6:00 hrs. Julio 24 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-719

Juriquilla, Querétaro

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DETECCIÓN TEMPRANA Y TRATAMIENTO, CLAVE PARA EVITAR TRASTORNOS DE APRENDIZAJE

 

·        Los padecen del 10 al 15% de los niños mexicanos: Thalía Harmony, del Centro de Neurobiología de la UNAM

·        Entre el 70 y 80% de ellos presentan al nacer antecedentes de riesgo, como falta de oxigenación cerebral

 

En México, entre el 10 y el 15% de los niños presentan algún tipo de trastorno de aprendizaje, cifra que coincide con el índice de reprobación y abandono de los estudios, aseguró la investigadora del Centro de Neurobiología de la UNAM, Thalía Harmony.

 

En el Laboratorio de Psicofisiología de esa dependencia, con sede en Juriquilla, Querétaro, la universitaria señaló que un antecedente de riesgo que pasa desapercibido, como la falta de oxígeno al nacer, con el tiempo crea un problema cognitivo en el menor.

 

Por ello, acotó, "nos orientamos hacia la detección temprana y el tratamiento preventivo, porque muchos de los niños con trastornos de aprendizaje, no sólo en México sino en otras partes del mundo, tienen antecedentes de riesgo".

 

En general, señaló, estos problemas se refieren a la dificultad para aprender matemáticas, leer y escribir, las cuales se consideran actividades abstractas. No son, sin embargo, personas con un coeficiente intelectual anormal, sino un poco por debajo del común.

 

Comentó que constituyen un grupo heterogéneo, ya que hay niños en quienes predominan los problemas de atención, en otros los de la memoria "de trabajo" -o de corto plazo- y unos más en los que las alteraciones son a nivel de la codificación de rasgos visuales, como las letras.

 

Uno de los proyectos en los que trabaja la doctora Harmony y su equipo de colaboradores es la neurohabilitación temprana en niños muy pequeños. Se pretende determinar, incluso desde recién nacidos, si tienen algún tipo de problema que requiera de un tratamiento de este tipo.

 

Explicó que se habla de "habilitación" y no de "rehabilitación" porque en los menores aún no existe una deficiencia, sino la posibilidad de que algún factor de riesgo perinatal (por ejemplo, una infección en la madre durante el embarazo) haya producido algún problema en el sistema nervioso, a nivel estructural o funcional, el cual se podría revelar durante el desarrollo del niño.

 

En este proyecto, el cual se realiza en colaboración con el Laboratorio de Neurofisiología para la Educación Especial de la Secretaría de Educación del estado de Querétaro, señaló, se detectan recién nacidos con factor de riesgo, debido a problemas como la hipoxia o asfixia. Luego de ser estudiados se determina si necesitan de neurohabilitación.

 

El tratamiento se basa en la técnica del investigador húngaro Katona, que consiste en desarrollar en el bebé movimientos complejos -específicos de la especie humana- e impedir los anormales, resultado de la falta o de la exageración del tono muscular. Hasta el momento se ha atendido a 600 niños en forma favorable.

 

La investigadora informó que el 50% de los casos logra la normalidad durante el primer año de tratamiento, y otro 25% en el segundo. De ese modo, "hacemos que 75% de los niños tengan una actividad motora adecuada, lo cual los pone en contacto con su ambiente y los estimula.

 

Se pretende ampliar la capacidad de este programa e incorporar a todos los infantes nacidos en hospitales públicos queretanos con riesgos perinatales.

 

Para  ello, con ayuda del gobierno estatal, el año próximo podría entrar en funcionamiento una clínica especializada en detectar con oportunidad a los menores con posibilidad de desarrollar problemas motores y trastornos de aprendizaje.

 

En los pequeños estudiados que ya presentan dichos trastornos se encontró que entre el 70 y el 80% tienen antecedentes de riesgo, es decir, nacieron "morados", no respiraron al nacer o la madre tuvo alguna infección. La detección a tiempo y el tratamiento de habilitación y estimulación temprana adecuados, puede cambiar el destino del niño.

 

Los niños que presentan problemas de aprendizaje son detectados cuando ingresan a la escuela. Los científicos universitarios encontraron que se caracterizan porque su electroencefalograma es más lento con respecto al resto de los infantes sanos de su edad.

 

Thalía Harmony dijo que la actividad electroencefalográfica subyace a la cognitiva. Esto es, con la edad el electroencefalograma aumenta la velocidad en forma progresiva hasta lograr la estructura y frecuencia de un adulto.

 

Por eso, un niño de un año tiene un "electro" más lento que uno de cinco, y el de esta edad uno más pausado que otro de diez. Al analizarlo cuantitativamente se establece si corresponde con las frecuencias correspondientes a su edad.

 

De no ser así, abundó, se habla de una "falla de maduración”, que propicia que los menores no puedan aprender de acuerdo con su edad. Desde el punto de vista neurológico, tendrían una edad menor a la cronológica, abundó la doctora Harmony.

 

También se registran entre algunos de ellos la actividad paroxística o eléctrica de tipo epiléptico. "Estudiamos este aspecto porque hemos visto casos de pequeños que con tratamientos anticonvulsionantes mejoran su aprendizaje, pero debemos asegurarnos de ello ", aclaró.

 

De manera adicional, los especialistas universitarios investigan si con la modificación de la actividad eléctrica del cerebro, por medio de condicionamiento se cambia la actividad cognitiva en cuanto a mejorar la atención, la memoria y otras habilidades en los niños con trastornos del aprendizaje.

 

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En México, entre el 10 y el 15% de los niños presentan algún tipo de trastorno del aprendizaje, aseguró Thalía Harmony, del Centro de Neurobiología.

 

 

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Thalía Harmony, del Centro de Neurobiología de la UNAM mencionó que los trastornos del aprendizaje se refieren a la dificultad para aprender matemáticas, leer y escribir.