Boletín UNAM-DGCS-302
IMPIDE SOBREPOBLACIÓN CARCELARIA ATENCIÓN
ADECUADA A REOS CON SIDA
Las
reformas a la legislación penal en la década de los noventa condujeron a la
sobrepoblación en las cárceles del país, lo cual dificulta la atención adecuada
a los internos infectados con VIH causante del SIDA, afirmó la catedrática de
la Facultad de Derecho (FD) Emma Mendoza Bremauntz.
Luego
de señalar que en las instituciones penitenciarias que rebasan su capacidad se
carece de espacios para el servicio médico en óptimas condiciones y la
prevención del contagio, señaló que estas circunstancias imposibilitan la
readaptación social.
Se trata, indicó, de
un doble problema ya que, por un lado, no se puede obligar a los presos a
someterse a los análisis clínicos para detectar la presencia del VIH y, por el
otro, existen múltiples riesgos de infección por la proliferación de drogas
intravenosas y el intercambio sexual, muchas veces violento entre los reos.
Al participar en la
mesa redonda Las personas detenidas con
VIH y enfermas con SIDA¸ realizada en la FD, Mendoza Bremauntz consideró
que las personas que ingresan a un centro de reclusión con esa enfermedad la
mayoría de las ocasiones están expuestas a la reacción agresiva de los otros
reclusos.
Acompañada
por los funcionarios de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH)
Bertha Imaz Lira y Francisco Olguín, así como Heriberto Zaragoza García, de la
Secretaría de Salud del D. F., la académica universitaria manifestó: sería
positivo revertir la tendencia excesivamente represiva de la legislación penal
reciente, a fin de facilitar la aplicación de sanciones alternativas, como lo
sugiere la Organización de las Naciones Unidas.
Esto permitiría,
precisó, reducir la población carcelaria y contar con espacios para el
tratamiento de personas infectadas con el VIH o enfermas de SIDA, sin exponer
al resto de los internos.
En su participación,
Heriberto Zaragoza García, del Hospital Central para Reclusorios del Distrito
Federal, aseguró que el SIDA es la principal causa de muerte en las prisiones
de la ciudad de México.
El número de
fallecimientos por esa enfermedad supera en la actualidad al de los causados
por hechos violentos sucedidos al interior de los reclusorios capitalinos,
precisó el especialista.
Zaragoza García
comentó que es difícil implementar políticas de atención y prevención, ya que
no se pueden elaborar registros confiables sobre la incidencia del SIDA dentro
de las prisiones.
Esto se debe en gran
medida, añadió, a las recomendaciones de la Comisión de los Derechos Humanos
del Distrito Federal y otros organismos, quienes han protestado por la
realización de exámenes para detectar la presencia de VIH en los reos.
Señaló que resulta
complicado detener la proliferación del padecimiento entre los reclusos,
porque, por ejemplo, no se controla de manera eficiente su actividad sexual.
Por otra parte,
agregó, los reincidentes son los más expuestos al contagio pues no abandonan
las actividades y entornos en los que hay muchas probabilidades de contraer
SIDA.
La visitadora de la
CNDH Bertha Imaz Lira sostuvo, por su parte, que la población femenil en las
cárceles del interior de la República está expuesta a muchos riesgos, ya que no
están del todo separadas de los varones.
En muchas
instituciones, aseveró, las instalaciones penitenciarias para ambos sexos están
en el mismo terreno, divididas solamente por una malla ciclónica, lo que
facilita el intercambio sexual con los hombres.
A esto se añade,
subrayó, que muchos centros de reclusión para mujeres carecen de servicios médicos, por lo cual las
internas se ven obligadas a usar los servicios destinados a los varones, lo que
también afecta la atención a las embarazadas.
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