Boletín UNAM-DGCS-742
Pies de foto al final del boletín
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Elizabeth Bautista, profesora de la ENTS
señaló que cuando una mujer es víctima de violencia intrafamiliar, está no
denuncia el caso, “no desea exhibir lo que sucede al interior del hogar”
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Las afectadas cuentan con poca información
sobre dónde o con quién acudir cuando existen problemas de violencia doméstica
Por considerarlo un problema privado que sólo compete al núcleo
familiar, el estudio de la violencia doméstica entre la población afectada es
una tarea difícil dijo la profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social
(ENTS) de la UNAM, Elizabeth Bautista López.
A pesar de que en los últimos años son cada vez mayores los
conocimientos acerca de las causas y consecuencias de la violencia doméstica,
Bautista López indicó que cuando una mujer es víctima de violencia al interior
de la familia, está no denuncia el caso, “no desea exhibir lo que sucede al
interior del hogar, sólo lo comenta con amigas íntimas, nunca con
especialistas”.
La profesora universitaria indicó que a partir de un estudio realizado
en una comunidad de 20 mujeres vendedoras ambulantes del Centro Histórico, de
entre 20 y 90 años de edad, se observó que la situación de la mayoría de las
mujeres dedicadas a esa actividad económica, en dicha zona, fueron o son
víctimas de maltrato familiar.
Se trató, dijo, de una práctica comunitaria realizada durante los meses
de enero a abril de 2001, en la cual participaron trabajadores sociales universitarios
bajo la supervisión de la profesora Elizabeth Bautista, con el apoyo de la
Asociación de Vecinos y Amigos del Centro Histórico de la Ciudad de México.
Mediante este muestreo se percibió que el grueso de la población
femenina cuenta con poca información sobre a quién o a quiénes acudir cuando
son víctimas de violencia intrafamiliar, por considerarla –insistió– un “asunto
privado” el cual, inclusive, llegan a justificar como parte de la educación
cuando se trata de los hijos, o aceptado cuando ellas son las afectadas.
Les cuesta trabajo reconocer que viven el problema, “es una situación
que consideran y manejan en el ámbito privado, nadie más debe conocer el
problema más allá de su familia, no acuden a obtener orientación psicológica,
ni mucho menos denuncian el hecho, afirmó.
Otro de los aspectos importantes detectados es la necesidad de
sensibilizar a las mujeres de todas las edades y grupos sociales, sobre la
importancia de aceptar por sí mismas su papel.
Es necesario apartar la idea de desigualdad frente al hombre y no
justificar las diferencias entre ambos géneros en función del nivel de
testosterona. “Hay que desechar las ideas sociales preconcebidas que como
mujeres tenemos”, aseguró Bautista.
“Es
importante hacer una fuerte labor cultural entre el sector femenino, este
aspecto, dijo, es importante para lograr que las mujeres se reconozcan a sí
mismas como personas, como entes pensantes”, agregó y puntualizó que en
ocasiones se parte de la idea de que es el aspecto económico el que mantiene
ligadas a las mujeres a un hombre, aún cuando éste las maltrate.
Sin embargo, precisó, en la mayoría de los casos tal juicio es erróneo.
“Más bien es la necesidad de afecto lo que las une una pareja, pues en
ocasiones ellas son el sostén económico de la familia; no obstante, añadió, su
propia concepción de mujer no les permite reconocerse como tal”. Ello se debe,
entre otras cuestiones, a la educación de género “que tenemos muy arraigada en
nuestro pensamiento y a nuestra forma de ver la vida”.
Como dato adicional, dijo, se observó que las mujeres que trabajan como
vendedoras ambulantes en el Centro Histórico, aceptan dicha actividad porque se
trata de un empleo para el cual no requieren de habilidades especiales, basta
con saber leer y escribir y hacer algunas operaciones matemáticas básicas.
En ese contexto, indicó que las mujeres, por razones económicas,
políticas y sociales, se incorporan cada vez más a las labores productivas.
Ello representa que éstas dediquen menor tiempo al cuidado de la familia,
aspecto que podría derivar en la falta de comunicación familiar.
En el caso de las vendedoras ambulantes del Centro Histórico, comentó,
cada vez es menor el tiempo que dedican al cuidado de los hijos, lo que las
obliga a dejarlos al cuidado de terceras personas.
Dicha situación obliga a buscar una manera de apoyarlas socialmente, ya
sea mediante una guardería o un taller de tareas, para evitar consecuencias
lamentables como el abuso sexual de los niños.
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FOTO 1
La violencia
familiar por considerarse un problema privado que sólo compete a este núcleo,
no se denuncia, destacó la profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social
de la UNAM, Elizabeth Bautista López.
FOTO 2
El grueso de la
población femenina cuenta con poca información sobre a quién acudir cuando son
víctimas de violencia intrafamiliar, aseveró Elizabeth Bautista López,
profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM.