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Al participar en el Seminario de Economía Mexicana 2001, el investigador
del IIEc indicó que en la actualidad un trabajador apenas gana para comprar lo
mínimo
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El capital ha recibido importantes beneficios porque en este momento un
empresario puede contratar dos o más trabajadores con un salario de mediados de
los setenta, dijo
El modelo de
acumulación neoliberal y el proceso de privatización han repercutido
directamente sobre los salarios, el empleo y la distribución de la riqueza en
nuestro país afirmó Gerardo González, del Instituto de Investigaciones
Económicas (IIEc).
Al participar en el
panel Empleo, relaciones laborales y
seguridad social, el economista subrayó que los últimos 30 años de
acumulación capitalista en nuestro país han dado como resultado un saldo
negativo para los trabajadores mexicanos.
Ahora, abundó, un
trabajador apenas gana para comprar lo mínimo e indispensable, a pesar de que
ya existe un esfuerzo individual o familiar mayor para lograr mejores
condiciones de vida.
En el marco del Seminario de Economía Mexicana 2001,
realizado en el IIEc, el investigador consideró que en este contexto el capital
ha recibido importantes beneficios. “En este momento, un empresario puede
contratar dos o más trabajadores con un salario de mediados de los setenta”,
afirmó.
Aunque en la última
década del siglo XX se registraron menores índices inflacionarios, los aumentos
salariales otorgados fueron y continúan siendo inferiores al incremento de los
precios, subrayó.
En el largo plazo
estos cambios propiciaron modificaciones en las conductas de consumo de la
mayoría de la población; asimismo, el núcleo familiar se volvió más versátil, y
para enfrentar esta situación creció el número de integrantes de la familia que
realizan alguna actividad que le proporcione ingresos.
Por su parte, Alfonso
Bouzas, investigador del IIEc, manifestó: “para que el trabajo sea detonador
del desarrollo humano, social y económico es necesario recordar que una buena
parte del voto expresado el 2 de julio del año pasado fue de trabajadores”.
Ellos votaron en
contra del control y la mediatización en perjuicio de sus derechos, así como
por el cambio de lo que hasta la saciedad habían vivido e identificaban
simplemente como corrupción en el ámbito laboral, dijo.
En este sentido,
señaló, si la sociedad le requirió a Vicente Fox que se comprometiera en un
programa laboral mínimo y él lo hizo de manera explícita, “la sociedad tiene
derecho a demandarle que lo cumpla y lo consigne en los documentos básicos de
su programa de gobierno, pero sobre todo en los hechos”.
Indicó que ante la
situación laboral actual, es necesario trabajar por la unidad entre las
organizaciones gremiales, “pero no de manera irresponsable”.
Ha llegado el momento
de que los trabajadores se formulen alternativas que respondan a los nuevos
requerimientos de la economía, aseveró.
Al hablar de la
flexibilidad laboral de la mujer, María de Jesús López Amador, del IIEc,
consideró que este factor ha generado cambios importantes en el ámbito del empleo.
En el caso de las
mujeres, puntualizó, la flexibilidad les ha permitido tener mayor presencia en
los sectores de servicios, la industria y en la llamada economía informal.
Sin embargo, acotó,
esto también ha repercutido en la calidad del trabajo, porque éste es precario
e inseguro, lo cual trae consigo un alto costo social.
Aunado a ello,
mencionó, las mujeres se tienen que someter a jornadas agotadoras, pues deben
combinar el trabajo doméstico con el extradoméstico.
Por ello, destacó la
necesidad de llevar a cabo una recomposición de las tareas económicas dentro de
los hogares y, con ello, revalorar el trabajo doméstico.
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PIE DE FOTO:
Gerardo González y Alfonso Bouzas durante
su participación en el panel Empleo, relaciones laborales y seguridad social,
realizado en el marco del Seminario de Economía Mexicana 2001.