06:00 hrs. abril 12 del 2001


Boletín UNAM-DGCS-366

 

AFECTADA 24 POR CIENTO DE LA POBLACIÓN MEXICANA POR LA HIPERTENSIÓN: LIRIA YAMAMOTO

 

·        La investigadora de la Facultad de Medicina de la UNAM precisó que no todos los casos están diagnosticados

·        La presión arterial alta no suele producir síntomas, por lo que sólo se detecta mediante exámenes médicos, indicó la especialista

·        En diez  años en México las muertes por enfermedades crónico degenerativas pasaron del 3 al 50 por ciento

 

 

Se estima que 24 por ciento de la población adulta mexicana, es decir, uno de cada cinco, padece de presión arterial alta, aunque no todos los casos están diagnosticados afirmó Liria Yamamoto, investigadora del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

 

La científica universitaria añadió que la hipertensión no suele producir síntomas y sólo se detecta mediante el examen médico, el cual la mayoría de la gente no lo realiza de manera regular. Por ello, casi todas las de las personas afectadas no saben que tienen ese padecimiento.

 

A principios de los años noventa la muerte por enfermedades crónico degenerativas -hipertensión, diabetes, padecimientos vasculares y cerebrales, entre otras- fue del tres por ciento, sin embargo, en los últimos años esta cifra se incrementó al 50 por ciento.

 

Asimismo, señaló que las enfermedades coronarias, hipertensión, cáncer, accidentes (automovilísticos y por violencia) diabetes y padecimientos cerebrovasculares, ocupan el tercer sitio de las causas de mortalidad en el país.

 

Liria Yamamoto explicó que las enfermedades del corazón tienen causas compartidas, aunque la presión arterial elevada es de los principales factores de riesgo para sufrir ataques al corazón, insuficiencia cardiaca y  problemas renales.

 

Precisó que el medio ambiente es de los factores fundamentales que influyen en el desarrollo de la hipertensión. Algunos epidemiólogos, agregó,  consideran que es una afección derivada de la inadaptación del hombre a su entorno, por la incapacidad del ser humano para controlar algunos estímulos externos, lo que ocasiona el aumento a la presión arterial, a lo que hay que sumar el estrés.

 

Indicó que aun cuando se trata del problema de salud pública que afectaba en grandes proporciones a la población adulta de zonas urbanas,  en la actualidad esta enfermedad “de la modernidad” se incrementó en comunidades rurales, debido a estilos de vida y hábitos alimenticios modificados y con ello el aumento de factores de riesgo, añadió.

 

Indicó que actualmente investiga los factores de riesgo que pudieran asociarse al desarrollo de enfermedades hipertensivas en edades adultas, a través del estudio de adolescentes de entre 12 y 15 años de edad.

 

La adolescencia, agregó, es la etapa de la vida en la cual se inicia la exposición de los individuos a factores relacionados con la enfermedad, tales como tabaquismo, consumo de alimentos chatarra, refrescos y cantidades elevadas de sal, así como algunos cambios de estilos de vida y falta de ejercicio.

 

La combinación de estos aspectos, dijo, indican que los jóvenes con esas características podrán ser los futuros hipertensos, cuyo padecimiento se desencadenará entre la tercera y cuarta década de la vida, es decir, entre los 30 y 40 años de edad.

 

Para desarrollar esta investigación, explicó Liria Yamamoto, se estudió en una población de adolescentes –de secundarias públicas y privadas– la adicción al tabaco, las características antropométricas y antropomórficas, así como la influencia de los antecedentes familiares en relación con las enfermedades cardiovasculares en este sector.

 

Subrayó que la presión arterial elevada, además de “funcionar” como enfermedad per se, es considerada factor de riesgo para padecer problemas cardiovasculares. Por eso, destacó, se debe vigilar durante toda la vida a una persona hipertensa, sobre todo si es obesa, toda vez que el padecimiento es controlable y sus efectos se pueden reducir o prevenir.

 

Debido a que en cerca del 90 por ciento de los casos se desconocen los motivos, mientras más temprana sea la detección de la enfermedad habrá mayor oportunidad para su intervención médica y control, mediante la modificación de hábitos higiénico dietéticos.

 

La investigadora indicó que cuando la hipertensión ya está avanzada los individuos pueden sentir ligeros dolores de cabeza y palpitaciones en el área cardiaca a las cuales no se les da importancia, peor observar “lucecitas”, se considera de los síntomas tardíos.

 

Para mantener los niveles de presión arterial en su normalidad, recomendó disminuir o evitar el consumo de bebidas carbonatadas –con lo que se evita el consumo excesivo de glucosa, factor que provoca el incremento en el peso corporal– y de sal, practicar alguna actividad deportiva, así como medirse los niveles de presión arterial por lo menos una vez al año y acudir de manera regular al médico.

 

Sin embargo, cuando una persona ya está afectada es recomendable que camine por lo menos 15 minutos diarios de manera rutinaria, lo que contribuye a estimular el incremento de las lipoproteinas de alta densidad (colesterol bueno), y consumir alimentación balanceada.

 

Además, es conveniente disminuir el consumo de carnes rojas, sobre todo de embutidos, dejar de fumar y, especialmente, si existen antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares, vigilar las cifras de presión arterial, concluyó Liria Yamamoto.

 

 

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