Boletín UNAM-DGCS-165
LA POBREZA DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS REFLEJA
INJUSTICIAS ACUMULADAS Y LA URGENCIA DE RESPUESTAS
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Al participar en la mesa
Neoindigenismo y zapatismo: política de indios en el gobierno de Vicente Fox,
Xóchitl Gálvez Ruiz destacó que el 44.27% de la población
indígena es analfabeta
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En la FCPyS indicó que el
indigenismo es la respuesta institucional a las demandas y necesidades de esos
pueblos y una forma de saldar la deuda contraída a lo largo de más de cinco
siglos
En este inicio de siglo, la pobreza entre los
pueblos indígenas adquiere un carácter dramático y refleja tanto las
injusticias acumuladas como la urgencia de una respuesta del nuevo gobierno,
afirmó Xóchitl Gálvez Ruiz, encargada de la Oficina de Representación para el
desarrollo de los Pueblos Indígenas del Gobierno Federal.
Señaló que los indígenas concentran los índices
más elevados de marginalidad y “sus regiones conforman lo que se ha denominado
el espinazo de la pobreza de este país”.
Al participar en la mesa redonda Neoindigenismo y zapatismo: política de
indios en el gobierno de Vicente Fox, realizada en la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales (FCPyS), Gálvez Ruiz destacó que el 44.27 por ciento de la
población indígena es analfabeta; además, tres cuartas partes de los indígenas
no concluyen su educación básica inicial.
Asimismo, puntualizó, la prevalencia a algún
grado de desnutrición entre ellos es del 53 por ciento y la cifra de mortalidad
infantil se eleva a 48.3 por cada mil que nacen vivos.
Bajo este contexto, señaló, el indigenismo podría entenderse como la respuesta
institucional a las demandas y necesidades de los pueblos indígenas del país y,
en ese sentido, “podríamos considerar que vivimos un momento inédito. Hoy podemos empezar a saldar la deuda que
nuestro país ha contraído con los indígenas a lo largo de más de cinco siglos”.
En ese sentido, indicó, el neoindigenismo, como
lo han bautizado para este foro, está en construcción y depende en gran medida
en las propuestas que esos pueblos, como actores interesados, puedan formular
para construir un nuevo marco de relación entre ellos con el Estado nacional, y
con la sociedad.
Buena parte de las posibilidades que hoy
existen para hacerlo se deben a las movilizaciones y las luchas de los propios
pueblos indígenas, manifestó Gálvez Ruiz.
“Entre
ellas, sin duda, juega un papel definitivo el proceso de neozapatismo en
Chiapas, con el EZLN a la cabeza, el cual recoge los reclamos por justicia y la
esperanza de los pueblos indígenas”, así como las demandas ineludibles de
respeto a usos y costumbres, y la igualdad de oportunidades”, recalcó.
En su oportunidad, Araceli Burguete, del Centro
de Investigaciones de Estudios Superiores en Antropología Social, consideró que
una de las demandas fundamentales del movimiento indígena en América Latina es
el reclamo de la desaparición del indigenismo y la sustitución de éste por una
política india.
Dicha política, abundó, tiene como requisito
que debe ser realizada por y para los indígenas. “Lo más relevante es que las
políticas públicas se realicen desde una visión india, a favor de los derechos
de los pueblos y no bajo los intereses del Estado”.
Por ello, subrayó, es altamente significativo
que dirigentes indígenas sean los responsables de la política en materia
indígena, en el Estado. Sin embargo, preguntó, ¿es esto suficiente? ¿basta que
los actores indígenas se incorporen al gabinete para cancelar el indigenismo?
¿cuál es el margen de maniobra que realmente pueden tener los dirigentes
indígenas en la coyuntura actual y en
el modelo de Estado nacional vigente?.
Lamentablemente, respondió, la desaparición del
indigenismo no será, como ingenuamente lo pensábamos en el pasado, resultado
causa-efecto, del hecho de que los operadores de esas políticas sean indígenas.
“Se necesita mucho más que eso”.
En primer lugar, dijo, se requiere de un
amplio margen de maniobra legalmente establecido, que faculte a los pueblos
indígenas y a las instituciones a ser ellos los conceptualizadores y operadores
de sus propias políticas, desde una visión india y a favor de los intereses de
los pueblos indios y no de los gobernantes.
Finalmente, José del Val, director del
Instituto Indigenista Interamericano, consideró: “sería una desgracia que después
del proceso jurídico constitucional que se vive en México, el indigenismo
tuviera la capacidad camaleónica de reconstruirse y reubicarse en la estructura
del Estado Mexicano como una política de atención sectorial a los pueblos
indígenas”.
En ese sentido, el indigenismo es una política
de Estado cuya característica esencial es que el gobierno establece una
relación con un sector de la población, al cual ve como objeto de sus
políticas, sean éstas integrativas, participativas o de transferencia de recursos
Eso sería convertir a los pueblos indígenas en
objetos y definir una estructura para que ellos se autorepresenten y ubicarlos
en la estrategia del Estado, precisó el etnólogo.
Por ello, en este momento, lo más importante es
reconocerlos g/mo sujetos políticos pg%nos. Entonces, la relación que debe
establecer el Estado con ellos no es de políticas, sino de cumplimiento de
derechos constitucionales, concluyó.
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