Boletín UNAM-DGCS-435
LA GLOBALIZACIÓN HA INCREMENTADO EL NÚMERO DE EXCLUIDOS SOCIALES
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Carlos Arteaga, director de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la
UNAM, dijo que con la reaparición del asistencialismo se han cancelados
derechos sociales de la población
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Con ello, millones de mexicanos no pueden acceder a los servicios
básicos de bienestar social, refirió
Con la globalización y
la crisis del Estado en materia de bienestar social, en los últimos 15 años
reapareció el asistencialismo y, por ende, la cancelación de estos derechos
sociales de la población, lo que propició no sólo la pobreza extrema sino el
incremento de los excluidos sociales, afirmó el director de la Escuela Nacional
de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Carlos Artega Basurto.
Este fenómeno,
precisó, impide que el individuo acceda a cualquier servicio y, en términos
generales, al bienestar porque se le considera como sujeto sin valor social
para el proceso de producción y desarrollo del país.
En entrevista, el
especialista explicó que en la actualidad existe un grave problema de
asistencia social, debido a que el gobierno dejó de lado la atención de estas
necesidades para abocarse a un sólo sector de la población. Así, importantes
grupos fueron relegados a ejercer sus derechos sociales al no ser valorados.
Ejemplificó que con
anterioridad los trabajadores eran explotados pero útiles para el proceso
productivo y de expansión. Ahora, con la globalización y la generación del
fenómeno del no empleo -hecho diferente al desempleo- millones de mexicanos
carecen por completo de ingresos, servicios y seguridad social, por lo que
dejaron de ser vistos como ciudadanos y son considerados "inútiles".
Arteaga Basurto abundó
que a esto se suma la pérdida de la participación y los derechos ciudadanos,
como el derecho al voto. Esto significa que el proceso democrático se pone en
riesgo, por lo que de continuar la exclusión social lo único que legitimará al
gobierno será la creación de un real bienestar social.
La desaparición de los
derechos sociales, subrayó, derivó en el predominio del asistencialismo,
mediante el cual el Estado permitió que las organizaciones no gubernamentales
de asistencia e iniciativa privada -con una fuerte dosis de paternalismo- se
encargaran de la gente que no puede acceder a ningún servicio.
En tanto, se olvidó de
proporcionar asistencia social al grueso de la población. Es decir, no se les
otorgaron los servicios de una manera no paternalista, sino por medio de un
proceso de organización.
Carlos Arteaga aseguró
que en Europa y parte de América Latina se estudia el fenómeno de la exclusión
social, mientras que en México no se le da importancia a pesar de que millones
de pobladores se encuentran en esta situación.
EN MÉXICO, SÓLO PLANES
EMERGENTES
La solución que en
nuestro país se da, puntualizó, es la aplicación de programas como el PROGRESA,
sin miras al desarrollo social y como simple compensación. Son planes
emergentes sexenales a corto plazo que no buscan el equilibrio económico y
social ni atacan el problema a futuro.
Consideró que estos
programas deben rearticularse e insertarse en una línea más amplia de
desarrollo social para recobrar la importancia del tema.
Destacó que la
situación se torna más grave porque a la cancelación del Estado de los derechos
sociales y ciudadanos de las personas se suma el hecho de que ellos mismos se
aceptan como sujetos sin estos beneficios
Arteaga Basurto
manifestó que hasta el momento los gobiernos federal y de la ciudad de México
no han dado ninguna muestra de cambio respecto a la atención de los sectores
desprotegidos. A lo sumo -dijo- pusieron en marcha medidas populistas que no se
diferencian de los esquemas anteriores.
La atención a la
población en materia social, planteó, no se ha visto con claridad, pero de
tenerse la intención todavía desconocen la forma de aplicarla.
El funcionario
universitario advirtió que como la pobreza -dentro de la que se encuentran los
excluidos sociales-, será de los problemas más fuertes del presente siglo, de
no combatirla podría provocar situaciones de violencia en sus diferentes
niveles: familiar, juvenil, laboral; así como más niños de la calle,
abandonados y desamparados.
Presentó como ejemplo
las distintas movilizaciones sociales que se han presentado en todo el país y
los hechos violentos como son las matanzas de indígenas. Dijo que se presentan
con mayor frecuencia donde aumenta más rápido el número de pobres como Chiapas
y Oaxaca, y en los lugares sin servicios como las zonas suburbanas de las
grandes metrópolis.
El especialista
recalcó que sin una política social adecuada, la cual incluya generación de
empleos que aseguren los ingresos de los trabajadores, será más difícil que los
sectores desprotegidos satisfagan sus necesidades de vida.
Se requiere, agregó,
revalorar al sujeto dentro de la propia sociedad como ciudadano con dignidad,
no como un simple número.
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