MANTENER UNA MONEDA FUERTE ACENTÚA EL PROBLEMA DE LA INESTABILIDAD BANCARIA
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Señaló el investigador de la
Facultad de Economía, Arturo Huerta González
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No existen condiciones
macroeconómicas productivas y financieras para tener un peso fuerte
La política de trabajar con una moneda fuerte
para propiciar la entrada de capitales desquicia los fundamentos económicos,
profundiza el déficit del sector externo, presiona las finanzas públicas y
acentúa el problema de la inestabilidad bancaria, destacó el investigador de la
Facultad de Economía, Arturo Huerta González.
En la conferencia El Super Peso, impacto sobre el comercio exterior, la economía y las
finanzas, Huerta González dijo que el costo que representa para el país
bajar la inflación a través de este de tipo de cambio -de dólar barato- es que
“se abaratan las importaciones y los productores nacionales tienen que bajar
sus precios”.
Esto redunda en la disminución de la
competitividad que a su vez conlleva a que las importaciones crezcan, así como
a un mayor déficit en el comercio exterior y a depender cada vez más de la
entrada de capitales.
Nos condena, destacó el académico
universitario, a depender de una política que favorece la entrada de capitales,
a insistir en la disciplina fiscal, y a acentuar el proceso de privatización de
empresas públicas, con las consecuentes altas tasas de interés para atraer
capitales y financiar el déficit de comercio exterior.
Huerta destacó que la pérdida de competitividad disminuye los márgenes de ganancia de la esfera productiva nacional, lo cual ha llevado al sector privado a tener un sobre endeudamiento interno y externo.
Apuntó que el actual tipo de cambio afecta la
competitividad de las empresas nacionales no integradas a la industria
norteamericana, pero –para el país del norte– es benéfico por el abaratamiento
del costo de sus importaciones.
Destacó también que la propia entrada de
capitales –que es la que aprecia el tipo de cambio– afecta negativamente sobre
las finanzas públicas porque el gobierno tiene que esterilizarla para evitar
impactos inflacionarios; esto es, tiene que emitir deuda pública.
Por todo ello, abundó, no existen condiciones
macroeconómicas productivas y financieras para tener un peso fuerte, no
obstante, tenemos cada vez una moneda más sólida, más apreciada, porque se
tiene un diferencial de tasa de interés atractivo.
El investigador destacó que hoy tenemos menos
industria que hace 20 años, rompimiento de cadenas productivas, una banca que
no otorga crédito, así como endeudamiento interno y externo.
Entonces, la pregunta es ¿cómo México va a
pagar las tasas de interés que ofrece? El problema del país no es de la
inflación, sino que no se tiene esfera productiva, banca ni condiciones para un
crecimiento sostenido; sí tiene desempleo y pobreza, dijo.
Reconoció que la banca mexicana está más
capitalizada que en 1994, y lo ha logrado a través de la deuda pública o con
entrada de la banca internacional, pero no logra capitalizarse a través de sus
ganancias pues no puede aún asegurar el reembolso de los créditos.
Por ello, finalizó, estamos obligados a tener
tasas de interés reales, para que el capital venga y así financiar el déficit
del capital externo, evitando que el del comercio exterior desestabilice al tipo
de cambio.
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