6:00 hrs. Agosto 5 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-753

 

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VIOLENCIA INFANTIL POR RIGIDEZ EN LA FAMILIA Y LA ESCUELA

 

 

·        A ello se suman la falta de cultura y las actitudes de repetición de patrones, informó Socorro García Rivas, de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM

·        Hay un subregistro del número de niños que reciben maltrato físico, psicológico y sexual, porque los padres no denuncian, aseguró

 

La educación apoyada en estructuras familiares y escolares rígidas, autoritarias, verticales y poco tolerantes, así como la ignorancia, falta de cultura y actitudes de repetición de patrones negativos, son las causas fundamentales que provocan la violencia infantil aseguró la catedrática de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Socorro García Rivas.

 

Resaltó que hay un subregistro de la cantidad de niños que sufren algún tipo de maltrato, porque al considerarla normal y parte del proceso educativo del menor, la mayoría de los casos no se denuncia.

 

Informó que por lo general se registran cuatro tipos de maltrato infantil: físico, psicológico, sexual y por negligencia. En la mayoría de los casos esta agresión es cometida por los padres del niño o algún familiar cercano.

 

A excepción de los casos en que se trata de adultos con algún problema mental, las agresiones contra los infantes son un recurso de los padres -en muchas ocasiones el único- que confunden con educación en su intento por convertir a sus hijos "en hombres y mujeres de bien".

 

También jefa del Servicio de Trabajo Social del Hospital Psiquiátrico Infantil Dr. Juan N. Navarro, García Rivas apuntó que es necesario educar a los paterfamilias para que conozcan el proceso del desarrollo del menor y aprendan que sus actitudes y el apoyo que se les dé son la base de una adolescencia menos complicada.

 

No se trata de satanizar a los padres ni de considerar que en todos los casos son mal intencionados, sólo creen que es la mejor forma de educar a sus hijos -en especial con golpes-, porque ellos fueron tratados así.

 

De acuerdo con el Sistema Nacional  para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), tan sólo en el Distrito Federal de 25 mil 46 denuncias recibidas en 1999, 683 fueron por maltrato físico y a niños con escolaridad primaria; su principal agresora fueron sus madres. Por ello, la violencia contra los niños está incluida en la intrafamiliar.

 

Esta institución reporta que, en el caso del abuso sexual, sólo hay siete casos denunciados por año, mientras en el Hospital Psiquiátrico Infantil el promedio anual es de 100 nuevos niños que recibieron este tipo de maltrato.

 

De las denuncias por maltrato sexual a menores, el 80% son contra hombres y el 20% mujeres, aunque hay muchos adolescentes que agreden de esta forma a niños escolares.

 

Respecto al maltrato psicológico, en el Distrito Federal se registraron 921 casos, mientras por negligencia 63. El reducido número no es porque hayan disminuido los casos, sino debido a que no se denuncian.

 

El maltrato físico, explicó, se presenta sobre todo en menores de siete a 12 años, etapa donde se desarrollan y empiezan a mostrar su personalidad, por tanto, hay una postura de oposición como característica principal. Cabeza y cara son las partes del cuerpo infantil más golpeadas.

 

La evolución del niño, indicó, es considerado como una afrenta y un reto para los padres, lo que aunado al ambiente rígido y autoritario en que vive genera violencia. El infante siempre está en desventaja frente al adulto.

 

Desde el punto de vista social, planteó, se trata de abuso de poder contra el más desprotegido, pues los niños están dentro de la categoría de grupos vulnerables, donde los adultos aprovechan su condición para agredirlos.

 

En cuanto al abuso psicológico, más elevado que el físico, especificó la académica, es una acción que por lo regular los padres no identifican como tal. Se caracteriza por el insulto, la descalificación y la humillación delante de los demás -como darle un sobrenombre o apodo-, así como hacer notar los defectos y errores, e impedir que emita opiniones.

Se trata de un maltrato psicológico porque dejará huella en la personalidad del infante y lesionará su autoestima, recalcó. Sin ella, no tendrá la posibilidad de responder ante las dificultades que se le presenten, se sentirá disminuido, sin recursos ni habilidades para realizar alguna actividad o resolver una situación, pues su imagen se formará a través de lo que los padres le dicen.

 

Para esta situación, es menos probable un registro porque en muchos sitios esto se vive como algo cotidiano. Es una especie de entrenamiento que necesita el menor para enfrentar las diferentes situaciones de la adultez y no llegar con conflictos.

 

Se pretende, argumentó Socorro García, que desde la infancia se sienten las bases para que el adulto sea feliz. Si el niño tiene límites claros, sabe cuál es su lugar en la familia con respeto, aceptación y afecto y que una llamada de atención no tiene nada que ver con él como persona, no tendrá problemas. De lo contrario, cuando sea adulto no será tolerante ni resolverá los conflictos que se le presenten en diferentes etapas y lugares.

 

Un maltrato más es la negligencia: cuando el padre no cumple con la responsabilidad de proporcionarle al infante bienestar, alimentación, salud, vestido, escolaridad y un ambiente favorable para el desarrollo. En cambio, hay tal descuido que puede propiciar una serie de trastornos como el crecimiento anormal.

 

La negligencia va en contra de la Convención de los Derechos del Niño y de la Niña y de la Ley de Protección de los Niños, las Niñas y los Adolescentes.

 

El maltrato sexual a los infantes se comete, sobre todo, por familiares como los padres, madres, tíos, hermanos, abuelos, padrastros, hermanastros o alguna personal allegada al menor, quienes no necesitan estar en espacios alejados de su hogar. No hay un perfil claro del agresor, puede ser un profesionistas o un desempleado, y de cualquier estrato social, abundó.

 

Erróneamente se cree que sólo los hombres cometen este delito. También las mujeres maltratan las zonas genitales de los pequeños con objetos. También es abuso sexual la exhibición del adulto desnudo o hacer que el niño lo haga o lo toque; tomarle al menor fotografías con fines pornográficos, y que lo obliguen a ver películas o revistas de ese tipo.

 

Uno de los problemas centrales en este caso, recalcó la trabajadora social, es la falta de denuncias por la incredulidad en la procuración de justicia y en las instituciones jurídicas.

 

Por ignorancia, comentó, también los padres prefieren atenderlo en forma psicológica y evitar que reviva la difícil situación con interrogatorios desagradables. Si un adulto tocó al infante, la misma ignorancia hacer creer a los progenitores que no implica problemas y con el tiempo el niño olvidará lo que pasó, lo cual es por completo falso.

 

Por ello, consideró indispensable darle al menor atención adecuada para que en la adultez tenga una vida sexual plena y sin alteraciones.

 

 

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La educación, apoyada en estructuras familiares y escolares rígidas y autoritarias, son causas que provocan la violencia infantil, aseguró la catedrática de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Socorro García Rivas.

 

 

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Socorro García Rivas, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, informó que la falta de cultura y la actitud de repetición de patrones son generadoras de la violencia infantil.