Boletín UNAM-DGCS-234
POR EL BIÓXIDO DE CARBONO AUMENTARÁ LA
TEMPERATURA PROMEDIO DE LA CIUDAD DE MÉXICO
El calentamiento global, el crecimiento de la población y la
deforestación provocarán a mediados del presente siglo el aumento de
temperatura en la ciudad de México en aproximadamente dos grados, así como
ondas de calor más frecuentes aseguró Ernesto Jáuregui Ostos, investigador del
Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM.
Puntualizó
que el calentamiento del aire en el planeta incidirá en el clima de la
metrópoli, cuyas laderas y montes registrarán inviernos menos fríos.
Se estima, dijo, que esa situación se presentará dentro de 50 años
cuando se haya duplicado el bióxido de carbono que hay en la actualidad, lo
cual debe ser motivo de preocupación para la población.
Explicó que, además, en la Cuenca del Valle de México se observa que la
desaparición de las fuentes de vapor de agua por deforestación también producen
el calentamiento del aire y la declinación de las precipitaciones pluviales.
Por ello, es posible que se registre un clima más seco y tibio en el futuro.
Jáuregui Ostos manifestó que el clima de la ciudad de México es ideal,
ya que las variaciones diurnas y estacionales de la temperatura no son
extremosas.
Consideró que el presente invierno es excepcional, porque a diferencia
de anteriores fue más húmedo y favoreció al ambiente, además de contribuir a
evitar que la piel humana se reseque.
Nuestro clima, añadió, se puede dividir en bloques de régimen térmico:
la época invernal, caracterizada por temperaturas bajas por las mañanas, tardes
libres de nubes e insolación abundante que eleva el termómetro a valores más
confortables, y por la noche descenso de temperatura, lo cual no se registra en
otros países.
La época siguiente, agregó, es la más adversa para la población debido
a las masas de aire seco que llegan a la ciudad, la ausencia de nubosidad, y el
resultante levantamiento de polvo.
Sostuvo que las áreas de urbanización incompleta en las laderas del sur
de la ciudad durante esta época que comprende desde marzo hasta mediados de
mayo, están expuestas a la erosión eólica.
Las tolvaneras, precisó, propician la propagación de enfermedades en
las vías respiratorias y, en el periodo más tibio del año, las temperaturas
pueden alcanzar hasta los 30 ó 31 grados centígrados.
Respecto a las ondas de calor que se presentan en estos meses, el
investigador afirmó que con el tiempo no han aumentado de manera significativa.
Las condiciones se tornan más agradables en mayo, con el comienzo de
las lluvias vespertinas porque no se alcanzan temperaturas agobiantes, ya que
las nubes tapan al Sol.
Aseguró que el aspecto negativo del clima capitalino es la
contaminación, aunque reconoció condiciones para mejorar la calidad del aire
pues ya no se registran niveles de plomo o bióxido de azufre por arriba de la
norma.
Sin embargo, advirtió que ciertos factores propician que la
contaminación sea más marcada, como los fenómenos de inversión térmica en la época
invernal.
Además, se presenta un fenómeno característico de cualquier ciudad
mediana o grande llamado “la isla de calor”, consistente en una diferencia de
dos o tres grados en promedio entre la temperatura del centro con respecto a la
periferia, acotó.
En las mañanas frías del invierno la temperatura en el zócalo puede ser
de ocho grados y en Xochimilco de cero, es un contraste fuerte que a medida que
transcurre el día se atenúa, manifestó.
Lo anterior, explicó, es producto de varios elementos como la forma en
que está construida la ciudad, ya que la altura media de los edificios que
bordean la calle no dejan escapar el calor del día.
El investigador consideró que la ciudad está mal planeada porque las
fuentes principales de emisiones fabriles se encuentran en el norte y los
vientos dominantes, en gran parte del año, son de noreste a suroeste.
A pesar de esos cambios, concluyó, la ciudad no crece al mismo ritmo de
antes lo cual representa una ventaja porque no se observará el crecimiento tan
marcado de las temperaturas registradas en épocas anteriores.
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