Boletín UNAM-DGCS-282
GRANDES LOGROS DEL ZAPATISMO CON EL PROCESO
DEMOCRÁTICO DE MÉXICO
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Sin un cambio y la aplicación de la
democracia, la caravana ni siquiera habría salido de Chiapas, afirmó el
historiador Silvestre Villegas
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Dijo que, sin embargo, un mayor
problema serán las resistencias locales de los diferentes sectores de la
sociedad como finqueros, caciques y la propia Iglesia
Con el proceso democrático de México los
zapatistas obtuvieron importantes logros, uno de los principales es haber
llegado al Distrito Federal, porque con un gobierno priista nunca habrían
salido de la selva de Chiapas, aseguró el historiador Silvestre Villegas
Revueltas.
Sin embargo, el académico de tiempo completo
del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM advirtió que de
lograrse la inclusión de los acuerdos de San Andrés Larráinzar a la
Constitución o como leyes tendrá un grave obstáculo: la aceptación de los
diferentes sectores de la sociedad chiapaneca como los finqueros, caciques y la
Iglesia, la cual no es monolítica, entre otros.
Como gobierno democrático y federalista,
planteó, el Ejecutivo federal deberá respetar a los actores políticos de la
entidad. Pero, para convencerlos se tendrá que trabajar más y enfrentar una
situación con mayores dificultades, debido a que en los pueblos se presentan
resistencias profundas por los múltiples intereses que se manejan.
No obstante, puntualizó el especialista, con el
proceso democrático de México se registran también otras acciones factibles y
constatables como es el debate en el Congreso de la Unión de estos acuerdos de
San Andrés.
En entrevista, agregó que de concretarse esta
nueva acción, su aplicación será a largo plazo y redundará en el mejoramiento
de las condiciones de vida de los indígenas.
Indicó que el proceso democrático, consumado
con el cambio de gobierno, debe ser permanente. Pero para ello, Vicente Fox
tendrá que aprender primero a gobernar por ser la primera oposición en un siglo
que llega al gobierno federal.
Su principal problema, mencionó el especialista
en discurso político e historia de las finanzas, es el gabinete que conformó,
menos moderado y flexible que él. Prueba de esto, es que el mandatario permitió
la salida de los zapatistas de Chiapas y no actuó con autoritarismo como
ocurría en el pasado.
Lo que al Ejecutivo federal le faltaría,
reflexionó, es una vocación real de cambio, de la cual habló mucho. Otra sería,
buscar la forma de hacer responsables a los empresarios mexicanos y crear un
sistema tributario adecuado, entre otros temas fundamentales que deben
resolverse.
Aclaró que es falso que el país sea para Fox
una gerencia, porque al no ser rentable menos se puede ver como una empresa ni
administrarse como tal.
Los cambios políticos, recalcó, deben continuar
ya que la elección federal democrática no es un factor dado. Comicios reales
sólo se dieron en dos ocasiones en el siglo XX, el de Francisco I. Madero y el
de Vicente Fox.
La democracia, estableció, es una serie de
luchas ganadas a lo largo de los años sesenta, setenta y ochenta, con las
consiguientes pruebas y errores, así como negociaciones.
En la actualidad, este proceso no está
terminado y un ejemplo es el problema de Yucatán, cuyo sistema antiguo no fue
derrotado totalmente y tampoco murió el PRI, como se dice, todavía controla
muchas gubernaturas y presidencias municipales.
Por ello, al gobierno de Fox le pasará lo que
al gobierno de cualquier país democrático: se desgastará mientras ejerce el
poder y sus errores serán capitalizados por los partidos de oposición.
El historiador recordó que el cambio en México
comenzó hace por lo menos 10 años en los ámbitos político y económico, aunque
en éste último todavía no se resuelven los problemas generados por la
desigualdad y falta de equidad. También influye en forma negativa, dijo, el
fenómeno de la corrupción y la falta de una reforma a fondo del sistema
judicial.
Este proceso democrático es permanente y para
mantenerlo se requiere el trabajo no sólo de los gobiernos federal, estatales y
municipales sino de la sociedad en general.
En materia política, explicó que la
transformación se dio debido a dos factores fundamentales: la paulatina
descomposición del PRI, de su programa original y el alejamiento de las bases y
sectores, lo que fortaleció la oposición, siendo el PAN y el PRD los partidos
considerados como mejor opción.
Otro aspecto fue el referente a las acciones
del Ejecutivo, las cuales desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari se
distanciaron del Revolucionario Institucional, situación que le provocó la
pérdida del capital político y, por ende, de votantes.
Al referirse al rubro económico, Villegas
Revueltas expuso que es uno de los graves problemas, debido a que por los
hechos parecen existir dos Méxicos: el de la modernidad, con los avances
tecnológicos, utilizado por un reducido grupo, y el de la pobreza, con gente
humilde y miserable.
La población que se encuentra en este último
renglón, como los indígenas, definió, es la que lleva a cabo las rebeliones,
porque carece incluso de los servicios básicos de salud, educación, vías de
comunicación y alimentación. Es decir, no tiene ningún beneficio de la
modernidad.
Con el conflicto armado, apuntó, se
construyeron carreteras y clínicas, paliativos que valen la pena aunque tengan
connotaciones militares, como es acceder con mayor facilidad a los zapatistas.
Otro de los grandes temas nacionales, precisó,
es la corrupción, fenómeno que hace peligrar todas las instituciones. Por ello,
comentó, es necesario que todos los mexicanos en forma conjunta, y no sólo el
gobierno, participen en su erradicación.
Sin embargo, resaltó que el económico
representa el problema principal para los mexicanos y en particular los
indígenas, quienes representan el 10 por ciento de la población, porque detrás
de la aprobación de cualquier ley o autonomía de los pueblos, lo que este
sector quiere es vivir bien.
De ahí la necesidad de que las políticas en
materia indígena sean de acuerdo a la realidad actual, pero sin perder sus
tradiciones, pues sin vínculos con la sociedad que en su mayoría es mestiza,
seguirán como ciudadanos de segunda.
Lo esencial, destacó, sería crear una sociedad
mayoritaria con valores comunes, que se identifique con una serie de
instituciones sin que desaparezcan las minorías porque en todos los países las
hay.
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