6:00 hrs. Julio 24 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-717

 

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Pies de foto al final del boletín

IGNORADA EN MÉXICO LA EDUCACIÓN  SOBRE EL LENGUAJE DE LAS IMÁGENES

 

·        A través de ellas se estableció la primera comunicación rigurosa entre los hombres primitivos; contienen gran cantidad de información

·        Guillermina Yankelevich, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, analiza ese fenómeno

 

Las imágenes son un lenguaje análogo a cualquier otro que maneja el ser humano, tales como el verbal o el musical, pero está más cercano al mundo que nos rodea, en comparación con los textos escritos. Sin embargo, la sociedad mexicana no se ocupa de que los niños lo aprendan, señaló la académica del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm), Guillermina Yankelevich.

 

La mayoría de los alfabetos actuales, precisó, no son como algunos antiguos: mucho más gráficos y en los cuales se incluían objetos, tales como el chino y el egipcio.

 

La especialista, quien desde hace 25 años trabaja en la abstracción de información a partir de imágenes en el ser humano, subrayó que  cualquiera que haya estudiado un idioma diferente al materno se percata de que, entre ellos, no se piensa ni habla igual.

 

Por ello, “las personas que manejan dos lenguajes tiene dos distintas formas de construir su realidad”. El simple hecho de saber que hay otras maneras de enfrentar al mundo hace más flexible al intelecto. Así, cuando una persona entra en contacto con un nuevo lenguaje está más abierta para recibirlo.

 

Las imágenes, que expresan muchas cosas al contener gran cantidad de información, cobran relevancia en el desarrollo de los individuos, porque el niño que no las abstrae con precisión tampoco tiene una abstracción general desarrollada en forma adecuada. Esto se ve claro en el caso de las matemáticas.

 

Pero este proceso debe ejercitarse y la edad para ello es entre cinco y 15 años. De lo contrario, ya es tarde para desarrollarlo, aunque la abstracción ocurre por caminos diferentes, como es a través del texto, entre otras formas.

 

Guillermina Yankelevich y su grupo de investigación lograron diseñar mecanismos de evaluación de la abstracción de información. En diversas escuelas de distintos entidades federativas del país, así como una institución de Estados Unidos, les solicitaron aplicar esa metodología, la cual se probó con alumnos desde el nivel preprimaria hasta profesionistas, de manera que cuentan con un marco de referencia muy amplio.

 

El proceso de abstracción de información de imágenes, explicó, se realiza mediante la extracción de un conocimiento de aquéllas, el cual se incorpora y relaciona con el que ya se tiene almacenado en la memoria, para después usarlo en la toma de decisiones o la resolución de problemas. Cuando esos tres pasos son cubiertos, el niño abstrajo esa información que se le ofreció.

 

Para evaluar ese proceso, añadió, enfrentan al niño a ciertas imágenes -ilusorias, ambiguas, imposibles y metafóricas, entre otras- y, una vez que se supone ubicó el nuevo conocimiento, se le plantea una situación en donde tenga que utilizar la nueva información. Si es capaz de usarla ocurrió la abstracción.

 

La autora del libro Ver para creer, explicó que las imágenes ilusorias son aquellas que no representan la totalidad del objeto, sólo dan cierta idea sobre él. “El cerebro restituye el faltante, a partir de nuestro conocimiento”, aseveró.

 

Las imágenes ambiguas son aquellas en las que en la misma imagen pueden verse dos o más objetos o escenas. Las imposibles sólo se construyen en el papel, no pueden existir en la realidad; se trabajan en la física y las matemáticas. Y las metafóricas, como el chiste gráfico, se refieren a las que implícitamente el autor introduce una contradicción que, si se abstrae debidamente, causa gracia.

 

En la actualidad, precisó, en México como en el resto del mundo los medios de comunicación masiva podrían mejoran la lectura de las imágenes, pues en forma cotidiana enfrentamos una infinidad de ellas, análogamente la tecnología de computadora expone al hombre a un inmenso ejercicio con ellas.

 

La investigadora sostuvo que entre la televisión, la computadora, la publicidad en las calles y el cine,  el ser humano está sometido a las imágenes 18 horas al día. No obstante, dijo Yankelevich, su propósito no es educar en el sentido de la abstracción.

 

Cuando dormimos también tenemos actividad con imágenes. Los sueños ocurren con ellas y la imaginación se acompaña de una representación con las mismas: imaginamos las situaciones, soluciones y acciones. Hay, incluso, quien propone que la memoria del hombre está almacenada en nuestro cerebro en forma de imágenes.

 

 

 

 

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En nuestro país el lenguaje de las imágenes no forma parte de la enseñanza de los niños, destacó Guillermina Yankelevich, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM

 

 

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Guillermina Yankelevich, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, indicó que la sociedad mexicana no se ocupa de que los niños aprendan el lenguaje de las imágenes