15:00 hrs. Junio 4 del 2001


Boletín UNAM-DGCS-560

 

EL CAMPO MEXICANO ENFRENTA UN FUERTE PROCESO DE DETERIORO: HUBERT DE GRAMMONT

 

·      De 1950 al 2000 la población rural creció de 15 a 24.5 millones

·      Sólo 40% de la población rural trabaja en el sector agropecuario y forestal

·          Se inauguró el III Congreso Nacional de la Asociación Mexicana de Estudios Rurales, en Zacatecas

 

 

Hoy más que nunca nuestro país enfrenta un fuerte proceso de deterioro económico de la población rural, aseguró Hubert de Grammont, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM y presidente de la Asociación Mexicana de Estudios Rurales (AMER).

 

Al inaugurar el Tercer Congreso Nacional de la AMER, en la ciudad de Zacatecas, y en presencia de Ricardo Monreal, gobernador de la entidad, De Grammont informó que en términos absolutos la población rural ha aumentado de cerca de 15 millones que había en 1950, a 24 millones y medio en el 2000.

 

No obstante, en términos relativos se ha registrado una disminución drástica: en 1950 esta población representaba el 57% del total nacional, mientras que para el 2000 sólo era el 25%. Es decir, en medio siglo se redujo a la cuarta parte de la población total.

 

Explicó que si bien este fenómeno se debió, en un principio al proceso de industrialización y urbanización del país, en la actualidad responde a las migraciones internacionales, así como a las internas hacia las ciudades intermedias, para insertarse sobre todo en el sector terciario.

Sin embargo, el investigador universitario dijo que la tasa de decrecimiento de la población rural es cada vez más lenta. Entre 1950 y 1960 fue de 0.8% anual, mientras que hoy día es de 0.3%.

 

En cuanto a la población ocupada en el campo, se mantiene más o menos alrededor de los cinco millones desde 1950 a la fecha. Pero en términos relativos su importancia disminuyó de 58% en 1950 a 16% en el 2000.

 

Hubert de Grammont destacó que entre 1991 y 1999 los productores agropecuarios disminuyeron en poco más de medio millón, al pasar de cuatro millones 318 mil 53 a tres millones 756 mil 988, lo cual es un claro reflejo de la crisis del sector.

 

En 1999 los productores (campesinos y agricultores empresariales) representaron el 40% de la población ocupada en el campo, mientras los trabajadores, con o sin sueldo, constituyeron el 60%.

 

No obstante, más del 50% de los trabajadores agropecuarios no tienen pago. Son empleados familiares o campesinos que intercambian su trabajo entre ellos mismos. Si bien este tipo de trabajo ha disminuido entre 1991 y 1999, su importancia no deja de ser impresionante ya que representa poco más de la mitad de todos los trabajadores del campo (tres millones).

 

Indicó que la falta de fuentes de empleo para la población rural en sus localidades de origen ha intensificado las corrientes migratorias y generado nuevos procesos. Los flujos de migración tradicional, que se establecieron del campo hacia la ciudad, hoy adquieren nuevos rumbos, se dirigen hacia ciudades intermedias o se generan migraciones intrarregionales entre localidades rurales.

 

Hoy en día el campo, aún en sus lugares más apartados, es un espacio en donde la población se mueve y se conecta con cualquier lugar del país o de Estados Unidos.

 

Junto con la pobreza extrema, la población rural se ha globalizado, con todas las consecuencias que esto supone.

 

Apuntó que en diversas regiones la migración se ha vuelto el principal medio de vida de los pobladores rurales porque permite establecer importantes flujos de dinero de las zonas desarrolladas hacia las pobres.

 

El desarrollo rural ha dejado de lado a una importante fracción de la población que no es campesina pero vive en localidades rurales. Sólo el 40% de la población rural trabaja en el sector agropecuario y forestal.

 

“No hemos dado la importancia necesaria al estudio de la población rural no agrícola, por lo que necesitamos buscar nuevos paradigmas para analizar esta situación”, puntualizó.

 

Los temas de investigación se han diversificado y enriquecido con nuevas realidades. Pero también en las últimas dos décadas nuestro trabajo académico se ha fragmentado.

 

Comentó que la fragmentación del trabajo y dificultad para que sus investigaciones tengan alguna utilidad social son dos graves problemas que afectan a quienes estudian el sector rural.

 

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