Boletín UNAM-DGCS-628
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Catedráticos de la Facultad de Economía de la UNAM coincidieron en que
su impacto ha sido negativo en la expansión de la planta productiva nacional
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Tienen un elevado costo y no contribuyen a mejorar el nivel de vida de
los mexicanos
El énfasis puesto por
los últimos gobiernos y el actual en el combate a la inflación afecta las
posibilidades de crecimiento en los niveles de vida de la población y la planta
productiva nacional coincidieron en afirmar Arturo Huerta González, Eduardo
Loría Díaz y Benjamín García Paz, catedráticos de la Facultad de Economía (FE).
Explicaron que el Producto Interno Bruto, como indicador para evaluar la marcha
de la economía nacional, no es del todo satisfactorio pues deja de lado
elementos fundamentales para realizar ese diagnóstico.
En conferencia de
prensa, acompañados por el jefe de la División de Estudios de Posgrado de la
FE, Roberto Escalante Semerena, los economistas universitarios expusieron que
la baja en las previsiones de crecimiento económico para el presente año
evidencia la incapacidad y confusión de las autoridades económicas mexicanas.
Arturo Huerta González
señaló que no obstante el crecimiento anual promedio de 5% del sexenio
anterior, los ingresos de empresas y particulares y el nivel de vida en general
no experimentaron mejora alguna. Esto se debe a que el esquema de combate a la
inflación resulta extremadamente costoso para el país pues eleva las tasas de
interés y mantiene el tipo de cambio en niveles que impiden a la producción
nacional ser competitiva.
Huerta González indicó
que en el primer trimestre de este año el único rubro de la actividad económica
que no experimentó descenso fue el consumo privado, el cual constituye, en
opinión de las autoridades federales, el factor que mantiene la economía
nacional.
No obstante ello,
acotó, ante el panorama de desaceleración en Estados Unidos que afecta a
nuestro país, y con objeto de evitar que el crecimiento de las importaciones
afecte aún más a la producción nacional, se busca contraer la demanda mediante
el incremento de los impuestos al consumo. No se puede sostener durante mucho
tiempo, subrayó, una dinámica en la que Estados Unidos reduce sus impuestos
para estimular la demanda y el mercado interno, mientras aquí se hace lo
contrario de manera deliberada.
El académico
universitario adjudicó a la política monetaria impulsada por el Banco de México
las dificultades por las que atraviesa México para alcanzar mejores metas de
crecimiento económico este año. La política cambiaria afecta a los productores
nacionales, quienes exigen su modificación, a lo cual el banco central responde
que al tratarse de una variable financiera cuya estabilidad es necesaria para
la entrada de capitales foráneos no se puede alterar, comentó Huerta González.
Al contrario, las
recomendaciones del Banco de México a los industriales se orientan hacia el
ajuste salarial el cual, aún cuando ha experimentado una mejora del 10%, no se
ha recuperado de la perdida acumulada en años anteriores.
México necesita que
los ajustes salariales sean superiores a la inflación para reactivar el consumo
y el mercado interno, ya que de lo contrario caerá la demanda y ello afectará
las posibilidades de crecimiento económico, finalizó.
En su intervención,
Eduardo Loría Díaz aseguró que el argumento que adjudica la caída en las
previsiones de crecimiento económico de México para el 2001 a la desaceleración
norteamericana es falso.
Una economía tan
integrada a la de Estados Unidos como la mexicana, consideró, tiene
instrumentos como la política cambiaria y las tasas de interés para hacer
frente a la caída en el ritmo de crecimiento del vecino país del norte. El tipo
de cambio, agregó, debería ser expansivo para que el peso se devaluara y se
pudiera, en consecuencia, hacer frente a los desequilibrios en el comercio
exterior.
Loría Díaz expresó que
en términos monetarios resultaría más barato al país integrarse por completo
con Estados Unidos que mantener en vigor una política monetaria como la actual
que sólo busca mantener bajos los niveles de inflación.
El mercado interno,
continuó, tiene posibilidades de revertir esta situación y lograr el ajuste
cambiario, lo cual podría ocurrir en el último trimestre del año y a principios
del siguiente. De no hacerse así, afirmó, el costo para el país podría ser de
10 mil millones de dólares.
Por su parte, Benjamín
García Paz dijo que las cifras de crecimiento alcanzadas durante la
administración anterior, que se colocaron en un promedio de 5% anual, no son
del todo atinadas ya que tendrían que restarse los porcentajes relativos a la
industria maquiladora y el costo ambiental, referido al agotamiento y el
deterioro de recursos naturales.
De
proceder así, añadió, en el primer caso las cifras de crecimiento se hubieran
colocado alrededor del 3.6% anual, mientras que en el segundo se tendría que
haber restado un 12% anual al PIB.
La diferencia de
opiniones en diversos ámbitos de la administración pública federal en relación
con el porcentaje que crecerá el PIB durante el 2001 refleja, aseveró el
catedrático universitario, el grado de confusión del gabinete económico el
cual, no obstante que reconoce la insuficiencia de ese indicador para medir la
evolución de la economía mexicana, no renuncia a él.
Benjamín García Páez
concluyó que en México no se ha logrado llevar adelante el cambio estructural
debido a la incapacidad para elaborar políticas públicas que haga menos
vulnerable la economía nacional.
Para los profesores
universitarios, el énfasis puesto desde el gobierno de Carlos Salinas de
Gortari en el combate a la inflación ha repercutido negativamente en la marcha
económica del país. En tal sentido se expresó García Páez, para quien la
disminución de la inflación debería ser resultado y no el eje en torno al cual
se articule la política económica.
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