6:00 hrs. Julio 28 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-729

 

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LOS INSECTOS COMESTIBLES NO SON UNA ALTERNATIVA ALIMENTICIA,SON UN ALIMENTO MÁS

 

·        Julieta Ramos Elourduy, del Instituto de Biología de la UNAM, apuntó que los insectos comestibles contienen gran cantidad de vitaminas A, B, C y D, así como grasas polinsaturadas

·        Podrían formar parte de la dieta del mexicano cuando se impulse un programa especial que permita su cultivo

 

Los insectos comestibles no son una alternativa alimenticia sino un alimento más con alto valor nutritivo, rico en vitaminas, sales, minerales y grasas polinsaturadas, aseveró la investigadora Julieta Ramos Elourduy, del Instituto de Biología.

 

Se trata, subrayó de un elemento que podría formar parte de la dieta de los mexicanos cuando se impulse un programa especial que permita fomentar su cultivo. Incluso, añadió, se puede mejorar el contenido de nutientes de algunas especies.

 

La entomóloga universitaria aseveró que el potencial alimenticio de los insectos es enorme. Por ejemplo, cerca de las tres cuartas partes del cuerpo de un chapulín está constituido de proteínas de buena calidad.

 

Además, aseguró, las grasas de los insectos son polinsaturadas, y contienen una gran cantidad de vitaminas A, C, D y, sobre todo, del grupo B, es decir tiamina, riboflamina y niacina, sustancias importantes en los trópicos, toda vez que los vegetales de estas regiones carecen de ellas.

 

Ramos Elourduy destacó que aún cuando se dan por temporadas para el consumo de las especies, hay insectos para comer todo el año. Incluso, dijo, se ingieren plagas como los gusanos del maíz o la llamada langosta, la cual se emplea como alimento en casi todo el mundo.

 

Indicó que se han realizado estudios de las sales minerales de los insectos y se observó que algunos son ricos en calcio, todos contienen altas cifras de magnesio, algunos contienen fierro, otros potasio, y otros más sodio. “Vemos que tienen muchas propiedades alimenticias sobre todo, proteínas, de excelente calidad, pues superan los valores del patrón de la FAO-ONU, emitido en 1985”.

 

De tal manera que si se combina el consumo de insectos alimenticios con tortilla y frijol, los individuos podrán formar más células, reparar más tejidos, mantener su sistema inmunológico protegido de enfermedades, y mejorar su calidad de vida.

 

Incluso, dijo, la NASA planea llevar cultivos de insectos en viajes espaciales de larga duración para obtener de ellos proteínas. Destacó que, en general los insectos, desde siempre, han sido considerados por su importancia y fin utilitario. Hoy están en restaurantes de cinco tenedores, en los que son considerados platillos de gourmet, a precios elevados.

 

Destacó la ausencia de una reglamentación para la explotación y exportación. El recurso, en un momento dado puede, sino exterminarse, sí disminuir las poblaciones de manera significativa, tal como sucedió con el gusano blanco del maguey el cual fue sobre explotado. Además, el cultivo de magueyes se sustituye gradualmente por el de cebada lo que hace que la población de estos animales decrezca.

 

En la comercialización de los insectos comestibles el número de intermediarios es alto, “exacerbado con ganancias bestiales y los explotados son nuevamente los campesinos” destacó la investigadora.

 

Por ejemplo, a un campesino por cada kilo de escamoles le pagan entre 60 y 80 pesos, los intermediarios lo venden en 300. De esta manera, las ganancias del intermediario en este sector llegan a ser, en ocasiones, hasta de más del mil 500%, de acuerdo con el insecto que se comercialice.

“Ahora se hace fraude con el gusano blanco –bastante escaso en general– con el del nopal, los cuales son mezclados con larvas de mariposa y al momento de su cocción el sabor se confunde”.

De igual manera comentó que por la elevada demanda de los jumiles, el precio de éstos se ha elevado hasta en 500%. Por ello, dijo, “proponemos se empiecen a elaborar cultivos, por lo menos de las especies en las que la tecnología está puesta en punto”.

 

Por ejemplo, explicó, en el caso del gusano blanco de maguey, el Instituto de Biología implementó una técnica para sembrado de gusanos de éstos así como de nidos de escamoles, técnica mediante la cual el producto mantiene sus características originales.

 

En cuanto al gusano rojo de maguey no hay, hasta la fecha, estudios sobre su cultivo. Por ello, puntualizó, es necesaria una norma y reglamentación debido a la alta demanda de mezcal. “Estados Unidos no aceptaba que esta bebida llevará el gusano dentro”.

 

Sin embargo, luego de un estudio realizado por la investigadora universitaria y presentado a las instancias correspondientes en aquella nación, la entrada de este producto mexicano fue aceptada.

 

Reiteró la necesidad de reglamentar la recolección, explotación y exportación, tanto del gusano blanco como del rojo de maguey, pues ambos son los únicos exportados legalmente.

 

Es necesario prestar atención a este recurso natural renovable porque es el más abundante. “Cuatro quintas partes del reino animal son insectos, las proteínas de éstos son el alimento más completo, la tradición de su consumo proviene desde la época prehispánica; tienen ciclos de vida cortos y un grado de reproducción elevado, por eso podemos contar  con varias generaciones al año que pueden ayudar a la alimentación del sector agrícola y de la población en general”.

 

 

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Julieta Ramos Elourduy, del Instituto de Biología de la UNAM afirmó que los insectos comestibles no son una alternativa alimenticia, sino un alimento más.

 

 

 

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El impulso al cultivo de insectos comestibles, contribuiría a que este tipo de alimento forme parte de la dieta de los mexicanos, aseveró Julieta Ramos Elourduy, del Instituto de Biología de la UNAM.