06:00 hrs. abril 9 del 2001


Boletín UNAM-DGCS-359

LA AUSENCIA DE RELACIONES AFECTIVAS EN LOS NIÑOS DETERIORA SU VIDA SOCIAL Y EMOCIONAL

 

·        Florente López Rodríguez, de la FP, señaló que la estabilidad de un menor depende de su relación con sus figuras primarias

·        Cuando la madre establece lazos afectivos extremadamente fuertes con su hijo le otorga pocas facilidades para un desarrollo independiente

 

 

La falta de una relación afectiva apropiada entre la madre y el bebé, deteriora la capacidad del niño para establecer vínculos emocionales y sociales con otras personas afirmó Florente López Rodríguez, de la Facultad de Psicología (FP).

 

Explicó que también se ha demostrado que cuando la madre establece lazos afectivos extremadamente fuertes con su hijo y, por consiguiente, sostiene una relación de apego poderosa la figura materna se constituye en la fuente de seguridad del niño, con lo cual le otorga pocas facilidades para un desarrollo independiente.

 

En este sentido, la estabilidad emocional de un menor depende de la forma en la cual se desarrollan sus relaciones afectivas con sus figuras primarias; que es lo que le da el apoyo necesario para la adecuada adaptación social del niño a distintos medios, puntualizó el psicólogo.


 

Además, indicó, se sabe que la estabilidad emocional y la productividad están estrechamente relacionadas con las relaciones afectivas, porque mientras más estable es una persona, mayores son sus posibilidades de ser productivo.

 

En entrevista, el académico destacó que como resultado de la investigación Habilidades sociales y desarrollo infantil, se ha encontrado que en la mayoría de las relaciones entre la mamá y el bebé se establece cierta sincronización afectiva, la cual se puede observar en el grado de involucramiento entre ambos.

 

Sin embargo, precisó, la sincronización no es algo que se haga  de manera consciente, porque, en primera instancia, la relación se establece con un conjunto de expectativas, por lo cual la mamá actúa sin necesidad de que alguien, de manera externa, le enseñe.

 

Cuando no existe esta sintonización, por lo común se trata de situaciones que no se pueden concebir como normales, tal es el caso de madres depresivas o solteras, aseveró.

 

El especialista en control temporal del comportamiento dijo que en colaboración con el Instituto Nacional de Perinatología estudian las relaciones entre un grupo de madres adolescentes y sus bebés, para determinar qué condiciones llevan a un desarrollo afectivo inadecuado.

 

Asimismo, abundó, analizamos las relaciones entre los huérfanos y sus cuidadores, la cual podría ser una situación de riesgo para la educación de los bebés; sin embargo, no sólo no es negativa sino que muestra un grado aceptable de involucramiento.

 

Respecto de las madres adolescentes, aseveró, sí hemos encontrado dificultades en cuanto a la capacidad para enseñar al niño a manejar el significado de las señales sociales, mencionó López Rodríguez.

 

En este caso, acotó, la sincronización afectiva es irregular y puede conducir al niño a experimentar diferentes niveles de afecto. Sin embargo, existen detalles que podrían mejorarse en estas relaciones, y en ese sentido queremos crear un modelo de capacitación en la relación madre-bebé.


 

Se trata de una herramienta audiovisual y computarizada, donde los padres puedan observar imágenes de diversas relaciones e identificar aquellas que tienen efectos negativos, con lo cual se supone deben aprender a corregirlos, detalló.

 

Este sistema sería un valioso auxiliar para aquellos profesionales que trabajan con grupos institucionales. “La idea es promover su uso en todos los niveles gubernamentales donde se reciban niños en edad temprana”, puntualizó.

 

Esta contribución, concluyó, puede ser más importante en bebés de tres a doce meses, cuando aún no tienen una forma de comunicarse con la mamá de manera verbal.

 

 

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