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Los argumentos
anatómicos, genéticos y endocrinológicos se han superado, aseguró el
investigador de la Facultad de Medicina de la UNAM
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Cada individuo
tiene una combinación única de elementos femeninos y masculinos
Existen en la actualidad datos
suficientes en el campo de la biología para asegurar que no es sostenible la
idea de dos sexos únicos en la raza humana, afirmó Javier Flores López,
investigador de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina
de la UNAM.
La idea de dos variedades sexuales únicas en
los seres humanos, explicó, es una de las más antiguas y se basó inicialmente
en las diferencias anatómicas del hombre y la mujer, posteriormente se
incorporaron las diferencias genéticas y endocrinológicas.
En la perspectiva endocrinológica, determinada
por la presencia en la sangre de las hormonas femenina (progesterona) y
masculina (testosterona), se ha descubierto que en el proceso químico
intervienen los mismos agentes, de manera tal que una mujer puede producir
hormonas masculinas y viceversa.
Al dictar la conferencia Las bases biológicas de la diferenciación sexual en el siglo XXI,
en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades,
Flores López aseguró que en materia de sexualidad el determinismo genético
también está desterrado.
En un principio, precisó, se creyó en la
existencia de un gen llamado SRY presente sólo en los cromosomas sexuales
masculinos que determinaba el sexo del individuo en el proceso de formación de
los testículos. Este gen, supuestamente ausente en las mujeres, sería el
determinante del género, al dar lugar a la aparición de los ovarios.
Sin embargo, agregó, se han hallado casos de
hombres con cromosomas sexuales femeninos, así como mujeres que tienen el gen
SRY, lo cual demuestra las contradicciones de los criterios biológicos y
médicos que sostienen la distinción entre dos sexos.
Javier Flores López añadió que la premisa del
determinismo genético se basó en la
asignación de genes específicos para cada función corporal. Esta convicción se
descartó cuando gracias al desciframiento del genoma humano se detectó que el
número de genes es notablemente inferior al que se creía, puntualizó.
En consecuencia ya no se pueden explicar las
funciones orgánicas ni la diferenciación sexual a partir de un sólo gen, sino
que es necesario indagar sobre las transformaciones de las proteínas de origen
genético y la interacción de esos cuerpos con su entorno celular.
El investigador universitario sostuvo que en
cada individuo existen tanto elementos masculinos como femeninos combinados en
diferentes niveles.
Los casos que evidencian esa afirmación,
continuó, son los de hermafroditismo y seudohermafroditismo, en los cuales a
las características corporales femeninas se suma la presencia de testículos
intraabdominales y el desarrollo rudimentario del útero y las trompas de
falopio, lo que en ocasiones impide el embarazo, aunque no pueden considerarse
casos patológicos.
Con estas evidencias, subrayó, se puede hablar
en la actualidad de la individualidad biológica de acuerdo a la cual la
combinación de elementos de ambos sexos en una misma persona se da en proporciones
únicas.
Flores López comentó que tanto en los
transexuales como en los hermafroditas y seudohermafroditas existen múltiples
variantes que permiten afirmar esa diversidad sexual.
Incluso, acotó, el argumento de las diferencias
reproductivas entre hombre y mujer es insuficiente para contradecir esa
diversidad, pues los experimentos de clonación de seres vivos se llevaron a
cabo exitosamente sin la participación de especímenes machos.
Si las nociones sobre sexo y sexualidad,
sintetizó, son la base de las civilizaciones, los cambios en las concepciones
sobre sexo y reproducción podrían dar lugar a modificaciones en las formas de
organización social.
Es un debate muy complejo, concluyó, en el cual
la perspectiva de género tienen mucho que aportar, sobre todo si incorporan más
argumentos de origen biológico.
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