18:00 hrs. marzo 6 del 2001


Boletín UNAM-DGCS-218

 

DIFÍCIL EL DESARROLLO ECONÓMICO DEL PAÍS SIN SOCIEDAD INCLUYENTE

 

·        Blanca Ruth Esponda, del CEN del PRI, se pronunció también por respetar los derechos humanos e impulsar la educación de las mujeres indígenas

·         Necesario tomar en cuenta la condición del género femenino para lograr la equidad: Gabriela Delgado, del PRD

 

Mientras México no alcance el nivel de sociedad incluyente y armonizada en sus intereses, no podrá lograr el desarrollo económico con una distribución más equitativa del ingreso, aseguró Blanca Ruth Esponda, secretaria adjunta de la Presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

 

En el ciclo de conferencias El movimiento zapatista: una visión amplia, que organiza el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, la ex senadora señaló que el problema crucial de las mujeres indígenas se centra en el respeto a sus derechos humanos, protección a la salud, impulso a la educación para participar en la sociedad, así como apertura de espacios de representación.

 

Su condición, abundó, es de marcada marginalidad, toda vez que el analfabetismo entre los hombres indígenas es de 30 por ciento, en tanto que en las mujeres es del 48.1 por ciento; a la escuela asisten 73 por ciento de ellos y 67 por ciento de ellas; mientras que 28 y 45.8 por ciento, respectivamente, no tienen instrucción primaria.

 

“Es decir, la marginación de las mujeres equivale al doble de la que experimentan en la vida cotidiana los varones indígenas”, añadió Ruth Esponda.

 

Reconoció que en relación con esa problemática, su partido perdió vigencia, porque muchos de sus dirigentes se anquilosaron y dejaron de ver cómo la sociedad se transformaba, por lo cual dejó de tener las respuestas más apropiadas.

 

Asimismo, recordó que en 1989 se suscribió el Convenio Internacional 169 sobre Derechos y Cultura Indígena de la Organización Internacional del Trabajo, que es “el instrumento más poderoso para reivindicar y proteger los derechos de los pueblos y comunidades”.

 

Ese documento, explicó, sirvió de inspiración para que el PRI impulsara la reforma al artículo 4° Constitucional, donde se ampliaron sus garantías y se reconoció el derecho a la cultura propia. Sin embargo, “esta garantía es insuficiente, como lo demuestra la insurrección zapatista”, subrayó.

 

El Convenio -ratificado por México en 1991, está plasmado en los Acuerdos de San Andrés y en la iniciativa de la Comisión de Concordia y Pacificación- garantiza el respeto a sus costumbres y autonomía para ser interlocutores con el resto de la nación.

 

“Por ello el PRI respalda íntegra y cabalmente todas las demandas del movimiento zapatista, en la medida en que están contenidas en el convenio 169”, dijo la ex legisladora.

 

Calificó a la sociedad de “cínica e hipócrita” porque, explicó, si bien la Constitución establece que todos somos iguales ante la ley, en la práctica no los somos; se establecen los derechos universales, pero no se aplican y existe un sistema jurídico sujeto a desviaciones, por lo cual es indispensable articular el texto de la ley acorde con la realidad.

 

En tanto, Gabriela Delgado Ballesteros, subsecretaria de Asuntos de la Mujer del Partido de la Revolución Democrática (PRD) advirtió que si las mujeres indígenas no participan en la toma de decisiones en sus comunidades, municipios y estados, “el mundo no cambiará”.

 

Este género femenino, indicó, necesita que se tome en cuenta su condición en la diferencia biológica, social y cultural, a fin de alcanzar la equidad.

 

Refirió que a pesar de que las mujeres indígenas tienen un derecho igualitario ante las leyes, sus condiciones de vida determinan que la aspiración de igualdad en la diferencia no exista.

 

Delgado Ballesteros consideró que su nivel de vida obedece a cuestiones políticas, de aquí la necesidad de modificar los parámetros de acción en el ámbito político.

 

 

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