6:00 hrs. Agosto 7 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-759

 

 

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CONTRIBUYEN LAS CACTÁCEAS A LA CONSERVACIÓN DEL SUELO

 

·        Legalmente podrían representar fuentes de ingresos para los campesinos más pobres, destacó la investigadora del Jardín Botánico, Léia Scheinvar

·        Todas las especies endémicas, dijo, se encuentran en peligro de extinción

 

El avance de la civilización, los pozos petroleros, la formación de  nuevos asentamientos humanos y el mercado ilegal, son factores determinantes en la destrucción de las cactáceas, cuya existencia contribuye a la conservación y fijación de los suelos, afirmó la investigadora del Jardín Botánico, Léia Scheinvar.

 

La especialista del Laboratorio de Cactología, reconoció que a pesar de que muchas de las cactáceas se encuentran en lugares inaccesibles para el hombre, todas las especies endémicas –únicas en el mundo- están en peligro de extinción ante el saqueo de personas sin conciencia ecológica.

 

Algunas plantas de este género, como el nopal, cumplen un papel ecológico importante, ya que tienen bacterias y hongos asociados a sus raíces donde fijan el nitrógeno del aire, enriquecen el suelo e impiden la desertificación.

 

En México existen 894 especies con 283 variedades, de las cuales 66 son endémicas. Por ser una riqueza extraordinaria, agregó, se deben tomar las medidas necesarias para evitar su extinción.

Destacó que en el país existen condiciones especiales para la diversificación de este tipo de plantas, debido a que más de la mitad del territorio nacional lo constituyen zonas áridas y semi áridas.

 

Léia Scheinvar  puntualizó que otros de los factores que ponen en riesgo la existencia de estas plantas son los catófilos, es decir, los amantes de las cactáceas tanto mexicanos como extranjeros, así como la inexistencia de campañas a nivel nacional para que los campesinos, al limpiar su terreno, se comuniquen con las autoridades y éstas recojan el material vegetal.

 

Señaló que hay comercio ilegal de estos vegetales, por lo cual  las autoridades deben tomar cartas en el asunto. Se trata de personas que trafican con las cactáceas, debido a que en otros países cada ejemplar puede costar hasta 100 dólares.

 

Las plantas cultivadas, recalcó la investigadora, pueden representar fuentes de ingresos para los campesinos más pobres. Hay que enseñarles a cultivarlas para importarlas a Europa, América y Japón donde existe gran demanda.

 

Léia Scheinvar abundó que no es malo el comercio de híbridos, pero sí su venta, porque son parte de la riqueza del país. Se deben registrar en la Semarnat como plantas madres que producirán semillas, las cuales podrían ofertarse para ser germinadas.

 

Subrayó la importancia de que las autoridades conozcan las áreas destruidas para hacer una campaña entre biólogos y técnicos, con el propósito de rescatar lo existente y  no permitir que se extinga.

 

Para que una cactácea tenga el tamaño de una biznaga grande en el campo, precisó la especialista, puede tardar más de 100 ó 200 años, el problema es que cuando son extraídas para la venta a las industrias del ramo a éstas no se les obliga a reforestar con la misma especie.

 

Por ello, consideró necesario reglamentar el aprovechamiento de plantas silvestres y obligar a quienes las explotan a que reforesten.

 

Se trata, concluyó, de un problema de educación, pues en Europa, por ejemplo, el mayor orgullo de un padre es enseñar a los hijos a cuidar este tipo de plantas.

 

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Léia Scheinvar, investigadora del Jardín Botánico de la UNAM, aseguró que las cactáceas, de las cuales México tiene una gran variedad, contribuyen a la conservación de los suelos

 

 

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En México existen 894 especies de cactáceas con 283 variedades, de las cuales 66 son endémicas, informó Léia Scheinvar, investigadora del Jardín Botánico de la UNAM