6:00 hrs. Julio 14 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-688

 

 

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Pie de foto al final del boletín

LA SEXUALIDAD NO ES LO MÁS IMPORTANTE DE  NUESTRA VIDA: GLORIA CAREAGA

 

·        Esto, nos permitirá no sólo liberarnos, sino entender a los demás y romper con los rumores en torno a lo que experimentamos

·        La sexualidad no es vista como una práctica que se pretende liberar, más bien se considera una preocupación social

·        Tampoco se aprende en los libros

 

Es necesario dejar de ver a la sexualidad como lo más importante en nuestra vida, desenmarcarla del área de la genitalidad y abrir espacios de reflexión que nos permitan reconocernos, pensar quiénes somos, qué sentimos, qué nos gusta y nos asusta señaló Gloria Careaga Pérez, secretaria Académica del Programa Universitario de Estudios de Género.

 

En su participación en el seminario Perspectiva de género, organizado por el Centro de Estudios de la Mujer de la Escuela Nacional de Trabajo Social, la psicóloga consideró: “esto, también nos permitirá liberarnos respecto de nuestra propia sexualidad, entender a los demás y romper con los rumores en torno a lo que experimentamos”.

 

Al dictar la conferencia Género y Sexualidad, la especialista en diversidad sexual señaló: “la sexualidad es un producto social; un ejercicio que se enmarca en los derechos de las personas; una práctica libre de violencia, coerción y discriminación, por lo cual debe presentarse en un contexto de libertad y respeto”.

 

En este contexto, indicó, en los últimos tiempos se ha tomado como resultado de un proceso histórico en donde el sistema social y las características culturales tienen un impacto importante en su determinación.

 

Esta nueva concepción, abundó, nos ha dado la posibilidad de dejar de verla dentro de una sola vía de expresión, sino como algo más amplio y diverso en función del entorno donde se desarrolle.

 

Aunque en años recientes la sexualidad ha ocupado un lugar central en la vida de las personas, aún no es vista como una práctica que se pretende liberar, más bien se considera una preocupación social, dijo.

 

Por ello, no debería ser lo más importante para nosotros, porque esto ha generado actitudes que ya rigen la vida de las personas e incluso pueden definir su identidad como producto de una acción social, consideró.

 

A pesar de ser una sociedad avanzada, de toda la modernidad y liberalidad en que vivimos, todavía tenemos una concepción muy limitada de la sexualidad, dijo.

 

Aún se piensa que la sexualidad se practica dentro del matrimonio, en la noche, en la cama y con fines reproductivos, pero eso es un error que es reforzado por los programas de educación sexual que sólo hablan de los órganos reproductivos y de las enfermedades de transmisión sexual.

 

En ese sentido, esta contradicción ha generado comportamientos irresponsables, embarazos en adolescentes, enfermedades de transmisión sexual y una gran insatisfacción.

 

La sexualidad, manifestó, no se aprende en los libros, es necesario enfrentarse a ella y a sus expresiones, lo cual no quiere decir que se debe probar de todo, sino conocer cuál es el marco ético que regula nuestra vida sexual.

 

El fin último de la sexualidad es el placer y no la reproducción, sostuvo. Por ello, es necesario contar con espacios de reflexión y ver a las sexualidades a partir de sus tres dimensiones: la orientación, la identidad y la práctica sexual, precisó.

 

 

 

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Gloria Careaga Pérez, secretaria Académica del Programa Universitario de Estudios de Género, destacó la necesidad de desenmarcar la sexualidad del área de la genitalidad.