9:00 hrs. marzo 17 del 2001


Boletín UNAM-DGCS-270

 

EL CONSUMO ÓPTIMO DE FLUORUROS, PREVIENE LA CARIES; SU EXCESO PRODUCE FLUOROSIS

 

 

 

·        Los más afectados son los menores de edad

·        Dolores de la Cruz, investigadora responsable de la Unidad Universitaria de Investigación en Cariología, recomienda evitar las sobredosis

 

 

 

El consumo de fluoruros que se registra desde hace más de una década en México ha ayudado a disminuir los índices de caries. Sin embargo, como su ingesta excede los límites óptimos se produce daño en los dientes y puede repercutir en el sistema óseo, particularmente en los niños, afirmó Dolores de la Cruz, investigadora responsable de la Unidad Universitaria de Investigación en Cariología de la UNAM.

 

La ingesta apropiada del fluoruro, a través de agua, alimentos, sal de mesa y cocina, o por medio de suplementos fluorados, añadió la especialista, reduce el riesgo y la prevalencia de caries dental, además promueve la remineralización del esmalte.

 

“En nuestro país, por ejemplo, se ha logrado la prevención de la incidencia de la caries dental en más de un 60 por ciento”, gracias al Programa Nacional de la Fluoruración de la Sal, el cual fue establecido con base únicamente en las concentraciones de fluoruro en el agua, y se dejó de lado las demás fuentes de este elemento existentes en el país

 

El inconveniente, aseguró, es el exceso de fluoruro: si se suman los residuos de las pastas dentales que son tragados –que en sí mismo no representan un riesgo– más el contenido en los enjuagues bucales, el agua, la sal y alimentos como amaranto, espinacas, nopal, chile serrano, lentejas, garbanzos, haba, tortillas amarillas y azules “ya da una cantidad considerable” que pasa los límites óptimos.

 

Uno de los problemas dentales que ocasiona es la fluorosis dental, la cual se observa como manchas blanquecinas que provocan problemas estéticos y psicológicos indeseables. Tanto la intensidad del moteado, la extensión y la profundidad del área del esmalte y dentina afectados, así como el número de dientes dañados depende de diversos factores, como el momento de inicio del consumo de fluoruro, la duración de la exposición y la concentración del flúor ingerido y el estado de salud renal de la persona.

 

En estados de la República Mexicana, como Campeche, Sonora, Hidalgo, San Luis Potosí, Estado de México, Jalisco y el Distrito Federal, cada vez se producen más de ésos casos.

 

Asimismo, el abuso en el consumo de este elemento produce daño no sólo en los dientes, sino también a nivel sistémico, llegando a saturar los huesos, lo que aumenta la densidad ósea que, a su vez, causa que las personas sufran fracturas con mucha mayor facilidad.

 

La también profesora de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, destacó que para resolver esta situación, es necesaria la participación de todos. Además, “tenemos el conocimiento a la mano para decir en qué punto un factor de prevención puede convertirse en un factor de problemas”.

 

La disminución de la fluoruración, informó, en gran medida depende de la Secretaría de Salud y los industriales. No obstante, lo mejor sería que se abriera una discusión a nivel nacional para que esa dependencia gubernamental pudiera contar con un máximo de información a fin de tomar decisiones más exactas.

 

Finalmente, comentó que muchos recién egresados de la carrera de Odontología no cuentan con la formación necesaria para identificar clínicamente este problema, debido a que hasta hace algunos años la fluorosis dental no figuraba como una patología de importancia en nuestro país. Por tanto, abordar este problema al interior de las escuelas es sumamente importante en términos de la formación de los dentistas, concluyó.

 

 

 

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