6:00 hrs. Julio 28 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-730

 

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PÉRDIDA DE LA BIODIVERSIDAD, PROVOCADA POR INADECUADO USO DE SUELOS FORESTALES Y SELVA

 

·        También propicia la erosión hídrica, señaló Sergio Palacios Mayorga, del Instituto de Geología de la UNAM

·        En las áreas donde se alteran los ecosistemas naturales se pierde un componente esencial del suelo: la materia orgánica

 

Cerca del 80% por ciento de los suelos del país están erosionados con diferentes grados de severidad debido a su uso inadecuado, lo que propicia la pérdida de la biodiversidad y representa un grave problema para México, aseguró el investigador del Instituto de Geología (IGl) de la UNAM, Sergio Palacios Mayorga.

 

Aseveró que los suelos forestales y de selva son de los más dañados por la erosión hídrica, lo cual provoca que las condiciones edafoclimáticas -o temperatura del suelo- cambien y se alteren los ecosistemas.

 

A pesar de la gravedad del problema, a mediano y largo plazo se podría recuperar gran parte del porcentaje de los suelos afectados, mediante un adecuado manejo orgánico que permita rescatar su capacidad productiva y su vegetación, precisó.

 

Palacios Mayorga expresó que no se debe hablar de los suelos de forma aislada, porque están directamente relacionados con la vegetación, aunque este descuido es una de las causas principales de la pérdida de ambos recursos. Los suelos, por su origen y propiedades tienen una “aptitud” natural para desarrollar cierto tipo de plantas. Ese es el caso de los forestales y de selva.

El territorio nacional fue de grandes extensiones forestales, resaltó, pero más de la mitad ya se perdió. Ese tipo de suelos, generalmente se encuentran en montañas, cordilleras o cerros. No obstante, cuando se repartió la tierra se hizo por igual en zonas de planicie como en lomeríos o áreas montañosas, porque no hay suficientes para la agricultura.

 

Sin información del manejo de los recursos naturales, explicó, los campesinos talan los bosques y las selvas para sembrar maíz, lo cual es poco rentable porque ser suelos frágiles, cuyos nutrimentos sólo son útiles para permitir el desarrollo de árboles. A ello se suma la topografía accidentada, pues las pendientes pronunciadas, sin cubierta vegetal, sufren los efectos de la erosión hídrica.

 

En el caso de los suelos de selva, abundó, se piensa que por sustentar una vegetación exhuberante son muy ricos y útiles para las cosechas. La realidad es diferente: por su fragilidad pierden con facilidad el equilibrio y se convierten en suelos muy pobres.

 

En las zonas donde se han alterado los ecosistemas naturales, especificó el investigador, se pierde un componente esencial del suelo: la materia orgánica, elemento donde radica su capacidad productiva.

 

La presencia de la flora y fauna naturales, dijo, proporciona de manera continua esa materia orgánica formada por hojas, ramas y animales que mueren, así como por sus heces fecales, que son transformadas por millones de microorganismos en nutrimentos para las plantas, como nitrógeno y fósforo.

 

De ese hecho, puntualizó, es fácil deducir que la recuperación de los suelos implica la reintroducción de materia orgánica de buena calidad, base del crecimiento de los vegetales. Por ello, a partir de desperdicios es necesario producir la materia orgánica que se necesita para su recuperación.

 

El especialista universitario propuso como primera medida utilizar la basura orgánica de las ciudades,  mediante la construcción de “plantas de composteo” para la restauración de suelos y como biofertilizantes para la agricultura. Así, se disminuye el uso de agroquímicos y se reducen los costos de producción en el campo.

 

Tan sólo en la ciudad de México, detalló, se producen a diario 19 mil toneladas de desechos orgánicos que se convierten en sustancias contaminantes debido a que no son aprovechados.

 

En cambio, la composta es fuente de microorganismos (bacterias, actinomicetos y hongos filamentosos) y de nutrimentos para recuperar la productividad de los suelos degradados.

 

La instalación de estas plantas, indicó, se debe fundamentar en una estrategia educativa para la población, donde contribuyan desde sus hogares a separar y reciclar los desechos.

 

El cabildo del municipio de Salamanca, en Guanajuato, es el primero a escala nacional en aprobar la construcción de una planta de “composteo” con la asesoría de investigadores universitarios.

 

El proyecto iniciará este año y de ese modo se aprovecharán, en una primera etapa, cinco toneladas de desechos al día y se obtendrá la materia orgánica para bioremediar los suelos biodegradados e impulsar la agricultura orgánica, finalizó.

 

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Con la alteración de los ecosistemas naturales se pierde un componente esencial del suelo: la materia orgánica, dijo Sergio Palacios Mayorga, del Instituto de Geología de la UNAM.

 

 

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Sergio Palacios Mayorga, del Instituto de Geología de la UNAM, afirmó que a pesar de la gravedad de la pérdida de suelos en México, a mediano y largo plazo podrían recuperarse mediante un adecuado manejo orgánico.