Boletín UNAM-DGCS-702
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SIN RESPUESTA SOCIAL, LA PROTECCIÓN EN MATERIA DE DESARROLLO BIOTECNOLÓGICO
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México está quedando
fuera de los posibles beneficios económicos de esa industria, afirmó Alejandro
Mercado Celis, del CISAN
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Concluyó el Seminario Internacional Los
nuevos actores en el espacio de América del Norte
En materia de desarrollo biotecnológico,
preocupa que México se esté quedando fuera de los posibles beneficios
económicos de esta reciente industria, y que tampoco haya presión social
intensa a las instancias reguladoras para lograr una protección efectiva,
señaló Alejandro Mercado Celis, secretario académico del Centro de
investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM.
Desde el gobierno, añadió el experto, será
difícil generar la regulación necesaria por lo que se vislumbran peligros: una
enorme dependencia en esa área y que nuestro país sea únicamente proveedor de
material genético.
Al participar en el Seminario Internacional Los
nuevos actores en el espacio de América del Norte, realizado en el
Auditorio de la Coordinación de Humanidades de esta casa de estudios, destacó
que de continuar las tendencias actuales en dicha región los beneficios
económicos que podría generar esta industria se concentrarán en Estados Unidos
y Canadá.
Durante el evento, organizado por el CISAN,
agregó que en Estados Unidos, –país líder en biotecnología– existen al menos
mil 283 firmas directamente ligadas a esta rama de la ciencia, que emplean a
153 mil personas, y en términos de ingresos totales, en 1999 fueron de 1.6 mil
millones de dólares. “Pero el dato realmente importante es el nivel de inversión
capta: en 1999 se invirtieron 137.9 mil millones de dólares y un año, después
la cifra creció 156%, hasta alcanzar los 353.5 mil millones de dólares”.
Canadá, por su parte, ocupa el segundo lugar
después de Estados Unidos en el ámbito internacional, tanto en términos del
número de compañías como de empleados y cantidad de ingresos generados por esta
industria, aseguró Mercado Celis en la mesa redonda Actores económicos y
reestructuración industrial de América del Norte.
Informó que, de acuerdo con datos de 1998, la
industria de biotecnología canadiense está integrada por 282 firmas. Asimismo,
cabe mencionar también que en este país hay muchas empresas que no generan
biotecnología directamente pero están conectadas las que sí la desarrollan.
Aclaró que se cree que la biotecnología está
dominada por grandes organismos transnacionales, pero la mayoría de ellas
tienen 50 trabajadores en promedio. En el caso de Estados Unidos y Canadá el 70
% de ellas funciona con un número semejante de empleados.
Pero lo más sorprendente, aseveró, es que,
hasta el momento, “esta industria opera sin ganancias”. Lo anterior, dijo,
puede ser porque aunque el contexto de sus avances es de incertidumbre, las
expectativas o potencial son altos. “Es una gran promesa”.
A su vez, Miriam Alfié Cohen, catedrática
del plantel Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana, en la mesa
redonda Movimientos y redes sociales de medio ambiente, comentó que uno
de los nuevos actores e identidades sociales en la región de América del Norte
es el movimiento ambientalista.
Lo anterior ”no quiere decir que
expresiones de esta naturaleza no se hubiesen dado con anterioridad en los
diversos países que conforman la región”. Sin embargo, dijo, las condiciones
del TLC generaron “un telón de fondo global” e impusieron nuevas acciones,
redes e identidades sociales de corte ambiental.
“El TLC, aseguró, modificó no sólo las
relaciones económicas de la región sino que dio paso a nuevas problemáticas,
discusiones y focos de negociación entre los tres países firmantes”.
Por su parte, Edit Antal Fodroczy y Francisco
Lara Valencia, investigadores del CISAN y de la Universidad Autónoma de Baja
California, respectivamente, se refirieron a la situación que prevalece entre
las organizaciones ambientales de las ciudades de Tijuana, México, y la de San
Diego, California, Estados Unidos.
La también profesora de la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales, destacó que como resultado del estudio realizado
en la zona, identificó cuatro tipos de redes de organizaciones dedicadas al
cuidado del medio ambiente, de acuerdo con las razones de su origen: las de
base, que abarcan otros temas; las “maquiladoras”, que no se relacionan
precisamente con esta rama de la industria, sino que surgen a partir de
estímulos binacionales; aquellas donde hay una participación ciudadana
auténtica, y las conservacionistas.
Lara Valencia, en su momento, indicó que tras
una ardua investigación encontró que entre las organizaciones ambientalistas de
esas dos ciudades hay cierto vínculo, el cual se da, entre otras razones, por
su afinidad en la organización y el costo de la interacción.
El especialista resaltó, además, el nivel de
la relación puede calificarse de tres formas: de convergencia, que sólo incluye
comunicación entre sí; de colaboración, en el cual ya hay un intercambio de
apoyo, y de manejo conjunto de recursos económicos, que es el más complejo de
todos y llega a la formación de comités.
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PIE DE FOTO UNO
México, al borde
de la exclusión en el desarrollo de la biotecnología afirmó Alejandro Mercado
Celis, secretario académico del CISAN.
PIE DE FOTO DOS
María Teresa
Vázquez Castillo y Edit Antal Fodroczy, durante su partipación en el seminario
internacional “Los nuevos actores en el espacio de América del Norte”.
PIE DE FOTO TRES
Francisco Lara Valencia, de la Universidad Autónoma de
Baja California, señaló que existen rasgos paralelos en las organizaciones
ambientalistas de San Diego, Estados Unidos, y la ciudad norteña.