Boletín UNAM-DGCS-688
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Pie de foto al final del boletín
LA SEXUALIDAD NO ES LO MÁS IMPORTANTE DE NUESTRA VIDA: GLORIA CAREAGA
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Esto, nos permitirá no sólo liberarnos, sino entender a los demás y
romper con los rumores en torno a lo que experimentamos
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La sexualidad no es vista como una práctica que se pretende liberar, más
bien se considera una preocupación social
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Tampoco se aprende en los libros
Es necesario dejar de
ver a la sexualidad como lo más importante en nuestra vida, desenmarcarla del
área de la genitalidad y abrir espacios de reflexión que nos permitan
reconocernos, pensar quiénes somos, qué sentimos, qué nos gusta y nos asusta
señaló Gloria Careaga Pérez, secretaria Académica del Programa Universitario de
Estudios de Género.
En su participación en
el seminario Perspectiva de género,
organizado por el Centro de Estudios de la Mujer de la Escuela Nacional de
Trabajo Social, la psicóloga consideró: “esto, también nos permitirá liberarnos
respecto de nuestra propia sexualidad, entender a los demás y romper con los
rumores en torno a lo que experimentamos”.
Al dictar la
conferencia Género y Sexualidad, la
especialista en diversidad sexual señaló: “la sexualidad es un producto social;
un ejercicio que se enmarca en los derechos de las personas; una práctica libre
de violencia, coerción y discriminación, por lo cual debe presentarse en un
contexto de libertad y respeto”.
En este
contexto, indicó, en los últimos tiempos se ha tomado como resultado de un
proceso histórico en donde el sistema social y las características culturales
tienen un impacto importante en su determinación.
Esta nueva concepción,
abundó, nos ha dado la posibilidad de dejar de verla dentro de una sola vía de
expresión, sino como algo más amplio y diverso en función del entorno donde se
desarrolle.
Aunque en años
recientes la sexualidad ha ocupado un lugar central en la vida de las personas,
aún no es vista como una práctica que se pretende liberar, más bien se
considera una preocupación social, dijo.
Por ello, no debería
ser lo más importante para nosotros, porque esto ha generado actitudes que ya
rigen la vida de las personas e incluso pueden definir su identidad como
producto de una acción social, consideró.
A pesar de ser una
sociedad avanzada, de toda la modernidad y liberalidad en que vivimos, todavía
tenemos una concepción muy limitada de la sexualidad, dijo.
Aún se piensa que la
sexualidad se practica dentro del matrimonio, en la noche, en la cama y con
fines reproductivos, pero eso es un error que es reforzado por los programas de
educación sexual que sólo hablan de los órganos reproductivos y de las
enfermedades de transmisión sexual.
En ese sentido, esta
contradicción ha generado comportamientos irresponsables, embarazos en
adolescentes, enfermedades de transmisión sexual y una gran insatisfacción.
La sexualidad,
manifestó, no se aprende en los libros, es necesario enfrentarse a ella y a sus
expresiones, lo cual no quiere decir que se debe probar de todo, sino conocer
cuál es el marco ético que regula nuestra vida sexual.
El fin último de la
sexualidad es el placer y no la reproducción, sostuvo. Por ello, es necesario
contar con espacios de reflexión y ver a las sexualidades a partir de sus tres
dimensiones: la orientación, la identidad y la práctica sexual, precisó.
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Gloria Careaga Pérez, secretaria Académica del Programa Universitario de
Estudios de Género, destacó la necesidad de desenmarcar la sexualidad del área
de la genitalidad.