Boletín UNAM-DGCS-300
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Así lo revela una investigación coordinada por Sergio Zermeño García
Granados, del IIS-UNAM
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No se cumplió con el objetivo de desterrar los cacicazgos y las formas
de asociación política verticales
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Complicado el panorama para lograr los objetivos de la presente
administración de la ciudad de México
Los mecanismos de
participación ciudadana en el Distrito Federal no lograron desterrar viejas
prácticas políticas ni constituir un canal adecuado para la relación de la
ciudadanía con sus autoridades, señala un estudio coordinado por Sergio Zermeño
García Granados, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.
Indica que aún cuando
la creación de comités vecinales como identidades colectivas básicas fue un
acierto de la nueva legislación en materia de participación ciudadana, la misma
no estableció el nivel de agregación intermedio en esas instancias y las
delegaciones políticas.
Agrega que fue un
fracaso enmarcar la discusión de esa ley dentro de un proyecto de reforma
política amplia para la ciudad de México, ya que esto impidió que las
negociaciones prosperaran y que se tuviera un impacto social trascendente.
Esto se reflejó,
continúa el documento, en la disminución de la participación de los electores
en los comicios para elegir a los comités vecinales en 1999.
El estudio, conducido
por Zermeño García, sostiene que en materia de seguridad pública la legitimidad
de los organismos vecinales está circunscrita a su capacidad de cerrar las
calles y privatizar la vida pública.
Con
lo anterior, explica, no se consolidan las formas de solidaridad e interacción
que requiere el espacio público, sino que se vuelve al encierro de las familias
en sus domicilios.
Lejos de incentivar la
participación ciudadana, se fomentó la atomización vecinal, ya que la mediación
de los comités se limita a recibir quejas de los residentes de una colonia o
barrio para canalizarlas a las instancias de gobierno, subraya la
investigación.
Esto, asegura el
documento, condujo a una reducida capacidad de convocatoria de los comités,
situación que los debilita y facilita a las autoridades desentenderse de los
reclamos que les plantean estas entidades débiles y poco representativas.
Los comités vecinales,
precisa el trabajo, se enfrentan también a las agrupaciones populares que les
disputan su ámbito de gestión.
Ante esta situación,
apunta, los comités vecinales tienen la
opción de entrar en conflicto con esas organizaciones o trabajar de manera
conjunta con ellas, lo que implica reconocer sus estructuras de liderazgo.
En síntesis, la falta
de fuerza de los comités vecinales los lleva a aliarse con las formaciones
políticas verticales y caciquiles que se pretendía combatir con el nuevo
esquema de participación ciudadana.
El
trabajo de los académicos del IIS, el Instituto Mora y la Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM), plantel Xochimilco, considera que no es favorable el
panorama para que la actual administración capitalina pueda llevar adelante sus
proyectos en materia de participación ciudadana.
El jefe del gobierno
del Distrito Federal, explica, pretende convertir a los mil 300 comités
vecinales que hay en la ciudad en gobiernos ciudadanos, al dotarlos de un
presupuesto de 500 mil pesos anuales.
Con la división de
fuerzas en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal es difícil que se
apruebe esa canalización de recursos, además en las delegaciones políticas
encabezadas por el Partido Acción Nacional no será fácil la convivencia con
comités vecinales que dependan directamente del jefe de gobierno capitalino,
especialmente en lo financiero, concluye el documento.
En la investigación
participaron como corresponsables Luis Ernesto López Aspeitia y Saúl Gutiérrez
Lozano del Instituto Mora, así como académicos y estudiantes de esa
institución, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y de la
UAM Xochimilco.
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