6:00 hrs. marzo 7 del 2001


Boletín UNAM-DGCS-219

 

LAS MUJERES INTEGRAN LA MINORÍA MÁS GRANDE DEL MUNDO: GRACIELA HIERRO

 

 

·        La directora del Programa Universitario de Estudios de Género dijo que las mujeres aún son consideradas ciudadanas de segunda

·        Tenemos derecho al placer y a separar la maternidad de la sexualidad

 

 

Las mujeres somos la minoría más grande del mundo, ya que representamos más de la mitad de la humanidad y tomamos conciencia de que nuestra situación no es natural, sino de opresión y de exclusión, afirmó Graciela Hierro, directora del Programa Universitario de Estudios de Género

 

En entrevista, indicó que aunque hay avances considerables, en diversos casos “las mujeres aún somos consideradas ciudadanas de segunda, lo cual significa que muchas de nuestras necesidades todavía no son tomadas en cuenta”.

 

Por ello, destacó, el feminismo constituye uno de los movimientos políticos más importantes de estos tiempos, porque cuando hacemos valer nuestra independencia y autonomía le damos una forma de liberarse a los hombres, quienes también se enfrentan a cuestiones de género que los oprimen.

 

En ese sentido, para que los hombres y las mujeres sean personas, deben ser dueños de su cuerpo, de lo contrario serían considerados esclavos de un individuo que determina qué va a hacer con ellos, señaló la especialista en estudios de género.

 

Por eso, indicó, es importante apoyar e impulsar la lucha por nuestros derechos sexuales y reproductivos, porque las mujeres queremos ser madres, pero por elección y no por imposición.

 

Asimismo, en el cuidado infantil es necesaria la participación de hombres y mujeres, porque de otro modo nos seguirán considerando madres solteras, aún cuando estemos casadas, subrayó la profesora de la Facultad de Filosofía y Letras.

 

Lo importante de estas garantías, apuntó, es que el género femenino no sólo determine qué hacer con su cuerpo, sino con su derecho al placer y a separar la maternidad de la sexualidad.

 

Para lograr un verdadero cambio, se requiere que se eduquen y tomen su vida en sus manos, lo cual significa tener conocimientos, habilidades, aptitudes y ética autónoma, enfatizó.

 

Es muy común, ejemplificó, oír decir a alguien: “yo sé muy bien lo que a ti te conviene”, mientras que en el caso de los derechos sexuales se habla de sexualidad, pero no del deseo femenino.

 

La ética del placer, explicó, consiste en que la mujer actúe de acuerdo con sus intereses, siempre y cuando con ello no produzca sufrimiento a los demás; pero, aclaró, ni la abnegación ni el sacrificio son útiles, porque sólo proporcionan sufrimiento.

 

Aunque en el ámbito laboral se han logrado algunos avances, aún no tenemos los mismos sueldos que los hombres, a pesar de realizar trabajos iguales, subrayó la doctora en Filosofía.

 

Además, abundó, todavía realizamos la doble jornada, es decir, las mujeres desde hace mucho salimos al mundo del trabajo y los hombres no se han involucrado con nosotras para ayudarnos en las labores domésticas.

 

En lo social, manifestó, poco a poco hemos adquirido personalidad propia, lo cual se refleja en que ahora ya no necesitamos de la compañía de un varón para existir.

 

Aunque ya hemos incursionado en el poder, todavía es poca nuestra participación en la política, y aquí es en donde principalmente el género femenino se enfrenta a un “techo de cristal”, por los diversos obstáculos a los que se enfrenta y que no las deja crecer, precisó.

 

En opinión de Graciela Hierro, la lucha de las mujeres debe seguir hasta alcanzar lo que ella llama “utopía feminista”, la cual se dará cuando las futuras generaciones no sepan qué es el feminismo, porque las mujeres ya gozan de los derechos que necesitan para su vida.

 

 

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