15:00 hrs. marzo 15 del 2001


Boletín UNAM-DGCS-261

 

INEFICIENCIA Y CORRUPCIÓN DE POLICÍAS ANTINARCÓTICOS CAUSAN QUE MILITARES OCUPEN PUESTOS CLAVES

Silvia Vélez Quero

 

·        Silvia Vélez Quero, del CISAN, afirmó que este cambio es un grave riesgo para el país

·        Confió en que las estrategias del gobierno pongan candados a ese sector

·        En Estados Unidos se consumen 300 toneladas de cocaína al año; el 50 por ciento de la producción mundial

 

Como resultado de la ineficiencia y corrupción de los cuerpos policiacos encargados de la lucha contra el narcotráfico, los militares fueron colocados en los puestos claves de estas corporaciones para frenar la producción de enervantes y la inseguridad en el territorio nacional.

 

Sin embargo, dijo, esta medida significa un grave riesgo para el país, porque los militares adquieren un poder "considerable y temible” al combinar el poder con las armas en las mismas manos.

 

Al advertir lo anterior, la académica del Centro de Investigaciones Sobre América del Norte (CISAN), Silvia Vélez Quero, precisó que hay signos de que el gobierno actual tiene estrategias y candados para impedir que esta orientación se haga realidad.

 

Resaltó que los cuerpos policiacos deberían ser los encargados de la seguridad nacional de México, porque son preparados para tratar con los ciudadanos. En cambio, a los  militares los entrenan para destruir y eliminar al enemigo.

 

En la conferencia de prensa sobre "Políticas antinarcóticos en la región de América del Norte. Convergencias y divergencias", realizada en la sala de usos múltiples del CISAN, la internacionalista se refirió al tema de la certificación por parte de Estados Unidos, y la situación que en esta materia se encuentran México y Canadá.

 

La investigadora subrayó que la certificación la determinan los aparatos de gobierno y el Congreso estadounidenses y no los ciudadanos, quienes muestran nulo interés en este aspecto y sólo buscan hechos concretos que beneficien a su nación.

 

Sin embargo, especificó, diversos sectores norteamericanos cuestionan que la lucha antinarcóticos de los estadounidenses no se desarrolle con bases científicas.

 

En cuanto al consumo, señaló que no son exactos los resultados de las encuestas estadounidenses que mencionan su disminución, pues el levantamiento de datos sólo se realiza en hogares y no en otros lugares como las cárceles y los hospitales.

 

Explicó que el 50 por ciento del consumo total mundial de cocaína se realiza en Estados Unidos. De las 600 toneladas de este estupefaciente producidas anualmente en el mundo, tan sólo 300 toneladas, es decir, la mitad se comercializan entre los estadounidenses.

 

Además, apuntó Vélez Quero, la "guerra contra las drogas" de Estados Unidos, con características restrictivas, racistas, punitivas y policiacas, exige a otros países una cooperación que esa nación les regatea.

 

Las autoridades de ese país, aseguró, tampoco admiten su fracaso en esa carísima guerra ni mencionan la evidente falta de resultados concretos, porque las acciones de esa política mostraron no tener relación con la reducción del consumo o el tráfico de drogas.

 

Por el contrario, dijo, esos programas extendieron y multiplicaron el impacto, pues aun cuando debilitaron algunos de los grandes cárteles, diseminaron los "cartelitos" y a las rutas del tráfico, con lo que compromete y desestabiliza a otros países como Colombia, Educador, Perú y Bolivia.

 

Silvia Vélez destacó que los beneficios para Estados Unidos son político electorales, debido a que sus políticos exigen mano dura con los extranjeros y se exhiben como guerreros implacables contra las drogas, a fin de ganar votos sin obligarse a nada; proporcionar presupuestos y tareas, con la aplicación de medidas unilaterales, y lograr su injerencia geopolítica sobre todo el continente.

 

En el caso de México, comentó que es un país productor de amapola y marihuana, y recientemente de anfetaminas, además de situársele como lugar de tránsito de cocaína y otras drogas provenientes del cono sur, que elevó el consumo de fármacos por su vecindad con Estados Unidos.

 

Aunque siempre rechazó la certificación, expuso la investigadora, nuestro país la toleró junto con otras acciones unilaterales. Como consecuencia, aumentó la corrupción a las escalas más altas en materia política, militar y policiaca.

 

Asimismo, añadió, se elevó el consumo de drogas entre los jóvenes; aumentaron también el tráfico de armas, los precursores y el dinero involucrado en esta actividad; se diversificaron las rutas del tráfico por cielo, mar y tierra, y se multiplicó la violencia.

 

En Canadá, señaló, el enfoque preventivo y de salud del narcotráfico está por encima del policiaco y no se le considera al comercio de narcóticos un problema de seguridad nacional, por lo que Silvia Vélez sugirió invertir la política mexicana en el combate al tráfico de drogas y encaminarlo también a la prevención.

 

 

 

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