06:00 hrs. mayo 21 del 2001


Boletín UNAM-DGCS-508

 

 

 

Pie de Foto al final del boletin

 

GRAVE PROBLEMA SOCIAL LA ATENCIÓN A LA INFANCIA EN ALBERGUES Y HOSPICIOS

 

·        En la mayoría de las 260 casas cuna del DF hay niños hacinados, maltratados y sujetos a la promiscuidad e inseguridad

·        La socióloga Dolores Muñozcano afirmó que no son respetados sus derechos por falta de programas adecuados y de atención de las autoridades gubernamentales

 

Hacinamiento, maltrato, inseguridad y promiscuidad, así como falta de educación y servicios de salud, caracterizan a la mayoría de los 260 albergues, casas cuna y hospicios de la Ciudad de México, lo que convierte a esta situación en un grave problema social advirtió la académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, Dolores Muñozcano Skidmore.

 

En el confinamiento en que se encuentran estos menores, sin la protección ni vigilancia del Estado, precisó, no son respetados sus derechos, los cuales se violan en sus diferentes formas, al grado de que son mezclados con ancianos -con la gama de enfermedades que padecen- alcohólicos y enfermos mentales o de SIDA.

 

Entrevistada en su oficina, la socióloga puntualizó que el Estado tutela a las instituciones públicas dedicadas a este sector de la población, pero una vez que les entrega a los niños no se vuelve a preocupar por ellos ni da seguimiento a la situación en que se encuentran.

 

Los jueces y ministerios públicos, por su parte, desconocen los derechos y la forma de vida de los menores abandonados y en situación de conflicto social que envían a los albergues. En la mayoría de los casos tampoco saben nada sobre la Convención sobre los derechos de los niños y las niñas que en 1989 firmó México.

 

La especialista realiza una investigación sobre "Aspectos socio-jurídicos de niños y niñas en calidad de víctimas", para conocer lo que sucede con los infantes que viven en casas cuna en cuanto a sus derechos jurídicos y qué protección tienen de parte del Estado. Resaltó que se trata de uno de los grupos más olvidados por los estudiosos de las disciplinas sociales.

 

Dolores Muñozcano destacó que en peor situación se encuentran los niños con problemas físicos o mentales y en estado terminal. Instituciones públicas niegan sus servicios a este tipo de menores y en los albergues donde son recibidos no se les proporciona la atención especializada que requieren.

 

Dejó en claro que en el Distrito Federal hay un promedio de 60 instituciones públicas y cerca de 200 privadas dedicadas al cuidado de los menores abandonados o en conflicto social, pero son pocas donde se les otorga la atención adecuada. Tal es el caso de las casas cuna encabezadas por religiosos.

 

A los hospicios llegan los niños y las niñas maltratados, expósitos -recién nacido abandonado en un lugar público- y en conflicto social, pero mientras se realiza el proceso legal son enviados a las instituciones de gobierno. También son trasladados a los organismos privados de beneficencia, donde permanecen hasta los 12, 14 ó 18 años de edad, cuando termina el periodo de la niñez.

 

Muñozcano aseguró que no existen cifras oficiales del número de niños que se encuentran en las instancias públicas y privadas, pues ante la falta de protección y cuidado llegan a escapar y nadie se preocupa por ellos, a menos que algún familiar los busque.

 

A pesar de que los menores en estas condiciones tienen derechos civiles, políticos y culturales, así como a educación, salud y una vivienda digna: cama, ropa, alimentación, expresión y esparcimiento, no son respetados.

 

En los albergues, dijo, los infantes no son tratados ni tienen las condiciones de una familia. Por el contrario, viven una situación de aislamiento, con reglas y acciones distintas y sujetos a todo tipo de vejaciones como la violación.

 

Consideró que la causa principal puede ser la falta de control y de aplicación de programas específicos por parte de las autoridades gubernamentales.

 

Ello, recalcó la catedrática, evidencia el incumplimiento a los acuerdos internacionales firmados con las organizaciones de Naciones Unidas (ONU), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Internacional del Trabajo (OIT).

 

Dolores Muñozcano destacó la necesidad de que las instituciones públicas cumplan la función para la que fueron creadas y tomen en serio las condiciones de cada infante, tanto típicos -normales- como con enfermedades físicas y mentales.

 

El DIF debe ser obligado a recibir a todos los menores que le envían sin discriminar a nadie y a atenderlos en forma adecuada, con respeto a sus derechos humanos.

 

De no crear y aplicar programas específicos para este sector de la población, apuntó, su desarrollo será distorsionado y, por tanto, al salir del hospicio carecerán de los elementos suficientes para vivir en forma digna y dentro de la legalidad.

 

 

 

-oOo-

 

 

 

 

Pie de foto

Bol. 508

 

Grave problema social es el de los niños que viven en las 260 casas cuna del D.F., pues sufren maltrato, hacinamiento y están sujetos a promiscuidad e inseguridad, denunció la socióloga Dolores Muñozcano, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales