6:00 hrs. Agosto 7 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-758

 

MÉXICO, PAÍS SOBERANO EN MATERIA DE ELECTRICIDAD: LETICIA CAMPOS ARAGÓN

 

 

·        Genera electricidad en cantidades que superan el consumo de sus 23 millones de usuarios, afirmó la especialista del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM

·        No obstante esta situación el sector eléctrico mexicano se enfrena al peligro de corte de carga causada por tres años de rezago en inversiones en capacidad instalada

 

 

México es un país soberano en materia de electricidad pues los recursos naturales que utiliza para generarla (carbón, diesel, combustóleo, gas natural, uranio, agua, vapor endógeno y aire) los obtiene de su propio territorio afirmó Leticia Campos Aragón, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.

 

Luego de señalar que dicha producción la hace fundamentalmente con 169 centrales eléctricas propiedad de la nación, la especialista en temas energéticos recordó que en 1999 la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Luz y Fuerza del Centro (LyFC) generaron 180 mil 917 Gigawats hora, de los cuales se consumieron 145 mil.

 

En este consumo interno la importación apenas representó el 0.45 por ciento y los principales consumidores de esa electricidad fueron el sector industrial con el 59.1 por ciento, seguido del residencial con 22.9, el comercial con 7 y el agropecuario con 5.5 por ciento.

 

No obstante esta situación, agregó Campos Aragón, desde hace algunos años se impulsa una nueva forma de organización de esta industria estratégica para orientarla al mercado mundial, abandonado para ello la política de fortalecimiento de este sector el cual respondió durante varias décadas con calidad y bajos precios a las necesidades de energía eléctrica de los mexicanos.

 

Reveló que desde 1995 el Estado mexicano dejó de invertir en el sector eléctrico para atraer inversión extranjera, sobre todo de aquellas que provienen de empresas monopólicas privadas que operan a escala global, las cuales exigen la modificación de los artículos 27 y 28 constitucionales para realizar las inversiones esperadas por el gobierno mexicano.

 

Para la también coordinadora del proyecto La industria eléctrica mexicana frente al cambio mundial. El caso del modelo británico 1990-2000, esta política de abandono lo que explica es que hoy las empresas eléctricas propiedad de la nación (CFE y LyFC) carezcan de margen físico y económico para participar en la integración energética continental.

 

Baste señalar, aclaró Campos Aragón, que en 1999 el margen de reserva operativa fue de sólo  2.5 por ciento, en 2000 bajó a 1 por ciento y se presume que en 2001 dicha cifra sea aún menor, lo que inevitablemente pone en peligro de corte de carga (apagones) regionales en una escala nunca antes vista en la historia de la industria eléctrica mexicana.

 

¿Por qué crear esta escasez? Se preguntó la investigadora universitaria y respondió: Al no satisfacer este servicio público de interés general con las características deseadas, se nos pretende convencer que el Estado es ineficiente para brindar ese servicio y a su vez se crean las condiciones para hacer apología de la forma en que el capital privado podría prestar esta función.

 

En realidad, dijo,  se trata de una estrategia respaldada por la teoría del equilibrio general. “Es una teoría inútil y sin coherencia teórica ni práctica, porque excluye toda institucionalidad en la nueva forma de organización de las industrias de suministro eléctrico”.

 

Leticia Campos Aragón aclaró que un aspecto fundamental de la teoría del equilibrio general es que una vez creada esa escasez se originan las condicione para que los vendedores de electricidad, sin la participación de las instituciones, sean libres en la búsqueda de sus ganancias y tengan igualdad de oportunidades al pretender maximizarlas.

 

Entonces al tratarse de un bien escaso, los consumidores están obligados a elegir sin que nada asegure la eficiencia y el bajo precio en la prestación del servicio eléctrico, indicó la directora de la revista latinoamericana de economía Problemas del desarrollo que edita el IIEc.

 

En ese contexto, agregó enfática la investigadora, se olvida que en las industrias de suministro eléctrico en cualquier parte del mundo debe haber un responsable de asegurar el equilibrio permanente entre oferta y demanda, programando y realizando oportunamente las inversiones en infraestructura que aseguren en todo momento la respuesta oportuna al crecimiento de la demanda y ese responsable debe ser el Estado.

 

Resulta absurdo afirmar que al no venderse los activos de la CFE y LyFC no hay peligro de privatización. La política de abandono de la infraestructura eléctrica del país y dejar toda la responsabilidad de inversión al capital privado, así como orillar a los grandes consumidores a contratar el servicio de electricidad con las empresas privadas que están instalándose en el país, llevará a la larga a dicha privatización con todos los riesgos que ello traerá para nuestro mercado interno, concluyó

 

 

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