Boletín UNAM-DGCS-274
DESARROLLA
LA UNAM BIOFERTILIZANTES QUE AUMENTAN
SUSTANCIALMENTE EL RENDIMIENTO DE CULTIVOS
·
Mediante su
utilización, se producen semillas más nutritivas
·
Permite a los
productores ahorros económicos significativos y reduce en 50 por ciento el
consumo de agua para riego
·
Académicos del
Centro de Investigación sobre Fijación del Nitrógeno informaron que la
aplicación de los biofertilizantes ya es exitosa en México y en el extranjero
La Universidad Nacional
desarrolla biofertilizantes que producen semillas más nutritivas, estimulan el
crecimiento de las plantas, aumentan el rendimiento de los cultivos de maíz, frijol, cebada, trigo, sorgo y café, reducen la contaminación y
permiten a los productores ahorros económicos significativos.
A través de bacterias con alto
contenido de nitrógeno, investigadores de la UNAM han conseguido que dichos
biofertilizantes dupliquen el rendimiento por hectárea en comparación con los
fertilizantes químicos tradicionales y reduzcan en 50 por ciento el consumo de
agua para riego en los cultivos.
En conferencia de prensa, la directora
del Centro de Investigación sobre Fijación del Nitrógeno (CIFN), Georgina
Hernández Delgado, y el investigador Jesús Caballero Mellado, explicaron que el
rendimiento de un paquete de 400 gramos permite el cultivo de hasta una
hectárea, con un costo para el productor de 10 pesos. El biofertilizante no
causa daños ecológicos ni la degradación de los mantos acuíferos, pues no hay
desprendimiento de gases tóxicos.
Ejemplificaron: en 1999, al
aplicarse el biofertilizante en medio millón de hectáreas de maíz, trigo y
otros cereales, se obtuvieron incrementos en el rendimiento que fueron, desde
el 11 al 95 por ciento, con un aumento promedio en su producción de 26 por
ciento, entre los diferentes cultivos. Para el año 2000, la demanda del
biofertilizante por parte de campesinos y diversos grupos de productores se
elevó a más de un millón y medio de hectáreas.
Los universitarios explicaron que la
utilización de biofertilizantes ha sido exitosa, como ocurrió en fecha reciente
en Brasil, donde al fijar biológicamente el nitrógeno para el cultivo de soya,
la producción aumentó de manera sustancial, incluso en suelos agrícolas pobres.
Hoy, en ese país se cultiva soya con esos productos y los resultados son
positivos.
Otro ejemplo se dio en
Sudáfrica con el cultivo de maíz, donde se desarrolló una estrategia similar a
la del CIFN y se inocularon 150 mil hectáreas. Mientras, en Francia se vende un
producto parecido a éste, que además se exporta, por lo que –señaló Jesús
Caballero- México también podría exportar los biofertilizantes.
Los investigadores
consideraron que para el sector privado y el campo mexicano, ésta puede ser una
acción importante, no sólo para enriquecer las semillas, sino para ampliar el
mercado de los cultivos, puesto que el año pasado la demanda del
biofertilizante por parte de los productores aumentó a dos millones de
hectáreas, es decir, cuatro veces la extensión territorial del estado de
Morelos.
Comentaron que los
biofertilizantes ya se producen a través de instancias gubernamentales, aunque
no descartan que la iniciativa privada se interese e impulse la
industrialización del producto.
El biofertilizante es
producido a través de bacterias del género “Rhizobium etli” y “Azospirillum”,
mezclados con un soporte inerte, lo que permite su fácil manejo. Dichos
microorganismos fueron seleccionados por su capacidad para estimular el
enriquecimiento de los cultivos.
Dicho producto se elabora con
éxito en el Centro de Investigación sobre Fijación de Nitrógeno, ubicado en el
Campus Morelos, donde se genera investigación básica de frontera con un amplio
reconocimiento internacional, dentro de lo que ahora se conoce como las
ciencias genómicas.
Georgina Hernández explicó que
se probó el efecto de técnicas de riego alternativas que permitan reducir la
necesidad de agua para los cultivos de frijol, tales como los sistemas de riego
por goteo y el de “rizoriego”, los cuales incluyen la inoculación por goteo de
las cepas de “Rhizobium” como biofertilizantes. El ahorro fue del 50 por ciento
y el rendimiento aumentó al doble o más. Incluso llegó a cerca de cuatro o
cinco toneladas por hectárea.
El propósito de este
desarrollo, señalaron Georgina Hernández y Jesús Caballero, es poder
incrementar la producción agrícola con base en la utilización de los
microorganismos.
Durante una visita por las
instalaciones del CIFN, Oscar Rodríguez, secretario técnico del Centro, explicó
a los reporteros de la fuente universitaria el funcionamiento del secuenciador
automático del DNA y las actividades que se realizan en la zona de
invernaderos, así como en los laboratorios de cultivo vegetal.
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