15:00 hrs. Febrero 19 del 2001


Boletín UNAM-DGCS-157

INMINENTE, LA TRANSFORMACIÓN DE LA UNAM: RUY PÉREZ TAMAYO

 

·        El profesor emérito de la UNAM llamó a enfrentar el cambio con prudencia, sin miedo ni timideces  

·        Inconcebible el humanismo sin las ciencias: Pablo González Casanova

·        El posgrado debe ser espacio de reconjugación del humanismo: Daniel Cazés

·        Participaron en las Jornadas Académicas del Posgrado que se realizan a partir de hoy y concluirán el 27 de febrero

 

Transformar a la UNAM no sólo es urgente, sino inminente, dijo el profesor emérito Ruy Pérez Tamayo, quien llamó a enfrentar el cambio sin miedo ni timideces disfrazadas de nostalgia, pero con prudencia.

 

Al participar en la sesión inaugural de las Jornadas Académicas del Posgrado –que se realizan a partir de hoy y concluirán el 27 del mes en curso- agregó: Se trata de que la institución cumpla, cada vez mejor, con sus funciones de servicio a la sociedad mexicana.

 

El catedrático universitario señaló que considerar a la Universidad Nacional como una institución más de educación superior del país es un error,  “que sólo se explica por el grado de ignorancia sobre la realidad nacional casi incompatible con la supervivencia de los que lo cometen, o por intenciones claramente negativas dirigidas en contra de la UNAM”, precisó.

 

En el acto, efectuado en la Unidad de Seminarios “Ignacio Chávez”, Ruy Pérez Tamayo aseveró que la acumulación de la inmensa riqueza cultural de esta casa de estudios y su amplia complejidad de funciones no han sido gratuitas; también a lo largo de su historia acumula problemas y rezagos.

 

Su inmenso tamaño, abundó, le ha impuesto tareas que no le corresponden y la ha convertido en un apetecible botín político, aseguró el profesor emérito Ruy Pérez Tamayo.

 

En este contexto, refirió que la Universidad Nacional ha sido criticada porque en su proyección social rebasa con mucho el perfil de otras instituciones académicas, nacionales y extranjeras, que limitan sus acciones a la docencia y a la investigación sin preocuparse de la difusión cultural.

 

Lo anterior no importa, porque esta casa de estudios nunca ha intentado y no debe intentar justificarse al copiar modelos que tuvieron más o menos éxito en otros tiempos y en otras culturas, puntualizó.

 

Pérez Tamayo describió las tres características de la UNAM que la colocan en un plano cualitativamente distinto y superior: su carácter normativo de la educación a escala nacional, ya que sus distintas carreras y programas se adoptan como modelos en todas las universidades e institutos de enseñanza superior; su extensión geográfica cada vez más amplia dentro del territorio nacional y la amplitud de sus actividades académicas y culturales.

 

Con el posgrado, continuó, la Universidad Nacional marcó nuevos rumbos a la enseñanza superior: estableció que la diferencia entre las escuelas capaces de educar buenos técnicos y profesionistas en las distintas ocupaciones que necesita la sociedad, y la verdadera universidad, es el compromiso de que además de cumplir con sus obligaciones docentes, se ocupa también de albergar y estimular la generación de nuevas propuestas artísticas, desarrollar investigación original y divulgar las manifestaciones de la cultura.

 

En su oportunidad, el ex rector Pablo González Casanova al señalar el problema de la comunicación y el vínculo entre las ciencias y las humanidades, dijo que no es concebible el humanismo sin su relación con las ciencias. Por ello, en la actualidad muchos autores y filósofos plantean a la comunicación como un problema de conocimiento.

 

La sociedad del conocimiento se basa en el desarrollo de las comunicaciones, estrechamente vinculadas a las nuevas ciencias, indicó luego de señalar que el lenguaje políticamente correcto es una de las formas de ejercer presión para que no se traten determinados problemas y no se establezcan relaciones específicas.

 

Lo anterior, aseveró, nos conduce a problemas graves en relación con los recursos naturales y la vida misma, por lo cual se requiere cambiar el rumbo.

 

“Tenemos la tecnología para un mundo feliz, empero falta la estructuración de los intereses generales que permitan construir matrices, modelos, sistemas autoregulados y adaptativos que respeten los valores humanos”, concluyó.

 

A su vez, el director del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH), Daniel Cazés, dijo que el posgrado debe ser espacio de reconjugación del humanismo, en donde no hay distancias insalvables entre las especialidades, pero además, se pueden establecer puentes intelectuales, coincidentes y políticos que acerquen a las disciplinas.

 

Daniel Cazés manifestó que en esta época en que el posgrado parece ser una conjugación de la devaluación de las licenciaturas, es indispensable revalorar ese nivel de estudios.

 

“La interdisciplina, como primer paso, debe ser una indisciplina y tiene que buscar trascender las fronteras tradicionales de lo que se busca como disciplina”, acotó.

 

 

 

 

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