas de las situaciones, aunque quizá por el juego
político que hay no hayan tenido la oportunidad de expresarse.
Un hombre brillante al
frente del país, pero despolitizado, puede regalar la banca porque le interesan
otros asuntos. En cambio, otro con una visión más amplia y profunda de la
nación, moverá al país y lo llevará por nuevos derroteros.
Por ello -sostuvo- es
indispensable que surjan líderes en el país, que lo lleven por nuevos caminos
porque no estamos en una situación en la que podamos sentarnos, de manera
tranquila, a disfrutar de un status quo
que funciona de forma normal y beneficia a las mayorías. Eso no sucede en
México. Se requieren hombres con iniciativa y visión, ésos son los líderes.
En la actualidad los
grandes personajes están siendo remplazados por lo que se podrían llamar –según
la moda americana– las administraciones. Ya no hay la gran personalidad al
frente de ellos, sino que se trata de la administración
Clinton, Bush o Reagan, lo cual significa que entra un grupo particular,
fuerte, que ocupa todas las dependencias, orienta la política de manera
conjunta y el líder sólo es la cabeza del mismo.
Al contar con un líder
se corre un riesgo grande, pero también son grandes los beneficios cuando
funciona de manera adecuada. El riesgo es caer en regímenes o sistemas
despóticos y unilaterales, sin interés por el bienestar de la población, en
donde sólo hay un grupo que se dedica a beneficiarse de lo que acontece.
El líder es el que
representa de verdad el espíritu de su época, encarna los ideales de la
población, sabe leer bien los objetivos que se persiguen y capta el interés y
la voluntad general, y la materializa a través de medidas y decisiones.
Ese líder es más
fructífero que una administración que lo único que hace es llevar las cosas día
con día. El riesgo es grande porque si el líder no es genuino ni
representativo, sólo es un dictador o un déspota. El auténtico lleva a su
pueblo de la mano y lo saca adelante.
En América Latina
presidentes como Abdalá Bucaram, Carlos Saúl Menem y otros no son lo que se
llamaría líderes. El único, en sentido estricto, sería Fidel Castro. Vicente
Fox tiene ribetes y facetas de líder, pero le falta mucho para lograrlo.
"Habría que
estudiar las condiciones para que una persona sea en verdad un líder, como
tener una sólida formación política y no sé si Fox cumpla con ello. Hay que ser
carismático y hablar con la población en un lenguaje comprensible; pero si no
hay una base sólida conceptual y teórica, ni un respaldo que explique las
decisiones y les dé sentido, no se puede hablar de líderes".
Al frente de
Secretaría de Educación, por ejemplo, no hay un líder sino un administrador.
"Un líder realiza una reforma educativa importante en todos los niveles y
renueva los programas, y un administrador se dedica a llevar al día la empresa
o la secretaría ".
En otros ámbitos
sucede lo mismo, siempre hay líderes. Independientemente de si a uno le gustaba
o no. Octavio Paz tenía todo un grupo detrás de él, era el líder de ese grupo,
que no lo fuera a nivel masivo era algo diferente. El líder es alguien
brillante que conduce a un grupo determinado y hoy día no hay quien realice
esas labores en el ámbito intelectual".
Por ello, aseguró que
en México estamos un poco en la búsqueda de un líder. El fenómeno Fox se
explica de esa manera, la gente creyó haber encontrado en él, sobre todo en su
larga campaña, un hombre que hablaba de manera espontánea, rápida, con un
lenguaje casi corriente y que en apariencia le gustaba a la agente, lo cual generó
la esperanza en la gente de encontrar un conductor. Independiente de si esa
esperanza fue defraudada o no, esa fue una de las motivaciones y del gran apoyo
que recibió Fox durante la elección.
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Pies de foto
La inexistencia
de líderes nacionales en los ámbitos de la vida política y social hace endeble
al país, afirmó Alejandro Tomasini, del Instituto de Investigaciones
Filosóficas de la UNAM.
Alejandro
Tomasini Bassols, del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM,
aseguró que para un país en vías de desarrollo, como el nuestro, es grave no
tener líderes que sirvan como catalizadores para las muchedumbres y la masas.