6:00 hrs. Agosto 18 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-794

 

EN MÉXICO CARECEMOS DE LÍDERES: ALEJANDRO TOMASINI

 

·        Para un país en desarrollo como el nuestro, no tener líderes lo vuelve endeble

·        Las grandes personalidades están siendo reemplazadas por lo que se podría denominar como “las administraciones”

 

En México carecemos de grandes personalidades, magnéticas, que sirvan como catalizadores para las muchedumbres y masas en la vida política y social situación que afecta en gran parte al resto de naciones aseguró Alejandro Tomasini Bassols, del Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIF) de la UNAM.

 

Dijo que para un país como el nuestro, en vías de desarrollo, es grave no tener líderes porque lo vuelve endeble, una máquina de transacciones y operaciones de todo tipo: comerciales, culturales etcétera, que se rige por tratados, convenciones, pero carente de una cabeza orientadora.

 

En ese sentido, "sí son importantes los grandes personajes, siempre y cuando nazcan con la idea de una misión histórica, imbuidos del espíritu nacional y con deseos de satisfacer los requerimientos de las grandes mayorías. Si carecemos de líderes los pequeños grupos o grupúsculos imponen sus intereses".

 

Advirtió que un líder puede ser una perdición si es un seudo líder o también ser una garantía si es genuino. La palabra líder proviene de la lengua inglesa: significa dirigente o conductor de algo. En todos los pueblos y en todas las edades siempre ha habido conductores, de lo más variado, desde los israelitas, en la época de la Biblia, cuando Moisés era un conductor, hasta Napoleón y Julio César.

Tomasini Bassols afirmó que nuestro país tiene capacidad para formar dirigentes, pues cuenta con una multitud de gente brillante e  inteligente, con los rasgos y el carácter necesarios para tomar las iniciativas y las riendas de las situaciones, aunque quizá por el juego político que hay no hayan tenido la oportunidad de expresarse.

 

Un hombre brillante al frente del país, pero despolitizado, puede regalar la banca porque le interesan otros asuntos. En cambio, otro con una visión más amplia y profunda de la nación, moverá al país y lo llevará por nuevos derroteros.

 

Por ello -sostuvo- es indispensable que surjan líderes en el país, que lo lleven por nuevos caminos porque no estamos en una situación en la que podamos sentarnos, de manera tranquila, a disfrutar de un status quo que funciona de forma normal y beneficia a las mayorías. Eso no sucede en México. Se requieren hombres con iniciativa y visión, ésos son los líderes.

 

En la actualidad los grandes personajes están siendo remplazados por lo que se podrían llamar –según la moda americana– las administraciones. Ya no hay la gran personalidad al frente de ellos, sino que se trata de la administración Clinton, Bush o Reagan, lo cual significa que entra un grupo particular, fuerte, que ocupa todas las dependencias, orienta la política de manera conjunta y el líder sólo es la cabeza del mismo.

 

Al contar con un líder se corre un riesgo grande, pero también son grandes los beneficios cuando funciona de manera adecuada. El riesgo es caer en regímenes o sistemas despóticos y unilaterales, sin interés por el bienestar de la población, en donde sólo hay un grupo que se dedica a beneficiarse de lo que acontece.

 

El líder es el que representa de verdad el espíritu de su época, encarna los ideales de la población, sabe leer bien los objetivos que se persiguen y capta el interés y la voluntad general, y la materializa a través de medidas y decisiones.

 

Ese líder es más fructífero que una administración que lo único que hace es llevar las cosas día con día. El riesgo es grande porque si el líder no es genuino ni representativo, sólo es un dictador o un déspota. El auténtico lleva a su pueblo de la mano y lo saca adelante.

 

En América Latina presidentes como Abdalá Bucaram, Carlos Saúl Menem y otros no son lo que se llamaría líderes. El único, en sentido estricto, sería Fidel Castro. Vicente Fox tiene ribetes y facetas de líder, pero le falta mucho para lograrlo.

 

"Habría que estudiar las condiciones para que una persona sea en verdad un líder, como tener una sólida formación política y no sé si Fox cumpla con ello. Hay que ser carismático y hablar con la población en un lenguaje comprensible; pero si no hay una base sólida conceptual y teórica, ni un respaldo que explique las decisiones y les dé sentido, no se puede hablar de líderes".

 

Al frente de Secretaría de Educación, por ejemplo, no hay un líder sino un administrador. "Un líder realiza una reforma educativa importante en todos los niveles y renueva los programas, y un administrador se dedica a llevar al día la empresa o la secretaría ".

 

En otros ámbitos sucede lo mismo, siempre hay líderes. Independientemente de si a uno le gustaba o no. Octavio Paz tenía todo un grupo detrás de él, era el líder de ese grupo, que no lo fuera a nivel masivo era algo diferente. El líder es alguien brillante que conduce a un grupo determinado y hoy día no hay quien realice esas labores en el ámbito intelectual".

 

Por ello, aseguró que en México estamos un poco en la búsqueda de un líder. El fenómeno Fox se explica de esa manera, la gente creyó haber encontrado en él, sobre todo en su larga campaña, un hombre que hablaba de manera espontánea, rápida, con un lenguaje casi corriente y que en apariencia le gustaba a la agente, lo cual generó la esperanza en la gente de encontrar un conductor. Independiente de si esa esperanza fue defraudada o no, esa fue una de las motivaciones y del gran apoyo que recibió Fox durante la elección.

 

 

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Pies de foto

 

La inexistencia de líderes nacionales en los ámbitos de la vida política y social hace endeble al país, afirmó Alejandro Tomasini, del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM.

 

 

Alejandro Tomasini Bassols, del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, aseguró que para un país en vías de desarrollo, como el nuestro, es grave no tener líderes que sirvan como catalizadores para las muchedumbres y la masas.