Boletín UNAM-DGCS-583
Pies de foto al final del boletín
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A través de esta investigación, señaló Luisa Paré del IIS-UNAM, se
desarrolla un trabajo de ecoturismo campesino en el ejido López Mateos
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Con esto se impulsan alternativas agroecológicas y de manejo sustentable
de los recursos naturales, a fin de hacer frente a los problemas de deterioro
ambiental y marginación de la zona
Con el proyecto Selva del marinero. Ecoturismo campesino que
desarrolla la UNAM con un grupo de ejidatarios del ejido López Mateos se busca proteger fragmentos de selva de la Reserva de la biosfera de Los
Tuxtlas, Veracruz y proporcionar empleo a las familias involucradas en el
proyecto.
En entrevista Luisa
Paré, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), explicó que desde hace
10 años se realizan en esta región del estado de Veracruz diversos estudios de
diagnóstico socio-económico y sobre el manejo de los recursos naturales.
Estos trabajos tienden
a impulsar alternativas agroecológicas y de manejo sustentable de los recursos naturales,
a fin de hacer frente a problemas de deterioro ambiental y marginación en esa
zona, habitada por población mestiza y de las etnias nahua y zoque-popoluca.
Entre estas
alternativas se ha impulsado un proyecto de ecoturismo con la comunidad; sin embargo,
el trabajo en el ejido López Mateos,
ubicado a 20 kilómetros de Catemaco, se facilitó porque, desde antes del inicio
del plan, hace 4 años, la comunidad ya había tomado medidas para conservar sus
recursos: declarar 100 hectáreas como reserva ejidal, así como vedas en la
pesca y la caza.
Básicamente, dijo
Luisa Paré , a través del ecoturismo, que es sólo un aspecto de una estrategia
de diversificación productiva más amplia, se trata de abandonar las formas no
sustentables como la tala ilegal y la extracción de la flora y la fauna, y
adoptar otras que les permitan vivir de los recursos naturales, sin
destruirlos.
Para que el ecoturismo
represente una alternativa económica que contribuya a la conservación de los
recursos se requiere una contribución económica de parte de los visitantes, que
proporcione ingresos para su atención y para el sustento de las familias del
lugar
Entre las actividades
realizadas por los visitantes en el ejido destacan las visitas a los senderos
interpretativos de la naturaleza como el de La
Cascada, donde se conocen las plantas útiles, medicinales y comestibles, o
el recorrido a la Cueva de los
Murciélagos.
La definición de los
atractivos de interés recreativo y ecológico de este lugar se logró a través de
un proceso de trabajo con gente de la comunidad que, mediante el rescate de sus
propios conocimientos, obtienen material de trabajo útil para sus recorridos
como guías.
También, se tiene una
infraestructura básica de servicios sanitarios ecológicos, un albergue y tiendas
de campaña para hospedar a los visitantes.
Informó que
actualmente se reciben grupos de 8 hasta un máximo de 40 personas; aunque, en
estos momentos, el proyecto requiere de una mayor afluencia de visitantes, y si la demanda llegara a rebasar la
capacidad de carga, los visitantes se distribuirían hacia los ejidos Miguel
Hidalgo, las Margaritas y Sontecomapan, los cuales están empezando a
capacitarse para recibir visitantes.
En el trabajo
realizado en estos cuatro años, mencionó la antropóloga social, nuestra
aportación ha sido fundamentalmente en aspectos de capacitación en diversos
aspectos como es el diseño de senderos, en aspectos administrativos y
organizativos, en nutrición y alimentación, educación ambiental y formación de
guías, entre otros.
Obviamente, reconoció,
el este proceso de apoyo en la capacitación han intervenido muchos colegas de
otras instituciones y organizaciones.
En ese contexto,
explicó, ya se empiezan a ver los resultados de estos cuatro años de trabajo en
aspectos como mejores ingresos, lo cual se ha visto reflejado en la disminución
de la emigración.
Otros beneficios,
abundó, han sido el fortalecimiento de una conciencia de la importancia de la
conservación de los recursos naturales y la transmisión de esta conciencia a
los visitantes.
Además, señaló, se ha
logrado la incorporación de las mujeres en la actividad económica, lo cual se
refleja en una mayor seguridad en ellas mismas y en el manejo de recursos
económicos que invierten en satisfacer algunas de las necesidades de su familia
y en la compra de algunos artículos para el hogar.
Se espera que con el
tiempo se vean mejorías en la vivienda y un probable impacto sobre la
nutrición, manifestó la investigadora.
Pero, sobre todo, enfatizó,
existe un enriquecimiento cultural debido al intercambio de experiencias entre
los visitantes y las familias ya que las comidas se realizan en las casas de
los campesinos.
Además, lejos de
percibirse impactos culturales negativos, a la gente le agrada que personas de
la ciudad vayan a visitarlos. Es un motivo de orgullo para ellos que aprecien
sus esfuerzos para la conservación de la zona.
Ciertamente, aseveró,
ésta no es tarea fácil, pero aporta muchos conocimientos nuevos que les pueden
servir a la gente para distintos fines en el futuro, como es el manejo
administrativo, la venta de comidas o el aprendizaje de nuevas técnicas de
construcción.
Para que el ecoturismo
no se revierta contra sus propios propósitos de conservación, es importante cuidar
no rebasar la capacidad de carga, advirtió.
Informó que la
asesoría a este proyecto de ecoturismo comunitario, es parte del proyecto Sembrando alternativas. La nueva
responsabilidad social frente a los recursos naturales, financiado por
Conacyt y coordinado por Luisa Paré y Elena Lazos.
Actualmente, el
proyecto Selva del marinero cuenta
con la asesoría de la Dra Luisa Paré del IIS-UNAM, y con recursos por el Fondo
Mexicano para la Conservación de la Naturaleza.
También se empieza a
conformar una Red de Ecoturismo en Los Tuxtlas, a través de la cual se pretende
integrar a más comunidades al proyecto.
Para mayores informes
sobre los aspectos científicos de este proyecto o para estudiantes o
investigadores interesados en colaborar pueden consultar a
lpare@servidor.unam.mx y para las personas que se interesan en conocer la
experiencia como visitantes pueden solicitar informes con la organización
Bioplaneta (infobio@bioplaneta.com).
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Pies de foto:
FOTO1
La
investigadora Luisa Paré, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM,
realiza desde hace 10 años en la zona de los Tuxtlas estudios sobre cuestiones
socioeconómicas y de manejo de recursos naturales
FOTO2
La
selva de la reserva de los Tuxtlas, marco para desarrollar trabajos de
ecoturismo campesino.