15:00 hrs. abril 24 del 2001


Boletín UNAM-DGCS-414

 

RECONOCIMIENTO DE LA EUTANASIA, MÁS ALLÁ DE DEBATES RELIGIOSOS, POLÍTICOS, LEGALES O ACADÉMICOS

 

·        César Rivera Benítez, del Hospital General de México, dijo también que cada quien tiene derecho a decidir al respecto

·        Se llevó a cabo la Mesa “Aspectos médicos de la eutanasia”, organizada por el Instituto de Investigaciones Jurídicas

 

Las necesidades sociales y el reconocimiento de los derechos de todos los individuos respecto de tomar su propia decisión de morir dignamente van más allá de un debate religioso, político, legal o académico, destacó César Rivera Benítez, jefe de Terapia Intensiva del Servicio de Infectología del Hospital General de México.

 

Al participar en la Mesa Aspectos médicos de la eutanasia, organizada por el Instituto de Investigaciones Jurídicas, añadió: “sobre todo en las poblaciones más desprotegidas donde sus derechos políticos, sociales y económicos no cumplen con la más mínima expectativa de bien vivir, debe procurarse al menos que tengan un bien morir”.

 

De hecho, añadió, en México los pacientes de escasos recursos probablemente practican en cierta forma algún tipo de eutanasia, porque si no pueden adquirir el tratamiento adecuado dejan que su enfermedad evolucione de manera natural hasta su muerte.

 

Como otra opción y según su cultura o solvencia monetaria se llega a solicitar el alta voluntaria de pacientes terminales para llevárselos a su domicilio y vivir sus últimos días junto con sus familiares, precisó.

 

En el Aula de Videoconferencias Guillermo Floris Margadant del IIJ, acotó que el tema es muy difícil y controversial, por lo cual será necesario legislar en la materia para evitar abusos.

 

“Como todas las decisiones que el ser humano toma en las que se conjugan ideas filosóficas, religiosas, legales, culturales, sociales y políticas, al principio tendrán su contraparte aparentemente no benéfica, pero se irán mejorando hasta que satisfagan las necesidades de la sociedad”, refirió.

 

Por su parte, Arnoldo Krauss Weisman, miembro del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y de Nutrición Salvador Zubirán, consideró que la eutanasia es un tema sobre el cual la población en general debe definirse. Asimismo, comentó que para la profesión médica es un gran reto tratar de esclarecer con los pacientes y la sociedad los puntos de vista acerca del mismo.

 

Además, recalcó que médicos y pacientes deben comprender que tanto la vida como la ciencia tienen sus límites, y que se debe contextualizar a cada paciente y enfermo en su realidad sobre la posible práctica de este tipo de decesos.

 

De los argumentos en contra de la eutanasia, dijo, resaltan el religioso: “Dios da la vida y es el único que la puede quitar”; así como el hecho de que no se aplique igual a personas de distintos estratos sociales; el probable abuso en su práctica; que sea producto de un error diagnóstico, y que viola varias leyes médicas como el cuidado profundo del enfermo terminal.

 

A favor están las siguientes consideraciones: evita el sufrimiento prolongado cuando ya no es posible rescatar la vida; se respeta la autodeterminación del paciente, y es resultado de una relación ideal entre médico-paciente.

 

A su vez, Hugo Fernández de Castro, profesor de la Facultad de Medicina y de la Escuela Nacional Preparatoria, sostuvo que “es una gran equivocación, por no decir embuste, señalar que eutanasia equivale a una buena muerte.

Al respecto, consideró inadecuada la idea de que matar a alguien que aún puede vivir, pese a que su condición de salud es precaria, sea humano y benigno. Hay mucho qué hacer por un enfermo terminal como asearlo, platicarle, acercarle a un notario y ministro de su religión.

 

En tanto, Horacio García Romero, asesor de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, manifestó que independientemente del medio o tipo de eutanasia, en México está considerada como homicidio, por lo que su práctica se realiza a espaldas de la ley.

 

Asimismo, precisó que cada vez se extiende más el concepto de que el ser humano no debe sufrir sin motivo, de ahí la idea de que si el médico o la enfermera pueden coadyuvar a evitarlo en un paciente terminal sea cada vez más aceptada por la sociedad.

 

“Lejos de ir en contra del deber, esta actitud es congruente con los principios médicos que exigen la compasión, buscar aliviar sus molestias, aceptar y tomar en cuenta sus decisiones”, aseveró.

 

Finalmente, Benigno Licea González, presidente del Colegio de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Tijuana, afirmó que el Código Penal mexicano, en el Artículo 312, condena a quien ayuda a alguien a morirse, y en el 313 se precisa cuando el occiso es menor de edad.

 

 

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