9:00 hrs. marzo 18 del 2001


Boletín UNAM-DGCS-274

DESARROLLA  LA UNAM BIOFERTILIZANTES QUE AUMENTAN   SUSTANCIALMENTE EL RENDIMIENTO DE CULTIVOS

 

 

·        Mediante su utilización, se producen semillas más nutritivas

·        Permite a los productores ahorros económicos significativos y reduce en 50 por ciento el consumo de agua para riego

·        Académicos del Centro de Investigación sobre Fijación del Nitrógeno informaron que la aplicación de los biofertilizantes ya es exitosa  en México y en el extranjero

 

 

La Universidad Nacional desarrolla biofertilizantes que producen semillas más nutritivas, estimulan el crecimiento de las plantas, aumentan el rendimiento de los  cultivos de maíz, frijol, cebada, trigo,  sorgo y café, reducen la contaminación y permiten a los productores ahorros económicos significativos.

 

A través de bacterias con alto contenido de nitrógeno, investigadores de la UNAM han conseguido que dichos biofertilizantes dupliquen el rendimiento por hectárea en comparación con los fertilizantes químicos tradicionales y reduzcan en 50 por ciento el consumo de agua para riego en los cultivos.

 

En conferencia de prensa, la directora del Centro de Investigación sobre Fijación del Nitrógeno (CIFN), Georgina Hernández Delgado, y el investigador Jesús Caballero Mellado, explicaron que el rendimiento de un paquete de 400 gramos permite el cultivo de hasta una hectárea, con un costo para el productor de 10 pesos. El biofertilizante no causa daños ecológicos ni la degradación de los mantos acuíferos, pues no hay desprendimiento de gases tóxicos.

 

Ejemplificaron: en 1999, al aplicarse el biofertilizante en medio millón de hectáreas de maíz, trigo y otros cereales, se obtuvieron incrementos en el rendimiento que fueron, desde el 11 al 95 por ciento, con un aumento promedio en su producción de 26 por ciento, entre los diferentes cultivos. Para el año 2000, la demanda del biofertilizante por parte de campesinos y diversos grupos de productores se elevó a más de un millón y medio de hectáreas.

 

Los universitarios explicaron que la utilización de biofertilizantes ha sido exitosa, como ocurrió en fecha reciente en Brasil, donde al fijar biológicamente el nitrógeno para el cultivo de soya, la producción aumentó de manera sustancial, incluso en suelos agrícolas pobres. Hoy, en ese país se cultiva soya con esos productos y los resultados son positivos.

 

Otro ejemplo se dio en Sudáfrica con el cultivo de maíz, donde se desarrolló una estrategia similar a la del CIFN y se inocularon 150 mil hectáreas. Mientras, en Francia se vende un producto parecido a éste, que además se exporta, por lo que –señaló Jesús Caballero- México también podría exportar los biofertilizantes.

 

Los investigadores consideraron que para el sector privado y el campo mexicano, ésta puede ser una acción importante, no sólo para enriquecer las semillas, sino para ampliar el mercado de los cultivos, puesto que el año pasado la demanda del biofertilizante por parte de los productores aumentó a dos millones de hectáreas, es decir, cuatro veces la extensión territorial del estado de Morelos.

 

Comentaron que los biofertilizantes ya se producen a través de instancias gubernamentales, aunque no descartan que la iniciativa privada se interese e impulse la industrialización del producto.

 

El biofertilizante es producido a través de bacterias del género “Rhizobium etli” y “Azospirillum”, mezclados con un soporte inerte, lo que permite su fácil manejo. Dichos microorganismos fueron seleccionados por su capacidad para estimular el enriquecimiento de los cultivos.

 

Dicho producto se elabora con éxito en el Centro de Investigación sobre Fijación de Nitrógeno, ubicado en el Campus Morelos, donde se genera investigación básica de frontera con un amplio reconocimiento internacional, dentro de lo que ahora se conoce como las ciencias genómicas.

 

Georgina Hernández explicó que se probó el efecto de técnicas de riego alternativas que permitan reducir la necesidad de agua para los cultivos de frijol, tales como los sistemas de riego por goteo y el de “rizoriego”, los cuales incluyen la inoculación por goteo de las cepas de “Rhizobium” como biofertilizantes. El ahorro fue del 50 por ciento y el rendimiento aumentó al doble o más. Incluso llegó a cerca de cuatro o cinco toneladas por hectárea.

 

El propósito de este desarrollo, señalaron Georgina Hernández y Jesús Caballero, es poder incrementar la producción agrícola con base en la utilización de los microorganismos.

 

Durante una visita por las instalaciones del CIFN, Oscar Rodríguez, secretario técnico del Centro, explicó a los reporteros de la fuente universitaria el funcionamiento del secuenciador automático del DNA y las actividades que se realizan en la zona de invernaderos, así como en los laboratorios de cultivo vegetal.

 

 

 

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