Boletín UNAM-DGCS-591
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El director del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM
aseguró que es creciente el número de especies colocadas en veda total
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Variedades como el camarón, abulón y sardina son explotadas al máximo,
aseguró
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Acuacultura, opción para elevar la producción alimentaria de productos
marinos y satisfacer las demandas de la población
El
océano, fuente inagotable de riqueza, tiene el 70% de sus recursos pesqueros
sobreexplotados y sin posibilidad inmediata de encontrar alternativas que
permitan el crecimiento de las pesquerías afirmó Adolfo Gracia Gasca, director
del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM.
No
obstante, el ecosistema marino conserva un potencial incalculable que sólo
requiere nuevas tecnologías para su aprovechamiento, principalmente de
energéticos, alimentos y productos susceptibles de ser utilizados por la
industria farmacéutica, explicó, que podrían ser utilizados mediante la
aplicación de la biotecnología.
En
conferencia de prensa en la que estuvo acompañado por la secretaria académica
del ICMyL, María Luisa Machaín Castillo, y el investigador Daniel Salas de
León, Gracia Gasca sostuvo que la sobreexplotación es un problema a nivel
mundial que ha llegado a una situación de alarma. Es lamentable, consideró, que
cada vez más especies se encuentren en veda total y no puedan ser pescadas para
satisfacer la creciente demanda alimentaria.
El funcionario
universitario expuso que en nuestro país variedades como el camarón, el abulón,
la totoaba (especie similar al delfín de menor tamaño) y en particular la
sardina son explotadas al máximo, situación a la que, por otra parte, escapa el
atún.
Por
lo que respecta al camarón, añadió, una opción para su producción es la
acuacultura, actividad que a nivel mundial ha crecido entre el 20 y el 30 por
ciento en los últimos años.
En su intervención,
María Luisa Machaín Castillo expresó que en la actualidad existen numerosas
fuentes de riqueza marina prácticamente desconocidas que no son suficientemente
aprovechadas. Por tal motivo, precisó, es preciso hacer más investigaciones que
nos permitan lograr el manejo más racional de ellos.
Si
se acude a prácticas adecuadas es posible lograr el mejoramiento de los niveles
de producción de varios de los recursos que ofrece el océano en beneficio de la
humanidad. En particular, enfatizó, la industria farmacológica podría verse
favorecida mediante la extracción de sustancias activas de los organismos
marinos.
Gracia Gasca señaló
que el ICMyL ha asumido como una de sus misiones aportar, mediante sus
investigaciones, alternativas para un uso más racional de los recursos marinos,
así como obtener mejor conocimiento sobre el comportamiento de ese ecosistema
para que los hombres puedan interactuar con él de manera más fructífera.
Una de las líneas de
investigación que desarrolla la dependencia universitaria, indicó, se refiere a
los arrecifes naturales, que se pierden paulatinamente a causa de la muerte de
las algas que realizan procesos de simbiosis con los corales que los forman,
proceso conocido como “blanqueamiento de corales”, cuyo origen es el cambio
climático en el ecosistema.
Estos procesos
naturales, continuó, son más difíciles de controlar que aquéllos en los que
interviene el hombre, si se carece de información suficiente sobre el impacto
que pueden tener sobre la biodiversidad marina.
Por su parte, Daniel
Salas de León expuso que los investigadores del ICMyL tienen doble papel, ya
que por un lado deben dar respuestas de corto plazo a problemas concretos que
la sociedad en general les plantea, al tiempo que mantienen su trabajo en
niveles de calidad muy por encima del que se tiene en otros países en
desarrollo.
Una preocupación
recurrente, manifestó, es la relativa a los arrecifes artificiales que se
producen por el hundimiento forzado de embarcaciones, que alteran en pequeña
escala la circulación de las corrientes marinas y al mismo tiempo pueden
modificar en las zonas costeras los patrones de distribución de sedimentos y
organismos vivientes.
Salas de León agregó a
este respecto que la falta de información completa sobre los efectos del
hundimiento de barcos no permite hablar de una probable actitud negligente por
parte de las autoridades.
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