6:00 hrs. Julio 27 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-727

 

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LOS SUPERMERCADOS CONCENTRAN 80% DE LAS VENTAS DE ALIMENTOS, EN LA CIUDAD DE MÉXICO

 

·        Este canal de distribución le restó fuerza al sistema de venta al menudeo; por ello, el mercado público enfrenta el reto de su sobrevivencia

·        Su expansión propicia la desaparición de algunos giros tradicionales, como pescaderías y lecherías

 

El canal de distribución de alimentos más importante para la ciudad de México está representado por los super, hiper y megamercados, las tiendas y bodegas de conveniencia y los sistemas de clubes, en los que se concentra cerca del 80% de las ventas señaló Felipe Torres Torres, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.

 

Entre los atributos que le permiten ser el espacio dominante del abasto en la urbe, informó, se encuentra su respuesta a los requerimientos de seguridad y funcionalidad del consumidor. Es decir, a cualquier hora del día cuenta con una amplia diversidad de productos alimentarios en un mismo espacio.

 

Otro aspecto en favor del canal de distribución moderno es su tecnología de venta, la cual es superior a la de las misceláneas o los tianguis: el pesaje es exacto; tiene código de barras, lo que permite al cliente despacharse con rapidez; es más higiénico; por lo regular tiene calidad homogénea y cuenta con sistemas de créditos, de ofertas permanentes y publicidad, así como con capacidad de desplazamiento.

Antes, comentó, sólo se ubicaba en espacios a los que acudían los estratos medios de la sociedad. Ahora, prácticamente se encuentran en cualquier zona de la ciudad. Las tasas de crecimiento de algunos establecimientos son de hasta el 15%, lo cual está por arriba del desarrollo económico del país.

 

Adicionalmente, tiene capacidad de diversificación en términos de las preferencias cambiantes de los consumidores, realizan ventas por teléfono o por Internet y cuenta con estacionamiento.

 

Este sistema de distribución, agregó Torres Torres, le restó fuerza a la venta al menudeo, incluso provocó la desaparición de algunos giros tradicionales, como pescaderías y lecherías.

 

Otra de las implicaciones de su expansión, agregó, es restarle fuerza a la Central de Abasto (Ceda), “porque no necesariamente se surte en ella”. En ocasiones, cuenta con su propio sistema de proveedores , incluso obtiene la mercancía directamente al establecer contratos de siembra, algunos orientados a la importación de alimentos. Además, tiene sus propios transportes.

 

La Ceda, mercado mayorista orientado fundamentalmente a la concentración y expedición de frutas, hortalizas y abarrotes, es la fuente de distribución de un segundo nivel: los mercados públicos y sobre ruedas; los tianguis, las misceláneas y las verdulerías, así como las tiendas de abarrotes y los supermercados. En total, se calcula que hay alrededor de cuatro mil puntos de distribución de alimentos en fresco.

 

Sin embargo, explicó, una de las consecuencias más importantes de la preponderancia del canal moderno de distribución es el declive de los mercados públicos que, en este momento, enfrentan el reto de su sobrevivencia. En forma paulatina perdieron su razón de ser como lugar de expendio de alimentos y los locales comenzaron a destinarse a vender otro tipo de productos como ropa.

 

Además, se hicieron espacios muy caros por la fuerte competencia que enfrentan. Los de Mixcoac, San Angel y Coyoacán tienen márgenes de sobreprecio de hasta el 40% en algunos productos básicos como el frijol.

 

En este fenómeno influyó también que los mercados “son tierra de nadie” -porque al ser concesiones los locatarios no invierten en ellos-,  y el gobierno los abandonó al no apoyar los subsidios. Tampoco se pusieron en práctica sistemas tecnológicos para mejorar la atención ni maneja créditos para el cliente.

 

Como factores que le quitan clientela al mercado público, pueden señalarse, además, la inseguridad en el manejo del producto, la violencia que distingue a las zonas donde se encuentran, la falta de higiene y funcionalidad.

 

Por otra parte, el investigador destacó que el sistema general de distribución de la ciudad de México es muy eficiente en cuanto a su cobertura. Prácticamente, no hay ningún lugar desabastecido. “Si antes un supermercado operaba en un radio de seis o siete kilómetros ahora lo hace en dos, la gente puede acudir caminando.

 

Se cubren todos los niveles de la oferta, por lo que no existe ninguna posibilidad de que la gente quede sin abasto. La calidad de los productos es heterogénea y depende de la capacidad del  consumidor de accesar a un tipo de mercado u otro.

 

Torres Torres explicó que esta situación se presenta en gran medida por la existencia de un mercado potencial. Se calcula que habitan esta urbe de 13 millones a 14 millones de personas, de las cuales cerca de siete millones sostienen a los supermercados y, una parte marginal, a los mercados públicos.

 

 

 

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Los mercados públicos enfrentan actualmente el reto de su supervivencia, indicó Felipe Torres Torres, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM

 

 

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Los supermercados concentran el 80% de las ventas de alimentos en la ciudad de México, destacó Felipe Torres Torres, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM