15:00 hrs. Julio 5 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-661

 

 

 

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Pies de foto al final del boletín

 

AVANCES EN EL CONOCIMIENTO DEL ORIGEN DE LA VIDA

 

·        Rafael Navarro-González, del Instituto de Investigaciones de Ciencias Nucleares de la UNAM, y Christopher McKay, de la NASA, hallaron una crisis de nitrógeno en el período precámbrico

·        El descubrimiento, relacionado con la fijación del nitrógeno, es publicado hoy en la revista internacional Nature

·        La contaminación atmosférica actual podría conducir a cambios en la evolución y la extinción de organismos

 

Con el hallazgo de una crisis de nitrógeno en el período precámbrico (hace dos mil millones de años) se descubrió una catástrofe que llevó a la muerte a muchas poblaciones biológicas, lo cual revela que tan delicado es el balance entre la atmósfera y la evolución de los seres vivos.

 

El descubrimiento, efectuado por el investigador universitario Rafael Navarro-González, del Instituto de Investigaciones de Ciencias Nucleares, prueba con su hallazgo el papel fundamental de la atmósfera para la evolución de la vida, y advierte la importancia de preservar el medio ambiente, pues “la contaminación atmosférica podría conducir a cambios significativos en la evolución y la extinción de muchos organismos”.

 

El hallazgo fue realizado por el universitario, junto con su estudiante de doctorado Delphine Nna Mvondo, y el doctor Chistopher McKay, del Centro de Investigaciones Ames de la NASA.

 

En conferencia de prensa efectuada en la sala de Consejo de la Coordinación de la Investigación Científica, el científico mexicano, hizo un llamado a cuidar la atmósfera (que constituye menos del 1% del tamaño de la Tierra), ya que de continuar la situación de contaminación actual, “podemos perturbar la biósfera, con consecuencias importantes para el futuro”.

 

El descubrimiento del equipo de investigación, publicado hoy en Nature, una de las revistas científicas más prestigiadas del mundo, cambia la idea que se tenía hasta ahora de que cuando aparecieron los primeros seres vivos agotaron rápidamente los nutrientes a su alrededor, con lo cual se produjo una crisis ecológica.

 

Lo que sucedió en realidad fue que se registró una disminución de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera que condujeron a la falta de fertilizantes para la vida, crisis que al parecer tuvo una duración de un millón de años.

 

Sin embargo, algunos seres vivos lograron desarrollar o innovar su metabolismo para poder, mediante mecanismos biológicos, producir sus propios fertilizantes.

 

Ello se debió a que el dióxido de carbono, cuya presencia en la atmósfera era muy abundante, al ser muy soluble en el agua, se precipitó formando rocas sedimentarias. De ese modo, su concentración disminuyó rápidamente.

 

El nitrógeno, elemento esencial para la vida, para ser aprovechado por los seres vivos, requiere transformarse. En la atmósfera es inerte, por lo que se necesita de un proceso energético (en este caso los relámpagos que pueden alcanzar hasta 20 mil grados centígrados) para que sus moléculas se disocien.

 

En la actualidad, los seres vivos (básicamente formas microbianas) tienen la capacidad de utilizar el nitrógeno atmosférico y convertirlo en fertilizantes, en particular amoniaco.

 

Pero la atmósfera de la Tierra primitiva era diferente. En el Laboratorio de Química de Plasmas y Estudios Planetarios del ICN, a cargo del doctor Navarro, se simuló su evolución y los relámpagos en microescala (menos de un milímetro).

 

Se encontró que cuando la atmósfera era rica en bióxido de carbono se tenía una producción alta de fertilizantes, de alrededor de mil millones de toneladas, pero al evolucionar y hacerse rica en nitrógeno esa producción disminuyó en dos ordenes de magnitud, lo que ocasionó la crisis ecológica.

 

Navarro precisó que no es posible medir el impacto que dicha falta de fertilizantes tuvo en los ecosistemas, ya que hace falta un registro fósil más extenso, pero sí existe la evidencia atmosférica de que ello ocurrió.

 

Este descubrimiento, aseguró, se relaciona también con el cambio climático que registra el planeta en la actualidad, producto del aumento en los niveles de dióxido de carbono debido a la combustión de hidrocarburos, ya que al aumentar la temperatura, se pueden alterar los ecosistemas.

 

En el caso de los bosques, éstos podrán desarrollarse a alturas mayores que las actuales, pero también podría derretirse el hielo de los polos, por ejemplo.

 

Con el desarrollo industrial los niveles de óxidos de nitrógeno han crecido de forma alarmante; ellos son útiles en la parte baja de la atmósfera, como fertilizantes para los seres vivos, pero si logran penetrar la estratosfera conducen a la destrucción del ozono en forma catalítica.

 

“Los seres humanos no somos estáticos, estamos en un proceso de evolución; aunque no nos damos cuenta nos adaptamos al medio ambiente. Por eso, el efecto de los óxidos de nitrógeno podría impactar la evolución de los seres vivos ya que las concentraciones son considerablemente mayores a la que encontré de evidencia durante la crisis en el pasado”, finalizó.

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Pies de foto

 

En el laboratorio de Química de Plasmas y Estudios Planetarios del Instituto de Ciencias Nucleares se simula la evolución de la atmósfera terrestre, y, como en la gráfica, los relámpagos.

 

Rafael Navarro-González, en el laboratorio de Química de Plasmas del Instituto de Ciencias Nucleares, dijo que la contaminación atmosférica podría conducir a cambios significativos en la evolución de organismos.

 

Rafael Navarro-González, del Instituto de Ciencias Nucleares, llamó a cuidar la atmósfera ya que de continuar la situación de contaminación actual se puede trastornar la biosfera.

 

En conferencia de prensa Rafael Navarro-González (a la izquierda) habló de la evolución de la atmósfera terrestre. Lo acompaña Octavio Castaños, director del Instituto de Ciencias Nucleares.