Boletín UNAM-DGCS-753
Pies de foto al final del boletín
VIOLENCIA INFANTIL POR RIGIDEZ EN LA
FAMILIA Y LA ESCUELA
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A ello se suman la falta de cultura y las actitudes de repetición de
patrones, informó Socorro García Rivas, de la Escuela Nacional de Trabajo
Social de la UNAM
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Hay un subregistro del número de niños que reciben maltrato físico,
psicológico y sexual, porque los padres no denuncian, aseguró
La
educación apoyada en estructuras familiares y escolares rígidas, autoritarias,
verticales y poco tolerantes, así como la ignorancia, falta de cultura y
actitudes de repetición de patrones negativos, son las causas fundamentales que
provocan la violencia infantil aseguró la catedrática de la Escuela Nacional de
Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Socorro García Rivas.
Resaltó que hay un
subregistro de la cantidad de niños que sufren algún tipo de maltrato, porque
al considerarla normal y parte del proceso educativo del menor, la mayoría de
los casos no se denuncia.
Informó que por lo
general se registran cuatro tipos de maltrato infantil: físico, psicológico,
sexual y por negligencia. En la mayoría de los casos esta agresión es cometida
por los padres del niño o algún familiar cercano.
A excepción de los
casos en que se trata de adultos con algún problema mental, las agresiones
contra los infantes son un recurso de los padres -en muchas ocasiones el único-
que confunden con educación en su intento por convertir a sus hijos "en
hombres y mujeres de bien".
También jefa del
Servicio de Trabajo Social del Hospital Psiquiátrico Infantil Dr. Juan N. Navarro, García Rivas apuntó
que es necesario educar a los paterfamilias para que conozcan el proceso del
desarrollo del menor y aprendan que sus actitudes y el apoyo que se les dé son
la base de una adolescencia menos complicada.
No se trata de
satanizar a los padres ni de considerar que en todos los casos son mal
intencionados, sólo creen que es la mejor forma de educar a sus hijos -en
especial con golpes-, porque ellos fueron tratados así.
De acuerdo con el Sistema
Nacional para el Desarrollo Integral de
la Familia (DIF), tan sólo en el Distrito Federal de 25 mil 46 denuncias
recibidas en 1999, 683 fueron por maltrato físico y a niños con escolaridad
primaria; su principal agresora fueron sus madres. Por ello, la violencia
contra los niños está incluida en la intrafamiliar.
Esta institución
reporta que, en el caso del abuso sexual, sólo hay siete casos denunciados por
año, mientras en el Hospital Psiquiátrico Infantil el promedio anual es de 100
nuevos niños que recibieron este tipo de maltrato.
De las denuncias por
maltrato sexual a menores, el 80% son contra hombres y el 20% mujeres, aunque
hay muchos adolescentes que agreden de esta forma a niños escolares.
Respecto al maltrato
psicológico, en el Distrito Federal se registraron 921 casos, mientras por
negligencia 63. El reducido número no es porque hayan disminuido los casos,
sino debido a que no se denuncian.
El maltrato físico,
explicó, se presenta sobre todo en menores de siete a 12 años, etapa donde se
desarrollan y empiezan a mostrar su personalidad, por tanto, hay una postura de
oposición como característica principal. Cabeza y cara son las partes del
cuerpo infantil más golpeadas.
La evolución del niño,
indicó, es considerado como una afrenta y un reto para los padres, lo que
aunado al ambiente rígido y autoritario en que vive genera violencia. El
infante siempre está en desventaja frente al adulto.
Desde el punto de
vista social, planteó, se trata de abuso de poder contra el más desprotegido,
pues los niños están dentro de la categoría de grupos vulnerables, donde los
adultos aprovechan su condición para agredirlos.
En cuanto al abuso
psicológico, más elevado que el físico, especificó la académica, es una acción
que por lo regular los padres no identifican como tal. Se caracteriza por el
insulto, la descalificación y la humillación delante de los demás -como darle
un sobrenombre o apodo-, así como hacer notar los defectos y errores, e impedir
que emita opiniones.
Se trata de un
maltrato psicológico porque dejará huella en la personalidad del infante y
lesionará su autoestima, recalcó. Sin ella, no tendrá la posibilidad de
responder ante las dificultades que se le presenten, se sentirá disminuido, sin
recursos ni habilidades para realizar alguna actividad o resolver una
situación, pues su imagen se formará a través de lo que los padres le dicen.
Para esta situación,
es menos probable un registro porque en muchos sitios esto se vive como algo
cotidiano. Es una especie de entrenamiento que necesita el menor para enfrentar
las diferentes situaciones de la adultez y no llegar con conflictos.
Se pretende, argumentó
Socorro García, que desde la infancia se sienten las bases para que el adulto
sea feliz. Si el niño tiene límites claros, sabe cuál es su lugar en la familia
con respeto, aceptación y afecto y que una llamada de atención no tiene nada
que ver con él como persona, no tendrá problemas. De lo contrario, cuando sea
adulto no será tolerante ni resolverá los conflictos que se le presenten en
diferentes etapas y lugares.
Un maltrato más es la
negligencia: cuando el padre no cumple con la responsabilidad de proporcionarle
al infante bienestar, alimentación, salud, vestido, escolaridad y un ambiente
favorable para el desarrollo. En cambio, hay tal descuido que puede propiciar
una serie de trastornos como el crecimiento anormal.
La negligencia va en
contra de la Convención de los Derechos del Niño y de la Niña y de la Ley de
Protección de los Niños, las Niñas y los Adolescentes.
El
maltrato sexual a los infantes se comete, sobre todo, por familiares como los
padres, madres, tíos, hermanos, abuelos, padrastros, hermanastros o alguna
personal allegada al menor, quienes no necesitan estar en espacios alejados de
su hogar. No hay un perfil claro del agresor, puede ser un profesionistas o un
desempleado, y de cualquier estrato social, abundó.
Erróneamente se cree
que sólo los hombres cometen este delito. También las mujeres maltratan las
zonas genitales de los pequeños con objetos. También es abuso sexual la exhibición
del adulto desnudo o hacer que el niño lo haga o lo toque; tomarle al menor
fotografías con fines pornográficos, y que lo obliguen a ver películas o
revistas de ese tipo.
Uno de los problemas
centrales en este caso, recalcó la trabajadora social, es la falta de denuncias
por la incredulidad en la procuración de justicia y en las instituciones
jurídicas.
Por ignorancia,
comentó, también los padres prefieren atenderlo en forma psicológica y evitar
que reviva la difícil situación con interrogatorios desagradables. Si un adulto
tocó al infante, la misma ignorancia hacer creer a los progenitores que no
implica problemas y con el tiempo el niño olvidará lo que pasó, lo cual es por
completo falso.
Por ello, consideró
indispensable darle al menor atención adecuada para que en la adultez tenga una
vida sexual plena y sin alteraciones.
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Foto 1
La educación,
apoyada en estructuras familiares y escolares rígidas y autoritarias, son
causas que provocan la violencia infantil, aseguró la catedrática de la Escuela
Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Socorro García Rivas.
Foto 2
Socorro García Rivas, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, informó que la falta de cultura y la actitud de repetición de patrones son generadoras de la violencia infantil.